VILLANCICOS CLÁSICOS para una primera parte de la Zambomba Flamenca de los Gitanos de Lebrija

Primera parte de la Zambomba: el coro del Dulce Nombre, Juanelo y su grupo, y la cantaora Argentina

La Zambomba de la Hermandad de los Gitanos se celebró en buen ambiente, aunque contenido, por el último acto de violencia de género ocurrido la pasada semana en nuestra localidad, y que se ha llevado a una hermana, prima, amiga, conocida por todos y muy querida, hija de una gran colaboradora de la Zambomba, la cantaora Juana Vargas. Tres minutos de silencio y lágrimas entre el público. El Coro Dulce Nombre de Esperanza sirvió para derretir el hielo de la noche y dar paso al flamenco.

Una Argentina encantada de cantar en esta tierra. Cuanto más la conoce, más viene. Porque sabe que es aquí donde hay que sorber, que descubrir,… donde hay que nutrirse de tantos artistas y aficionados que traen el flamenco en la cuna. Argentina ejecuta bien los cantes y tiene una voz privilegiada, respeta y se atreve. Su carrera profesional la lleva de una manera ejemplar, con nominaciones en los Grammy Latinos y un calendario de eventos en su web que cosechan pocos artistas en la actualidad.

Cantó un villancico de los más flamencos, que dió a conocer la Paquera de Jerez, con temática muy poco navideña: “Ya se van los quintos mare”… y continuó con el clásico entre los clásico: los Campanilleros, añadiéndole un bonito popurrí de letras al Niño Manuel. Acompañada magistralmente por la guitarra de José Quevedo “El Bolita” y por un cuerpo de palmas y percusión que difícilmente lo va a encontrar en otro lugar que no sea Lebrija.

Al fin de fiestas llegó con ganas y como si estuviera en casa. Repertorio de bulerías con las niñas de el Bocho y e Kilito sobre el escenario, para comérselas las dos. Un acto de generosidad que hay que elogiar, acudir a la invitación de la Hermandad de los Gitanos de Lebrija. ¡Chapeau por Argentina! Estamos seguros de que la veremos más por aquí.

Le precedió Juanelo y su grupo. Un joven cantaor de Los Palacios acompañado por la guitarra de Eduardo Rebollar. Comenzó con el villancico de Turronero “Y estaba la luna…” para continuar con el que hizo popular Fernando Terremoto “Diciembre”. De Turronero a Terremoto, este chaval ha escuchado mucho y sabe elegir. Le dedicó el final por bulerías “a un gran cantaor de Lebrija, un gran gitano y un gran maestro como es Manuel de Paula”. Así que ahí quedó dicho todo.

Después cantó Argentina y lo mejor estaba aún por llegar…

Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.
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