Aficionado a la escritura. 10 años en el programa Camelamos Naquerá de Radio Lebrija

Manuel Molina acompaña a Rycardo y Alba en un concierto con historia

Alba Molina recordó con la guitarra de su padre la época legendaria de Lole y Manuel

Ayer tuvimos el lujo de poder asistir a uno de esos bolos (como los llaman los artistas) de los que te hacen florecer jazmín en el corazón, con un público impaciente que aguardaba a las puertas de la Tetería Andauí… Rycardo Moreno y Alba Molina comprometen el ambiente de la Tetería, con la voz de Alba acariciando las cuerdas de la guitarra de Rycardo,  estrechando el vínculo  entre la  noche y el sonido del corazón, envolviendo al público con las sábanas del ritmo.

Momento en que Manuel Molina es reclamado por su hija Alba para comenzar a desenvolver los misterios de las palabras. Como quien coge a su amante por la cintura y le acaricia el pelo,  Manuel Molina agarra su  guitarra. Sus palabras son poesía y su guitarra el hilo que  las conduce. Alba, acompañada de su padre, nos cantó por boca de su madre Lole, recordándonos a la pareja legendaria de Lole y Manuel.

Las frases de las canciones de Manuel Molina se nos grabaron en la memoria, una memoria que ya hacía recordar las décadas pasadas y los inicios de la forma única con que Manuel Molina revolucionó el flamenco en los 70.

La Tetería Andauní de Lebrija ha apostado, en los dos meses de verano, por la música en directo y es un hecho que hay que agradecerle. Con este concierto de Manuel Molina culmina su temporada estival de manos de una leyenda.

En este álbum, algunas de las personas que acudieron al concierto, entre el público:

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Pansequito, un clásico en el Gazpacho Andaluz

Destacar a Dorantes, dos espectáculos de baile y el toque característico de la guitarra de Morón

Dedicado a la memoria de Manuel  Morilla, maestro guitarrista que dicen que no se dedicó al mundo de los escenarios porque prefirió enseñar. El evento fue presentado por Manuel Martín Martín, que le dio a la presentación del Gazpacho señorío e  historia, pues en cada presentación, los asistentes al Festival pudimos conocer hechos que rodean al Gazpacho y a los artistas, sintiéndonos nosotros parte de esa historia.

El escenario lo abre Javier Ruiz Barrera, alumno de la Escuela Municipal de Morón de la Frontera. Javier, con tan solo 16 años, ha tenido la oportunidad de subirse a un escenario de los grandes, hecho que da grandeza al Gazpacho, al contar con la gente que está intentando hacerse un hueco en este mundo tan difícil. Comenzó su actuación con unas granaínas, partiendo el hielo con el público y metiéndose de lleno en las cuerdas de su guitarra. Para cerrar nos tocó por bulerías, animando a los asistentes. Decir que el Gazpacho tiene muy a gala el toque de guitarra, pues tienen su toque característico, según nos decía Manuel Martín Martín.

flamenco Morón

Dorantes al piano. Al cante, Esperanza Fernández. Foto: APardal.

Manuel Martín presentó a David Peña Dorantes diciendo: «Escuchar hasta que no se oiga nada» y, en efecto, cuando las teclas de su piano de cola comienzan a sonar, solo se oye su música. Acompañado esta vez por por la cantaora Esperanza Fernández, que no hizo más que cautivar ese silencio que genera el público para transmitirlo al corazón y dejar una sensación de armonía que te recorre todo el cuerpo. En conmemoración del Holocausto nazi, donde también fueron asesinados miles de gitanos, Dorantes nos deleitó con su versión del Himno de los Gitanos. Tampoco faltó una de sus obras maestras: Orobroy. Sus músicos fieles: Javi Ruibal y Francis Pose.

El aficionado Pepe Taranto  nos recordó a los festivales antiguos, portando una figura característica de los cantaores. Reconocido por sus letras comprometidas con los derechos de los trabajadores, comenzó con  unos fandangos, siguió por soleá, para terminar con una seguiriya que convenció al público.

flamenco Morón

La bailaora de Morón de la Frontera, Lidia Valle. Foto: APardal.

Lidia Valle se acompañó del cante de Inmaculada Rivero, Mercedes Cortés, Tali de la Isla y Jesús Flores, con la guitarra de Juan Torres para establecer un antes y un después en el escenario, bailando soleá por bulería ytransmitiendo la sabiduría de cómo se baila en Morón, con personalidad y fuerza, como si estuviera hirvanando el baile con el cante, haciendo uno solo y terminando su actuación por bulerías, derrochando estilo propio.

flamenco Morón

Pansequito, al cante. A la guitarra, Diego Amaya. Foto: APardal.

Pansequito comenzó su actuación por alegrías, haciendo disfrutar al público que lo agradeció en un sonoro aplauso. Le siguió una soleá donde demostró el conocimiento del cante y el gran repertorio de letras que tiene. Después de unas mineras, acabó su actuación por bulerías haciendo gala de su maestría , compás  y la claridad de sus letras, pues se podían entender todas y cada una de ellas. Hizo una actuación perfecta.

flamenco Morón

El bailaor Jairo Barrull. Canta El Galli. Foto: APardal.

La organización decidió cerrar con baile el festival. El encargado de hacerlo fue el bailaor Jairo Barrull,  hijo de familia bailaora. Demostró el poderío de su baile, que sin apenas mover los brazos pero con un taconeo fantástico demostró su estilo con raza. Arropado por el cante de Moi de Morón, El Galli y Juan José Amador, establecieron un clima de satisfacción que hizo que la noche del Gazpacho fuera redonda, arrancando un caluroso aplauso del público.