La joven cantaora estrenó Manifiesto en el Teatro Villamarta arropada por compañeros, familia y público aficionado
“Me siento más fuerte que nunca y tengo ganas de echarme a volar”, con esta letrita por bulerías de su nuevo disco, María Terremoto se manifiesta al fin con voz propia. Su nuevo trabajo Manifiesto es un proceso catártico en el que la joven cantaora encuentra su camino: “Pasito a pasito, yo voy andando, las flores del camino, me van guiando”.
Pero encontrar este camino no ha sido fácil. La primera parte del espectáculo con el que María Terremoto escenifica su nuevo trabajo discográfico es una interpretación en penumbras de esta búsqueda. En el caso de María, porque el pasado aporta, pero también pesa. Con un magnífico traje negro, usa el velo y la luz cenital para cantarle a la muerte y a la soledad por romances, al desconcierto por peteneras, y a las dudas por soleá.
La muerte vino a mi casa / y toíto se lo llevó me dejó solo a mi mare / mare de mi corazón.Transitando todavía la senda del dolor, de la pena y del miedo, María Terremoto interpreta al teclado una canción popular que da paso a la voz de su padre Fernando Terremoto, dejando sin aliento al respetable. Y de la mano de su padre, pero con el firme propósito de no mirar atrás, da paso a una segunda parte del espectáculo mucho más luminosa.
El acompañamiento preciso llega de las cuerdas de Nono Jero, y las palmas confiadas de Juan Diego Valencia y Manuel de Cantarote, el compás por excelencia.
Con camisola blanca y descalza, inicia esta conciliación consigo misma con una tanda de verdiales y cantes de levante que la desinhiben sobre el escenario. El recuerdo de su padre llega ya desde la madurez, con la seguiriya, doliéndose sobre una tarima en alto y quejándose sin aliento. María Terremoto se siente cómoda en las alegrías, demostrando su capacidad de seguir adelante pese a las adversidades.
El espectáculo va in crescendo y María Terremoto pone en pie al público, que toca palmas con la rumbita que ha hecho popular en el video clip grabado en Las Tres Mil Viviendas de Sevilla. La coronación no podía venir de otra manera que por bulerías en Jerez. De negro, dejando constancia de juventud y memoria, María Terremoto finaliza su presentación que no ha sido otra cosa que una declaración de intenciones: “se acabaron mis fatigas, me solté de esas cadenas”, apuntando al futuro que se pinta cargado de alegrías y creatividad.
Reportaje de fotos cedido por la productora de Manifiesto