El Festival de Jerez 2025 hace balance

Más de 20.000 espectadores en sus 38 espectáculos y un 94% de ocupación en el Teatro Villamarta

El Festival de Jerez hace balance y, como todos los años, es un éxito de ocupación y público. Lo pudimos comprobar, lleno absoluto en el Teatro Villamarta el día que fuimos, el de la clausura con María del Mar Moreno, y las peñas flamencas abarrotadas. Ambiente en la calle, en los comercios, en las cafeterías, la ciudad orgullosa de exhibir el flamenco y cientos de extranjeros viviendo la experiencia de Jerez de la Frontera.

En el comunicado oficial aseguran que se han superado los datos de los últimos años: «El certamen jerezano, dedicado al baile flamenco y español con ciclos de cante y guitarra, ha logrado alcanzar los 20.100 espectadores con un nivel medio de ocupación del 91 por ciento en los 38 espectáculos programados». En el escenario principal del Teatro Villamarta, la ocupación media se ha situado en el 94 por ciento, alcanzando el 100% en 9 de los 14 espectáculos programados.

Asimismo, los 47 cursos y talleres del área formativa han llenado las 1.125 plazas ofertadas con alumnos procedentes de 41 países. Un área formativa que garantiza la presencia de público, además de generar un importante movimiento económico en el sector turístico.

En la cuantificación del número de espectadores no se incluyen las 10 actuaciones que, con carácter gratuito y lleno asegurado, han tenido lugar en las peñas flamencas de la ciudad, un espacio de convivencia entre aficionados y artistas que incide en el relevo generacional que ha caracterizado la presente edición, puesto que en el ciclo De Peña en Peña ha habido una gran presencia de jóvenes talentos jerezanos.

Igualmente tampoco se contabiliza la asistencia de público a las diferentes exposiciones, conferencias, presentaciones de libros y encuentros con artistas que se han celebrado en las Actividades Complementarias de esta edición del Festival de Jerez. Unas Actividades Complementarias que han permitido que el certamen se haya abierto aún más a la ciudad con propuestas en las que se ha profundizado en el arte y la cultura flamenca.

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Manuel Liñán en Muerta de Amor_Foto Festival de Jerez 2025

#LebrijaBienal Un clavel reventón en la Bienal de Flamenco

Manuel Liñán triunfa con su MUERTA DE AMOR y pone al Teatro de la Maestranza en pie durante largos minutos

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Compañía Manuel Liñán_Archivo fotografico La Bienal de Flamenco_ @Laura León_ Muerta de amor

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Compañia Manuel Liñan_Archivo fotografico La Bienal de Flamenco_ @Laura León_ Muerta de amor

Qué bonito amar sin prejuicios. Sufrir de amor y reconciliarse consigo mismo. Encontrar a la persona amada y dejarla por otra. Vivir el momento con pasión porque «tía, así se baila mejor». La compañía de Manuel Liñán deslumbró en la noche del domingo, 15 de septiembre, en el Teatro de la Maestranza con un llenazo que se convirtió en una ola de calor con largos minutos de aplausos. Los ojos se nos nublaron, de principio a fin, con claveles reventados, fruta colorá y pañuelos sugerentes, para terminar tornando al fucsia como planteamiento pasional.

Una coreografía in crescendo a cargo de Manuel Liñán, ayudado por un Ernesto Artillo también a cargo del vestuario: austeridad y transgresión al mismo tiempo, como el propio espectáculo. Y la música, no solo la guitarra de Francisco Vinuesa. Eso para empezar. La intervención de Mara Rey, imprescindible para llevar el amor a sus más altas consecuencias, a veces rozando lo grotesco, como la vida misma.

Un tributo al flamenco y a la copla, partiendo de los recuerdos y la tradición, para convertirlo todo en otro lenguaje, sin perder la gitanería. Manuel Liñán ama con generosidad y deja que cada uno de sus bailaores brille con luz propia. Alberto Sellés (con quien se marcó unas sevillanas de ensueño, porque a Sevilla se viene a soñar), Miguel Ángel Heredia (con buena voz para la copla, además de presencia para el baile); José Ángel Capel, David Acero y Ángel Reyes con sombrero cordobés; además del joven bailaor de Trebujena, Juan Tomás de la Molía, que emocionó hasta la médula con sus alegrías. Cada registro con su acompañamiento musical, a veces el violín de Víctor Guadiana, la guitarra o la percusión de Javier Teruel.

Con la más que destacada intervención al cante, de Juan de la María. Dejamos para el final un baile por soleá que nos levantó de los asientos y que se llevó los oles de toda la Bienal, con movimientos en los que Manuel Liñán se recoge y otros en los que se abre, para adentrarse en el terreno de las bulerías de Lebrija al compás de «omaíta, cómprame un pandero», ya para los más aficionados. Y para terminar, no un fin de fiestas tradicional, sino una apoteosis por rumbas para seguir reivindicando el amor de cualquier manera.