PLACA HOMENAJE al genial e ilustre cantaor JUAN PEÑA EL LEBRIJANO

“La lluvia es la música de Juan que emana de lo Divino” y el jardín es “el legado cultural que Juan el Grande nos ha dejado”

El hombre que sueña vive y el que no vuela se muere. La pasada noche del 13 de julio, Lebrija le rendía homenaje a Juan Peña el Lebrijano, en el segundo año de su ausencia, porque el gitano rubio de ojos azules jamás se irá, su música sigue sonando en nuestros corazones y sus melodías hacen eco en todo nuestro ser para inundarnos de luz.

Familia y amigos nos reunimos en celebración en su memoria, entre los cuales estaban por supuesto sus hijos Juan y Ana muy emocionados y que lloraban lágrimas de cera. También su hermana Tere Peña mostraba expresión de tristeza y dolor. Su hijo Juan decía: “El mayor reconocimiento es el corazón que ustedes ponéis a él”.

 

A MODO DE SEMBLANZA

Juan Peña debutó a finales de los 60 en los principales festivales de la época. Dos nombres apadrinaron sus inicios: La Niña de los Peines y Antonio Mairena. Después llegaron los grandes éxitos, como La palabra de Dios a un gitano (1972) y Persecución (también en 1972) con matices sociales y literarias, disco en el que participó el poeta Félix Grande, y cuya materia era el convencionalismo de la raza blanca con el trato de la raza gitana en aspectos socioculturales. Además hay un tema del disco en particular en el que deja claro su total desacuerdo del absolutismo de los Reyes Católicos, referente a la expulsión por parte de éstos del último reino nazarí.

Fue el primer flamenco que abrió el Teatro Real de Madrid, y que además llevó el flamenco por todas la universidades de Andalucía. Esto último es verdaderamente enriquecedor, sobre todo para las nuevas generaciones, porque detrás de cada melodía, de cada letra, de cada sentir hay una historia, y el pueblo gitano la tiene, gracias a ciertos indagadores que la hacen cada vez más extensa.

En 1997 el Ministerio de Cultura le otorga la Medalla de Oro al mérito del trabajo, más de treinta discos publicados y ninguno de ellos con ninguna similitud, todos con un sello autóctono pero único, sublime. Gran ortodoxo de la literatura, incluyo textos de Manuel Machado, Caballero Bonald, y heterodoxo en la música, por su constante creación de nuevas melodías.

Acercó la música occidental a la oriental con un disco llamado Encuentros donde se unió con la orquesta Andalusí de Tánger, con el deseo de descubrir las raíces árabes del flamenco. Posteriormente grabaría Casablanca o Puertas Abiertas en donde colabora con el violinista marroquí Faiçal.

El álbum Cuando el Lebrijano Canta se moja el agua es una frase que le dedicó García Márquez. Los textos son de un poeta de Huelva y que están basado en los cuentos peregrinos del escritor. Los textos de Casto Márquez recibieron el visto bueno del Nóbel.

RECUERDOS DE MI TÍO JUAN

Recuerdo un día que estuve en su casa de pequeña, y él ensayaba con los músicos marroquíes. Yo me senté a un laíto de la habitación sin querer molestar, y descubrí por primera vez que la música despierta los mismos sentimientos que el amor, pero no solo eso, sino que me pareció un director de orquestas.

Muchos años después, hace 3 años aproximadamente, estuve en una de sus últimas entrevistas que le hizo Manuel Martín. Él mencionó su deseo de haber sido director de orquesta, me dieron ganas de gritar y decirle: “es lo que has hecho toda tu vida, tienes una orquesta en tu cabeza”, pero la prudencia ganó a mi deseo.

Su trayectoria fue mucho más extensa, pero le dejaré a los iniciados parte del enigma de esta gran estrella, para que vayan descubriendo su luz, aunque realmente el verdadero misterio está en su procedencia. Y eso es precisamente lo que nos hace sentir y soñar.
Nuestro Juan el Grande voló y soñó, de ahí tantísima creación, fue un erudito del flamenco y de la innovación, con un sello tan personal que como él no habrá dos.

Tal día como ayer hace 2 años, se revolvieron todos mis adentros. Yo siempre decía a mi madre: “mamá, el tío Juan me gusta hasta entonando”, y después de la noticia la letra que se me vino a la cabeza fue: “Que aburrida es la lluvia/ que jardín tan vacío” (pensando que sin él, el mundo del flamenco se quedaría desamparado). Y a continuación sentí una profunda tristeza. Pero después pensé que no era muerte, solo ausencia, y cambié el sentido de la letra: “la lluvia es su música que emana de lo Divino”, término al que él hace referencias en muchas de sus letras, y olvidé la expresión aburrida, el jardín es todo el legado musical y cultural que nos ha dejado.

