XVII ANIVERSARIO DEL BEATO CEFERINO EN UTRERA
25 de mayo de 2014
EUCARÍSTÍA. Fin de la Eucaristía por fiestas.
XVII ANIVERSARIO DEL BEATO CEFERINO EN UTRERA
25 de mayo de 2014
EUCARÍSTÍA. Fin de la Eucaristía por fiestas.
Todo comienza con un público, podríamos decir, inusual. Pues muchos de los asistentes eran niños de la Escuela Municipal de Música y Danza de Lebrija. Iniciativa que es de aplaudir, pues es una forma de fomentar la asistencia a espectáculos.
Belén Maya da comienzo con una puesta en escena mímica, teatral, acompañada de la guitarra de Javier Patino que narra la secuencia. Los primeros minutos de baile corren a cargo de dos jóvenes cantaores: José Anillo y Gema Caballero.
Jugando con las luces y sombras, llega una sorpresa que nadie se espera. Desde el fondo del escenario se acerca una bailaora que resulta ser un hombre vestido con bata de cola y mantón de manila. Manuel Liñán mueve su bata de cola perfectamente, al igual que su mantón, sin ser femenino. Se marca una alegrías vestido de mujer, dándole masculinidad a la vestimenta. Al poco sale a escena Belén Maya y empiezan un juego, bailando idénticos como si fueran un reflejo el uno del otro, transmitiendo sensualidad y complicidad.
Con cada artista, con cada «invitado», el espectáculo va cambiando de personalidad. Entra en escena Tomás de Perrate, rodeado de las palmeras Marina Valiente y Laura González. Cambiando totalmente el tono, rompiendo el ritmo hasta ese momento, para introducir su infundio otorgándole frescura. Tomás también trae sorpresa, cantando una canción con sonidos negros que nos llevó hasta los años cincuenta, recordándonos aquellos grandes espectáculos de Brodway.
José Valencia en el escenario marca la diferencia con la seguiriya, acompañado de la guitarra de Rafael Rodríguez. Al salir su cante a borbotones de su boca, a Belén se le nota como cambia su rostro. Entonces comienza a entrelazarse su cante con el baile como si fueran hilo y aguja hirvanando los sentidos. Con un video de la bailaora Carmen Mora (madre de Belen) se cierra la visita de José Valencia.
Aparece Carmen Linares en medio del escenario ataviada con una túnica morada, mostrando su maestría como cantaora, con su voz rota nos lleva a sus adentro, haciendo que su visita nos parezca de terciopelo. Belén le sale al escenario y da comienzo a un baile casi nostálgico, agarrando cada quejío de Carmen.
David Peña Dorantes accede al escenario con un sonoro y caluroso aplauso por parte del público. Comienza su actuación solo con su piano, haciendo que nos sumerjamos en su mundo interior, invitándonos a abandonar nuestros pensamientos y dejarnos llevar por el dulce balanceo de su música, comenzando así, la interacción.
En la noche del sábado, fuimos testigos de un espectáculo que sin cante, ni al principio ni al final, interactuaron el piano de Dorantes, la percusión de Javi Ruibal, y las bailaoras Leonor Leal y Úrsula López.
Javi Ruival: los sonidos secos de su percusión nos bombeaban el corazón a mil, llevándonos a un viaje por los sonidos, aunque flamencos… en ocasiones, muy africanos, dándole raiz en cada compás de sus tambores.
Leonor Leal y Úrsula López: las bailaoras tiene toques contemporáneos o modernos, sin dejar de ser flamencos. Bailan a dúo las guajiras, incorporando a la interacción sus abanicos. También juntas por tanguillos en la «Danza de la Sombra».
Leonor Leal baila sola un tema llamado Gañanía con vestiario masculino y my sensual. Úrsula López añade una interpretación distinta al Orobroy con su bata de cola, cambia las palabras por la expresión corporal y le da un sentido visual al tema clásico de Dorantes.
Hay que destacar la compenetración de Dorantes con el percusionista Javi Ruibal, que hacen al menos tres temas a dúo piano y batería, más la improvisación final. También para destacar la admiración del público lebrijano por Dorantes, que se llevó varios aplausos largos. Él correspondió con mucho cariño a su pueblo, acordándose de su familia y dedicándole el último tema, Semblanza, a su madrina Isabel Trujillo.