La guitarra lebrijana de ANTONIO MALENA participa de la Fiesta en Lebrija

Antonio Malena ha acompañado a Miguel Funi en la Bienal y ahora participa en la Fiesta en Lebrija del Hotel Triana

La guitarra, veterana ya, del lebrijano Antonio Malena participa este viernes del espectáculo “Fiesta en Lebrija” que se representa en la Bienal de Sevilla en los escenarios del Hotel Triana.

El guitarrista lebrijano acompañó, el pasado lunes en el Espacio Santa Clara, el cantaor Miguel Peña Funi, en un recital ortodoxo y austero, en el que la elegancia de Funi y la consistencia de Antonio Malena pusieron el nombre de Lebrija en el lugar de los clásicos. Pudimos disfrutar de unas bulerías personalísimas de Funi, por soleá, por seguiriyas y por bulerías finalmente, y la guitarra cayó por martinetes, en un respeto mutuo.

Imágenes del ensayo de “Fiesta en Lebrija”:

Bienal de Flamenco 2014

BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2014_Fiesta en Lebrija

Le pedimos a Antonio Malena un recuerdo de sus fiestas particulares ee Lebrija. Por supuesto, recuerda las fiestas de más joven, con su padre Curro Malena y la familia de Pedro Peña, sus hijos… en casa de David P. Dorantes con María Jiménez, casi nada.

Y también nos cuenta los “buenos ratos” que ha pasado después de los ensayos, en la Bodega de su amigo González Palacios, con artistas como Tomás de Perrate o Luis el Zambo.

Tras los espectáculos puede surgir la fiesta, ya fuera de los escenarios. Antonio malena recuerda buenas fiestas en Mont de Marsan, con Fernanda y Bernarda de Utrera, con José Valencia… Ahora hay que ver si en el escenario de la Bienal se forma el lío.

 

CONCHA VARGAS será el centro de la Fiesta en Lebrija

La bailaora lebrijana protagoniza en la Bienal el espectáculo que mostrará cómo se canta y se baila en una fiesta gitana

Concha Vargas dice sentirse a gusto entre la gente que ha reunido en torno a la “Fiesta en Lebrija“. Un espectáculo que se presenta este viernes, 19 de septiembre, con todas las localidades vendidas en uno de los escenarios más flamencos de la Bienal de Sevilla: el Hotel Triana.

Se trata de mostrar cómo se vive una fiesta en Lebrija. Una de tantas… porque el colectivo gitano de Lebrija vive y siente el flamenco, sobre todo en las celebraciones familiares. “Me siento a gusto”, nos cuenta Concha Vargas, “con esta cantera de jóvenes artistas, algunos aficionados, que prometen para el día de mañana”. Bailará lo propio, lo que se baila aquí en Lebrija: las bulerías arromanzás al golpe.

Fiestas en las que coinciden jóvenes y mayores, en las que los jóvenes aprenden de los viejos. La bailaora lebrijana destaca como “los jóvenes respetan a los mayores”. Concha define el espectáculo como “la frescura de la juventud con el sabor de lo añejo”.

Imágenes del ensayo de “Fiesta en Lebrija”:

Le pedimos un recuerdo: “la boa de mi primo Diego”, nos cuenta. “Yo tendría 12 ó 13 años y recuerdo que me harté de bailar”. Dice que hay fotos en el Bar Bocho.

Cómo una artista tan grande puede ser tan sencilla. Concha será el centro de la Fiesta en Lebrija el próximo viernes en la Bienal. También irá de artista invitada en el espectáculo “Reencuentro” de la Familia Fernández, el sábado 27 de septiembre. Además, está dando clases de baile magistrales, todo en el contexto de la Bienal.

En los próximos meses viaja a Toulouse (Francia), Japón y Estados Unidos.

INÉS BACÁN mantiene viva la esencia del cante flamenco

Inés Bacán y Miguel Funi llevaron la pureza a los escenarios de la Bienal de Flamenco de Sevilla

La única verdad está en el cante de Inés Bacán. Inés solo necesita una silla para ir dictando sentencias. Ella sola mide el tiempo y si quiere lo para. Nosotros no tenemos más que sobrecogernos y mantenernos, suspendidos en un cable de acero, esperando un alivio que nos permita respirar de nuevo. Y ese alivio llega por segundos y de nuevo otra vez una tensa calma.

La esencia del flamenco está en Inés Bacán y en Miguel Funi, que protagonizaron la noche en el Espacio Santa Clara de la Bienal de Flamenco de Sevilla con el espectáculo “En Estado Puro“. Un lleno absoluto, en un espacio íntimo, no llegaba a las 300 sillas, en el que predominaban los extranjeros, preferentemente público japonés.

Un espectáculo dirigido por Tere Peña y producido por Alfonso García, en el que se muestra lo más básico del cante gitano y flamenco, de donde se deriva todo lo demás. Porque Inés canta de su memoria y tiene una sabiduría ancestral que conmueve, dando la sensación de estar viviendo un momento único y trascendental.

La guitarra de Antonio Moya acompañó a la cantaora, entendiéndola y gustándola; una guitarra familiar y virtuosa que destacó sin quitarle el sitio a la majestuosidad del cante.

Si tuviera que escoger algo de anoche me quedo con los romances. Porque sí, la nana: “tiene mi niño en sus manos, un caballito de mar…” compuesta por su hijo José Bacán, que tocó las palmas junto a Vicente Peña. Y también la soleá, en la que marca los tiempos como un reloj sin pausa. También las cantiñas, tan de Lebrija y tan de Utrera. La seguiriya, donde verdaderamente sobrecogió al público.

Pero en los romances Inés Bacán se traslada a un pasado muy remoto. En los romances se juntan de verdad las culturas oriental y occidental, de la mano de un pueblo con historia, de amores y persecuciones. En los romances Inés Bacán rompe la barrera del tiempo y del entendimiento. La cantaora lebrijana terminó por bulerías y tuvo que volver a terminar, sin irse, por tonás a pie de escenario. Un concierto que no dejó lugar para las dudas.

En la segunda parte le correspondió a Miguel Peña Funi gustar a un público entregado, acompañado por la guitarra de Antonio Malena. Nada más empezar con la zambra por bulerías, Funi deja clara su personalísima figura. Ni la ciática pudo con él, que buscaba la silla pero se levantaba fiel a su temperamento.

Miguel Funi cantó por soleá y por seguiriyas cuando avanzaba ya la noche hacia la madrugada y finalizó por bulerías, acompañado a las palmas por Vicente Peña, Rocío la Turronera y Luis de Chimenea. La noche no pudo tener mejor final que los martinetes del maestro lebrijano.

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