Antonio Reyes y Farruquito protagonizan la última noche de la Caracolá Lebrijana en la Plaza del Mantillo
Antonio Reyes nos dejó su impronta, ¡qué manera más dulce de hacer el cante gitano! Qué tendrá la tierra de Chiclana, que salen tan buenos cantaores. Desarrolló soleá, tangos (en los que se atrevió a meter un fandango), seguiriyas, bulerías y fandangos, todos con el denominador común de Manolo Caracol y detalles de Camarón. Tiene clara su escuela y lo que quiere, aunque pareció no enganchar al público. Todo esto con la sonanta del maestro Paco Cepero.
Silencio maestrante en el público para ver a Farruquito
Lo de Farruquito fue espectacular, qué manera tiene este gitano de bailar que transmite tanto. El comienzo del espectáculo es buenísimo, con Manuel de la Nina y Ezequiel Montoya (vaya, cómo canta el primo), cantando a dúo. Entra Farruquito por medio, el bailaor le baila al cante, es un continuo diálogo entre el cante y el baile.
Otro momento fue antes de empezar la escobilla, había silencio maestrante. Para el macho de la seguiriya sube Mari Vizárraga y la rematan en el éxtasis del público. Aprovecha la Vizárraga para hacer unos tangos que nos recuerdan a la Revuelo.
Se pusieron a gustito los cantaores por cantiñas, estábamos en Lebrija. Otro momento fue ver al artista bailar con la silla. Para finalizar subió a sus niños a darse una pataíta. Sin olvidar a Manuel Valencia a la guitarra y Paco Vega a la percusión, equipazo.
A los organizadores, por favor, una barra.