Crónica flamenca de una tarde muy taurina

El maestro Padilla ofreció en San Roque una oreja a la afición taurina de Lebrija

El toreo y el flamenco siempre será un matrimonio fiel y muy bien avenido en todas sus vertientes y variables.

Viene desde muy atrás, de la época donde el toreo estuvo mal considerado. Hoy también lo está por una minoría antidemocrática, pero de una manera intermitente, hasta el punto de que se consideraba como un oficio infame comparado al de matarife; y como no podía ser de otra manera, en este ambiente con tanta guasa y hostil a la vez, no tardaría en aparecer el cantaor flamenco, que en muchas ocasiones era costeado por alguna figura del toreo, y que al final ambos se convertirían en acérrimos seguidores del arte del otro, es decir: el torero un gran aficionado al cante, y el cantaor un gran aficionado a los toros.

En la actualidad se ven muchas parejas enlazados por el arte (flamenco/toros, coplas/toros), o en diferentes festejos taurinos  donde las grandes faenas llevan quejío  flamenco .

En Lebrija tenemos la suerte de ver esta unión de casta y raza en el programa de radio «Camelamos nakerar»; también en el lugar gastronómico y cultural que es el Bar Bocho, que  es como un café-cantante de la época dorada donde se celebraban las mayores fiestas flamencas y tertulias taurinas, y por supuesto, en esta página se escribirán artículos flamencos con sonido a fragua con valor taurino, dos orejas y rabo, puerta grande para Lebrijaflamenca.com

El pasado sábado, esta unión cultural anteriormente mencionada la abanicamos en una de las plazas más antiguas de Andalucía, y la más antigua de la provincia de Cádiz, en su 160 Aniversario: ¡Felicidades San Roque!

El Bar Bocho organizó este evento para ver al ciclón de Jerez, Juan José Padilla, un autobús lleno de aficionados entre hombres/mujeres y niños para ver al diestro jerezano junto al Cordobés y el Fandi.

Partimos después de saborear la paella del abuelo Bocho y estar un rato de tertulia taurina. Salimos a compás y dentro del autobús hubo sonata flamenca hasta llegar a la plaza de toros.

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Ya la pancarta dedicada a Padilla hizo su deslumbre antes de entrar , diferentes luces fotográficas la salpicaron y posaron los niños lebrijanos con ella. A la puerta de cuadrilla saludamos al ciclón y con afecto nos respondió, firmando autógrafos y saludando a los que llegaban y se iban. Igualmente el Cordobés, con su genio abierto, divertido y encastao, y el granaíno con su percha de formal y respetuosa, pocas palabras del Fandi.

Casi las 9 de la noche, ya caía el sol en aquel diseño torero parecido a la Maestranza de Ronda, detalles arquitectónicos asombrosos y cuya plaza es la única que no tiene callejón.

Empezamos como dice el chache Zarzuela «de bien p’a arriba», Padilla se asoma a la plaza antes de salir y ve la pancarta y nos levanta la mano saludando, subidón de arte para la afición.

Abre la tarde/noche El Cordobés, con el primero de la ganadería «El Torero», justo de fuerza, poco trapio, mérito para cortarle una oreja, y una vuelta al ruedo donde se acerca a la pancarta lebrijana la besa y venera, la afición lebrijana le responde: «ole Manuel, ole maestro».

Le sigue el ciclón, negro bragado con trapío, «Eneldo» para la historia de los indultaos, rompió en banderillas, Padilla lo exprimió y puso al coso en pie pidiendo el indulto, el presidente fue duro en dar el visto bueno, el diestro jerezano sacó su casta y se negaba a matar el toro, tanta fue la presión hacia el presidente que al final sacó el pañuelo verde de esperanza de vida al toro y como un gladiator salió el pirata de la plaza. Sublime Juan José en su primero, da la vuelta al coso y se acerca a nuestra afición y le damos el pan de Lebrija donado por Panadería Ntra Sra del Rosario, en su hombro se lo monta el pan nuestro de cada día, amén maestro Padilla.

 

Le sigue en el cartel el granaíno El Fandi, como siempre pletórico en banderillas, buena faena con la muleta sacándole la casta al toro y de un buen sopapo mata al de la ganadería de El Bosque. Dos orejas .

