La vida de Carmen del Lata es un ejemplo de las vidas de muchas mujeres andaluzas y gitanas… discurso de Araceli Pardal en el Día del Pueblo Gitano Andaluz 2019
La vida de Carmen Hernández o Carmen del Lata es un ejemplo de las vidas de muchas mujeres andaluzas y de muchas mujeres gitanas, que han tenido que trabajar duro para sacar adelante a su familia en tiempos difíciles. Carmen ha trabajado en el campo y en muchas casas de Lebrija, lavando, cosiendo, blanqueando, lo que hubiera que hacer para dar de comer a sus 12 hijos.
Lo que hace a Carmen del Lata una mujer especial, es que todo esto lo ha hecho siempre sin perder la alegría, o mejor dicho, sin perder su age o su gracia. Allí donde llamaban a Carmen y a su marido, allí estaban ellos, bailando por sevillanas, o haciendo un poquito por bulerías para satisfacer al personal.
Y es que a Carmen del Lata le ha gustado mucho bailar. Esa es en realidad su vida. Carmen se expresa bailando y así reivindica su lugar en el mundo, como tantos gitanos y gitanas. La vida es muy larga y Carmen va a cumplir el próximo año 90 años, y aunque haya pasado por circunstancias muy difíciles el baile es su manera de decir, ésta soy yo: gitana de Morón, que renuncié a todo por formar una familia junto a mi marido. Muy querida en Lebrija, entre gitanos y gachós, y merecedora de este homenaje que le da su pueblo, las asociaciones gitanas, y también todo el pueblo de Lebrija, que la reconoce y la quiere como una mujer luchadora y simpática que siempre ha sido amable con los demás.
BIO DE CARMEN
Empecemos por el principio. La familia de Carmen Hernández Gómez es de Morón. Familia ejemplar gitana, su padre era tratante de ganado. Como en esto del flamenco no para una de aprender, resulta que el apellido Gómez en Morón es un apellido gitano, y Gómez es por ejemplo la bailaora Juana Amaya y parte de la familia de Diego del Gastor. La familia de Carmen se viene a vivir a Las Cabezas, por motivos de trabajo, porque se ganaba un buen dinero con las bestias en aquellos tiempos, y en Las Cabezas disfrutan de una posición acomodada. Dice ella que de joven era feílla pero muy graciosa. Pero eso no es verdad, porque Carmen ha tenido siempre muy buenas hechuras y mucho estilo, lo que pasa es que eran cinco hermanas y a cual más guapa.
Lo cierto es que sería por su gracia, pero a Carmen no le faltaban pretendientes de jovencita. Quiso el destino que se cruzara en su vida Benito el Lata. Tenía mi mismo genio, nos dice Carmen con brillo todavía en sus ojos. Y se la trajo para Lebrija. La robó, diríamos en el relato de las familias gitanas de entonces. Pero no fue realmente así porque Benito convenció previamente a sus suegros de que se querían y frente a eso, el amor no tiene barreras. No hubo boda, o sí la hubo, a la manera tradicional gitana, y Carmen se hizo lebrijana hasta estos días.
En la familia de Benito también hay referentes de cante gitano. Su abuela Manuela el Negro cantaba bien y hoy alguno de sus hijos y nietos cantan por ella. Lo de la transmisión del cante de generación en generación no es un invento. Es la verdad más pura del flamenco. Las familias gitanas son las responsables de que el cante permanezca vivo hoy y son las que tienen el mérito del origen y de la esencia del cante gitano andaluz.
CARMEN Y LOS ESCENARIOS
Y ahí está la otra historia, la de Carmen del Lata y los tablaos o los escenarios donde estuvo rayando la profesionalidad. Carmen ha subido a multitud de tablaos. Primero los de su pueblo. Carmen es una tremenda crucera. Como a muchas mujeres de Lebrija le encantan las cruces de Mayo. El otro día se acordaba de la cruz de la escuela de la Cárcel. No hay muchos gitanos y gitanas que presuman de bailar bien las sevillanas. Sin embargo, las cruceras de este pueblo mantenemos en la memoria la gracia corralera de José Vargas el Viá y de Carmen la del Lata por las calles de Lebrija.
Carmen ha recibido multitud de premios por sevillanas. Ha estado bailando en ciudades como Barcelona, Madrid, Sevilla o Jerez. Ha triunfado también en muchos platós televisivos, como los de canal sur televisión. En el extranjero, ha bailado en Francia, acompañando a las Corraleras de Lebrija con la guitarra de Pedro Peña. Ha bailado también por rumbas y por bulerías. De Valencia recuerda haberse traido un premio por rumbas. Carmen baila con gracia, con un especial braceo que la caracteriza. Rastreando el pie, nos dice ella, hasta que me enfrentaba.
Para Carmen, como para muchas familias de gitanos andaluces, el baile es una expresión. No necesariamente una expresión de alegría ni de dolor, sino una manera de estar en el mundo. Una manera de expresar su identidad, su forma de ser gitana y flamenca. Es una forma también de agradecimiento. Por eso Carmen del Lata se merece este homenaje. Porque con él, le estamos devolviendo toda una vida de amabilidad y de cortesía de Carmen del Lata con su pueblo. Con el colectivo gitano y con el pueblo de Lebrija.
BIUTIFUL
Hay un episodio en la vida de Carmen que es menos conocido. Muy poca gente sabe que Carmen ha participado como actriz en una superproducción. Una película que se grabó en Barcelona y que fue nominada a los Óscar de Hollywood. Carmen del Lata ha compartido pantalla con Javier Bardem, uno de los grandes del cine español. Carmen se portó como una buena profesional, hizo lo que le decían, tenía frase en la escena que grabó a las órdenes del director mexicano tan admirado a nivel internacional Alejandro González Iñárritu. En una entrevista al director de la película, decía que en una Barcelona con muchas miserias, con pobreza y marginación, él había querido mostrar la belleza.
Esa ha podido ser la vida de Carmen. Una vida llena de esfuerzo, de momentos difíciles, de trabajo duro. Pero una vida en la que ella siempre se ha mostrado alegre y amable con los demás. Biutiful quiere decir bella. Carmen es la bella gitana, bella por dentro y bella por fuera. Merecedora de este reconocimiento que le brindamos hoy su familia y sus paisanos de Lebrija.