El baile coge fuerza atronadora con Farruquito acompañado de Juana Amaya y su hijo Juan sobre el escenario
Juan Fernández Farruquito se rodea de su gente en el Tacón Flamenco de Utrera y protagoniza, en el escenario del Teatro Enrique de la Cuadra, momentos de gran emoción junto a la bailaora de Morón Juana Amaya y su hijo Juan.
“La mejor herencia que me ha dejado mi padre son sus amigos”, dice emocionado sobre las tablas, mirando el busto que durante toda la semana ha homenajeado a Juan Fernández Flores El Moreno en un festival flamenco que prima el baile, respeta el cante y en esta ocasión, ensalza también la guitarra con la participación magistral de Tomatito.
Pero vayamos por partes. No se puede empezar mejor que con un duelo de titanes. Farruquito y Juana Amaya se baten queriéndose sobre las tablas. Se oye la voz del bailaor entre tacones: “olé las que bailan bien de verdad”. Y ella lo contempla también ensimismada. Se hace corto pero de tan intenso satisface al público.
El espectáculo no tiene hilo conductor más que el del arte natural. Las transiciones se hacen largas aunque se compensan con el buen hacer de Pepe de Pura, Antonio Zúñiga y El Pechuguita que con una tanda larga de abandolaos justifican la espera. El siguiente momento grande viene por alegrías, cuando Farruquito le baila más al cante. Atiende a uno por uno y en medio metro cuadrado demuestra que también baila parado.
Nos salimos del territorio y la Andalucía oriental llega en las manos de Tomatito y su guitarra experimentada, que se hace acompañar del Morenito de Íllora, con otros aires por tangos y un remate por bulerías.
Qué bueno lo de cambiar de aires para volver ya por derecho al corazón de una familia que no escatima en arte, herederos de una forma de bailar, que comporta todo un protocolo heredado de saber estar que ya tiene sobrado el hijo Juan de Farruquito. Como dos gotas de agua o como almas gemelas, se pasean sobre el escenario orgullosos de linaje. Los mismos desplantes, el mismo braceo, el taconeado y el compás para bailar gitano. El mismo genio y del público sobresale un grito: “Te como el corazón, su madre”. Una pelea de gallos, un duelo a compás, un momento para la historia, el teatro se viene abajo con el niño Moreno que ha heredado el nombre de su abuelo.
El fin de fiestas nos regala más momentos improvisados, como la pataíta descalza de Nazaret Reyes, la hija de Juana Amaya, y otros dos minutitos de la bailaora de Morón que se agradecen. Las niñas de Farruqito también comparten escenario junto a toros familiares y termina así otro de los días que el Tacón Flamenco de Utrera ha programado para homenajear a El Moreno.
Reportaje de fotos de Araceli Pardal