Ahora, en el Callejón de las Monjas surgirá una simbiosis entre el rezo en silencio de las hermanas, que para mí es un canto, y su letra: “Yo me llamo Juan de la Santa Trinidad, hijo de Bernardo y de María, soy gitano rubio y en mis ojos llevo el azul del cielo de Lebrija”. Juan para siempre.

Flamenco

PLACA HOMENAJE a Juan Peña El Lebrijano, julio de 2018

José Valencia nos brindó una noche de las de cante grande

El espectáculo CON JERARQUÍA estaba dirigido musicalmente por Manuel de Paula y su conocimiento brilló de principio a fin

El público se puede poner en pie por diversos motivos. Porque el artista sea más o menos conocido o porque esté cantando uno de sus éxitos más populares. Anoche, primera de la 53 Caracolá, el público se puso en pie porque se estaba cantando bien. Pero bien como nunca, una sensación se fue apoderando de todo el mundo: esta noche no se parece a ninguna.

José Valencia ofreció en el patio del convento de Santa María de Jesús, un lugar que desde la entrada sobrecogía, un espectáculo dirigido musicalmente por la mano (y la cabeza) del cantaor lebrijano Manuel de Paula. Una tarea difícil, con letras nuevas del Nene de Jerez, metidas a compás en los cantes principales de la tesoreria gitana. Y alguna que otra repesca de los cantes del propio Manuel de Paula. porque todo el mundo habla de la seguiriya, no tiene discusión:

A la sombra me pongo / y el sol no me deja /
a la sombra me pongo / y no me refresca.
Voy a la fuente / como voy todo sediento / su chorro se seca.
 

Pero esta casa vibró con el final por bulerías, cuando empezó a sentirse el compás por Lebrija y el romance no era un romance cualquiera. Tenía eco de los antepasados, los ancestros, esa memoria del pueblo gitano que se pasa de unos a otros y que ha encontrado en estos dos artistas lebrijanos un eslabón fundamental.

José Valencia estuvo soberbio, está en toda su plenitud. La guitarra de Juan Requena le suma y lo comprende. La aportación de Dani Bonilla en los coros abandolaos preciosa y el soniquete más lebrijano el de Manuel Valencia y Juan Diego Valencia.

Os dejamos un álbum de la noche de José Valencia en la 53 Caracolá Lebrijana:

Hemos hablado con… RYCARDO MORENO de su espectáculo en la 53 Caracolá

El primer disco del guitarrista lebrijano se llama VAREKAY que en romanó quiere decir EN CUALQUIER LUGAR

Rycardo Moreno nos cuenta que ha reunido en este espectáculo distintos momentos musicales de su vida en una “autobiografía sonora” creada expresamente para la LIII Caracolá Lebrijana de este 2018.

Flamenco

Los niños de Fray Juan_Fotografía de José Vicente Resino

Los primeros recuerdos musicales unidos al cante de su abuela Pepa en una boda gitana, un cante improvisado, un sonido milenario. Todavía de niño, con el oído puesto en las grandes figuras cantaoras que frecuentaban el bar de su familia en el Barrio Nuevo. Las primeras clases de guitarra de mano del Maestro Penaca y la época fructífera de los niños y niñas con Fray Juan alrededor de la fiesta flamenca. Precisamente el espectáculo, titulado “Mi Esencia”, se va a desarrollar en el patio de San Francisco, donde se reunían estos menores con un sentido musical privilegiado. Rycardo Moreno abundará sobre su esencia con cantes propios de esta tierra, como la bulería que aprendió de Antonio Jero en Jerez y la soleá que dedica a su abuelo Moreno.

Y después viene el salto, el camino nuevo. El oído puesto en Lole y Manuel, en Paco de Lucía y en Camarón. El sonido que atrapa al joven guitarrista.

Rycardo Moreno viaja a Nueva York y allí cambia como persona y como artista. Su música se va enriqueciendo con sonidos de otras tierras y también va cogiendo contenido, mensaje, nada se hace en vano. Se rodea de buenos músicos con mucho swing o mucho compás, da igual, y en Lebrija graba el disco Varekay (que en romanó quiere decir En Cualquier Lugar) con composiciones gestadas en Nueva York.

Rycardo Moreno está en un proceso creativo sin límites, cuando en una actividad solidaria con Siria improvisa y compone su “Sueñan en Alepo” que da paso a otra etapa, en la que pone música a textos del escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Toda una expectación ante el espectáculo “Mi Esencia” con la siguiente ficha artística:

ESPECTÁCULO MI ESENCIA
Dirección artística: Rycardo Moreno (guitarra, composición y arreglos).
Colaboración especial: José Maldonado.
Al cante: Juanfra Carrasco y Manuel Bujo.
Tecladas: Tony Moreno.
Al baile: Tomás Moreno.

 Programación completa de la 53 Caracolá, pincha aquí.