Después le sigue el Cordobés en su segundo, salió por él sin dudarlo, toro complicado, muy saborío en su trapío, se recrea y le saca lo máximo al cuarto , con su idiosincracia torera le corta las dos orejas y al grito de la afición «Manuel, acuérdate de los gitanos del puertolanus por bulerías, que tú sabes de eso».

Vino el quinto, no hay quinto malo, y se hizo realidad, un jamonero de buena casta, lo esperaba Juan José, unas verónicas muy justas y al caballo para romperlo en un tercio de banderillas puro, a compás, con estampa en medio del Albero, y rematándolo con la muleta en unos naturales de una belleza abismal, buen sopapo de estoque para cortarle los dos apremios al quinto, vuelta a la plaza y regalándonos una oreja a la afición del Bocho: ¡ole, ole, ole! Por bulerías le respondimos.

Y para remate de la terna y eran las 12 de la noche, llegando al domingo de madrugá, el Fandi en su segundo lo recibe con el capote con poco arrimo, lo lleva a picar para después darle su lote de banderillas a un nivel de partir protocolo y barreras, ¡grandioso Fandi!, lo venera al sexto en su muleta con un toreo firme y templado, pero sacándole todo lo encastao del último de «El Torero», estoconazo y dos apremios.

Puerta grande para los toreros, gran tarde en la línea entre España e Inglaterra, hubo un momento de solidaridad para los enfermos de cáncer,  sacaron una lona grande y el coso entero echando propinas mientras daban la vuelta, y Padilla agarrao a la lona, ¡qué grande, maestro!

Eran la una de la madrugada y a compás por bulerías nos vamos al autobús para nuestra tierra: ¡al pozito yo voy por agua y no llevo soga, con las trenzas de tu pelo negro me alcanza y me sobra!

Los tres mejores momentos de los festivales flamencos de Sevilla

El toque de Juan Torre en Morón, el cante de Anabel Valencia en Lebrija y el baile de Juana Loreto con Miguel Funi en Utrera

flamenco Morón

Un grupo de aficionados de Sevilla en el Gazpacho de Morón.

Se hacen llamar LOS FLAMENCOS ERRANTES y son un grupo de aficionados que disfrutan del flamenco hasta el punto de haberse recorrido este año los mejores Festivales de la provincia.

Le hemos hecho una pregunta. Desde un punto de vista comprometido, pero sin presiones. Ellos no son familia de los artistas ni miembros de la organización de ninguno de los festivales a los que han asistido. Solo les mueve el amor al flamenco y las ganas de disfrutar de una velada flamenca en las noches de verano.

Y han elegido, sin dudarlo, el mejor momento de cada uno de los tres festivales históricos de referencia en la provincia:

POTAJE DE UTRERA: El momento en que Miguel Funi saca a bailar a Juana Loreto, que con unos movimientos elegantísimos hace el mejor homenaje a su hermana Pepa de Utrera, protagonista en el cartel de la edicicón del 2013.

CARACOLÁ LEBRIJANA: La cantaora lebrijana Anabel Valencia pone al público en pie y remata su actuación con más de 10 minutos de buelrías, con una fuerza y un desgarro gitano que deja maravillados a locales y extranjeros.

GAZPACHO ANDALUZ: Homenaje a Manuel Morilla, maestro transmisor del toque de Morón. Su alumno Juan Torre interpreta unas bulerías que caracterizan hasta el virtuosismo el toque de Morón.

El Potaje Gitano de Utrera fue el primer Festival Flamenco que se organizó en la provincia de Sevilla y, por tanto, en España. La primera edición se celebró en el año 1957 con motivo de una comida que dió la Hermandad de los Gitanos a base de potaje de frijones con muchos ajos, comido con cuchara de palo y vino tinto. En este año 2013 se ha celebrado la LVII edición.

Unos aficionados de Morón que llegaban del Potaje de disfrutar del buen flamenco decidieron organizar el Gazpacho Andaluz en el año 1963. Como se dejó de celebrar durante 4 años, en este año 2013 se ha celebrado la XLVII edición.

En el año 1966, unos aficionados que después se constituyeron en el grupo La Debla, organizaron la primera Caracolá Lebrijana, en honor a Joaniquín y en el cine España de la calle Corredera. Después se ha celebrado en diferentes escenarios hasta llegar a 2013 en la Plaza del Hospitalillo con la XLVIII edición.

