Una conferencia ilustrada recuerda a Juan Peña y su inmersión en la música árabigo andaluza
Cada Caracolá nos brinda una oportunidad de conocer un poquito más a Juan Peña El Lebrijano. En esta 58 edición se ha ahondado en la faceta musical que revolucionó (de nuevo) el mundo del flamenco, sus inmersiones en la música arábigo andaluza. Se trata de una conferencia ilustrada a cargo del periodista Alfonso García acompañado de miembros de la Orquesta Andalusí de Tánger con la que Juan Peña grabó los discos fundamentales de Encuentros (1985) y Casablanca (1998), entre otras producciones.
Alfonso García comenzó diciendo que Juan Peña era un buscador nato que se interesaba siempre por otras culturas. Así, llegó a viajar más de 80 veces al país vecino de Marruecos para conocer a unos músicos que llegó a traerse a su casa-chalet de Lebrija. Un formato distinto de conferencia, en la que se intercalan los temas musicales con al voz de la jerezana Lela Soto y los músicos árabes encabezados por el violinista Faiçal Kourrich.
Esta conferencia ilustrada ha sido dirigida musicalmente por el guitarrista y productor Pedro María Peña, que acompañó a El Lebrijano desde su juventud más temprana. Así lo relataba en la Plaza del Mantillo, donde contaba su relación con su tío Juan Peña: “empecé a acompañarlo en un formato de grandes conciertos gracias a lo cual aprendí producción, que es a lo que después en parte me he dedicado”.
Continúa su sobrino, hijo de Pedro Peña Fernández: “cantaores hay muchos, creadores muy pocos. Mi tío Juan era recreador porque todo lo que cogía lo mejoraba”. El joven Pedro María fue testigo de ensayos e improvisaciones con la Orquesta de Tánger: “Estaban muy sobrados, eran todos grandes maestros y se improvisaba muchísimo” porque todos conocían bien lo que hacían.
Sobre este tema de la fusión de dos músicas habló Casto Márquez, amigo personal de El Lebrijano y colaborador en muchas de sus obras: “hoy día se le llama fusionar a cualquier cosa, y fusionar es más difícil, es mezclar los compases, eso no lo hace nadie”. Casto Márquez lleva a gala haber colaborado en el magistral álbum de Lágrimas de Cera, también con un componente de música andalousí menos conocido. “Juan tenía la cabeza llena de música, hizo cosas que no había hecho nadie como lo de las voces búlgaras; como persona era un ser luminoso, le daba por las mañanas gracias al mar, muy inteligente y muy generoso. Como músico excepcional, un genio”.
Intervino en la conferencia Faiçal Kourrich, que llegó a Andalucía de la mano de Juan Peña para una grabación de una semana y “todavía estoy aquí”. Faiçal recuerda las noches de estudio “montando Las Galeras” y dice que “Juan tenía una forma diferente de pensar y de enfocar la música”. Continúa: “Cuando llegué de Marruecos, yo pensaba que lo sabía todo, y Juan me hizo buscar en mi propio bagage cultural y recuperar ocsas para utilizarlas de nuevo”. Aquellos ensayos interminables en casa de El Lebrijano debieron ser memorables y festeros: “Juan se preocupaba de nosotros y nos hacía sentir como en nuestra casa. Me trataba como a un hermano”.
Juan Peña y Faiçal Kourrich tienen un disco llamado Puertas Abiertas (2005): “Todo empezó de una manera y fue cambiando conforme íbamos avanzando. Juan me dejaba tocar y terminó siendo un disco compartido, un disco de los dos”.
En la parte musical intervinieron también los músicos árabes Amine Tailassane, en la voz y el laúd; y Jouad Jaidi, en la percusión; además de las palmas y coros de Sergio Aguilera y Pedro Peña jr. Para el músico Amine “con El Lebrijano todo fluye, la música sirve para unir a las personas”. Juan Peña les infundía confianza porque les dejaba hacer: “nos decía continuamente que tocáramos, que improvisáramos, adelante”.
Lela Soto interpretó, junto a la guitarra de Pedro María peña y el acompañamiento andalousí, varios de los temas más conocidos de Juan Peña en estos discos grabados con la Orquesta de Tánger, como el propio Vivir un cuento de hadas o Dame la Libertad, además de una magnífica interpretación del himno Gelem Gelem de los giranos.