ANTONIO ZOIDO nos visita en Lebrija y participa del 50 aniversario del Teatro Estudio Lebrijano 1966 – 2016
La década de los años 70 es pura transición. De los últimos años del franquismo a las incipientes instituciones democráticas. Un salto que conlleva, no solo la apertura democrática en la escena política, sino un cambio de paradigma a nivel social y cultural en el que Lebrija jugó un papel fundamental en la configuración de la nueva Andalucía.
#50AñosTeatroLebrijano_Antonio Zoido
Antonio Zoido, escritor y ex-militante del Partido de los Trabajadores de España, lo relata en su artículo Orto y ocaso del SOC publicado en El País en 2013: líderes jornaleros como Gonzalo Sánchez “Patota”, encabezan un movimiento anarquista que reivindica, en primer lugar el reparto de tierras, y después nada menos que el empleo comunitario. Ayuntamientos como el de Lebrija, con gobierno del PTA en las primeras elecciones municipales de 1979, son los primeros en hacer las listas de empleo comunitario y encabezan las exigencias de la autonomía andaluza por el artículo 151 de la Constitución.
Las ocupaciones de tierras por parte del Sindicato Obreros del Campo (SOC) en 1978 tiene mucho de puesta en escena y consiguen ocupar las principales portadas de los periódicos nacionales. Se trata de una revolución ética, pero también estética, que no por casualidad se fragua en estas tierras del Bajo Guadalquivir.
Jornaleros en Andalucía_Lebrija, 1968
Unos años antes de la constitución de las primeras Comisiones de Jornaleros, surge en Lebrija un movimiento cultural de una “pureza revolucionaria” que nos explica directamente Antonio Zoido en una de las reuniones convocadas para la conmemoración de los 50 Años de la creación del Teatro Estudio Lebrijano en 1966.
#50AñosTeatroLebrijano_Foto Mario Fuentes
“El Teatro Lebrijano busca una nueva estética que revoluciona la escena clásica de la tragedia griega”, explica el gran erudito, partícipe directo de aquellos años que cambiaron el rumbo de la historia. “Y en esa búsqueda ética y estética, en la búsqueda de la pureza revolucionaria, conecta con el flamenco”, confirma Antonio Zoido.
Juan Bernabé y sus colegas del mundo de la cultura teatral, como José Monleón, se dan cuenta de que el flamenco puede ser entendido de muy diversas maneras y “se dan cuenta de que lo revolucionario es precisamente el flamenco”. Así entra el flamenco en escena y contribuye a esa revolución estética que trasciende el mundo cultural. También “la ocupación de las fincas tiene una épica que conecta con el teatro en la calle del Teatro Lebrijano, la lucha jornalera puede ser entendida como un gran teatro que conecta con el público en plena calle”, nos comenta Zoido.
No son hechos aislados ni localizados exclusivamente en Lebrija. La Cuadra heredó directamente del Teatro Lebrijano con Quejío esta estética trascendental. El teatro independiente revisaba los conceptos dramáticos y en esos años florecen otras experiencias como el Esperpento, el Grupo Laboratorio, el Teatro Algabeño o el grupo Tabanque solo en la provincia de Sevilla…
Pero en Lebrija hubo un preludio, en vísperas de los años 70, en el que pudieron coincidir, en alguna de esas plazas en las que representaba sus obras el Teatro Lebrijano, un líder jornalero en la clandestinidad (Gonzalo “Patota”); un dramaturgo comprometido con las libertades (Juan Bernabé), y la mirada de un niño (Manuel Valencia Carrasco), que no se perdía las representaciones y pocos años más tarde participó también de esa estética rompedora con las creaciones flamencas que desarrolló en su juventud. Como este disco, Romance de Manuel Justicia, que tendremos la oportunidad de conocer mejor en estas páginas de LebrijaFlamenca.com
Romance de Manuel Justicia_Manuel de Paula – Fotos de Mario Fuentes – Textos de Antonio Atienza
Esto convierte a Lebrija en escenario de “uno de los elementos más singulares de la transición andaluza a la democracia”, parafraseando al mismo Antonio Zoido.