Unas reuniones improvisadas que se convirtieron en festivales y son ahora referencia universal del arte flamenco, junto a otros festivales como los de Mairena del Alcor y La Puebla de Cazalla, entre otros de la provincia.

Pansequito, un clásico en el Gazpacho Andaluz

Destacar a Dorantes, dos espectáculos de baile y el toque característico de la guitarra de Morón

Dedicado a la memoria de Manuel  Morilla, maestro guitarrista que dicen que no se dedicó al mundo de los escenarios porque prefirió enseñar. El evento fue presentado por Manuel Martín Martín, que le dio a la presentación del Gazpacho señorío e  historia, pues en cada presentación, los asistentes al Festival pudimos conocer hechos que rodean al Gazpacho y a los artistas, sintiéndonos nosotros parte de esa historia.

El escenario lo abre Javier Ruiz Barrera, alumno de la Escuela Municipal de Morón de la Frontera. Javier, con tan solo 16 años, ha tenido la oportunidad de subirse a un escenario de los grandes, hecho que da grandeza al Gazpacho, al contar con la gente que está intentando hacerse un hueco en este mundo tan difícil. Comenzó su actuación con unas granaínas, partiendo el hielo con el público y metiéndose de lleno en las cuerdas de su guitarra. Para cerrar nos tocó por bulerías, animando a los asistentes. Decir que el Gazpacho tiene muy a gala el toque de guitarra, pues tienen su toque característico, según nos decía Manuel Martín Martín.

flamenco Morón

Dorantes al piano. Al cante, Esperanza Fernández. Foto: APardal.

Manuel Martín presentó a David Peña Dorantes diciendo: «Escuchar hasta que no se oiga nada» y, en efecto, cuando las teclas de su piano de cola comienzan a sonar, solo se oye su música. Acompañado esta vez por por la cantaora Esperanza Fernández, que no hizo más que cautivar ese silencio que genera el público para transmitirlo al corazón y dejar una sensación de armonía que te recorre todo el cuerpo. En conmemoración del Holocausto nazi, donde también fueron asesinados miles de gitanos, Dorantes nos deleitó con su versión del Himno de los Gitanos. Tampoco faltó una de sus obras maestras: Orobroy. Sus músicos fieles: Javi Ruibal y Francis Pose.

El aficionado Pepe Taranto  nos recordó a los festivales antiguos, portando una figura característica de los cantaores. Reconocido por sus letras comprometidas con los derechos de los trabajadores, comenzó con  unos fandangos, siguió por soleá, para terminar con una seguiriya que convenció al público.

flamenco Morón

La bailaora de Morón de la Frontera, Lidia Valle. Foto: APardal.

Lidia Valle se acompañó del cante de Inmaculada Rivero, Mercedes Cortés, Tali de la Isla y Jesús Flores, con la guitarra de Juan Torres para establecer un antes y un después en el escenario, bailando soleá por bulería ytransmitiendo la sabiduría de cómo se baila en Morón, con personalidad y fuerza, como si estuviera hirvanando el baile con el cante, haciendo uno solo y terminando su actuación por bulerías, derrochando estilo propio.

flamenco Morón

Pansequito, al cante. A la guitarra, Diego Amaya. Foto: APardal.

Pansequito comenzó su actuación por alegrías, haciendo disfrutar al público que lo agradeció en un sonoro aplauso. Le siguió una soleá donde demostró el conocimiento del cante y el gran repertorio de letras que tiene. Después de unas mineras, acabó su actuación por bulerías haciendo gala de su maestría , compás  y la claridad de sus letras, pues se podían entender todas y cada una de ellas. Hizo una actuación perfecta.

flamenco Morón

El bailaor Jairo Barrull. Canta El Galli. Foto: APardal.

La organización decidió cerrar con baile el festival. El encargado de hacerlo fue el bailaor Jairo Barrull,  hijo de familia bailaora. Demostró el poderío de su baile, que sin apenas mover los brazos pero con un taconeo fantástico demostró su estilo con raza. Arropado por el cante de Moi de Morón, El Galli y Juan José Amador, establecieron un clima de satisfacción que hizo que la noche del Gazpacho fuera redonda, arrancando un caluroso aplauso del público.