Más de dos mil personas en el Patio de los Salesianos de Utrera y un cartel un poco largo para la noche flamenca
Poco más que decir de todo lo que se ha dicho. Que es el festival decano de Andalucía y que no hace falta que salga el elenco para que esté el patio abarrotado. Que el prestigio lo tiene el propio festival y que todo lo que le eches luego, mejor para el Potaje.
Así que fuimos, no nos lo podemos perder. Del homenaje a Los Morancos, ya hemos escrito, un acierto. Cuando cantaba Arcángel andábamos todavía de un lado para otro. El Perla nos encantó y se lo curró más que ninguno. A Los Mellis nos encanta verlos sobre el escenario, viva Huelva y su despedida por fandangos.
El Capullo empezó más por derecho que nunca con su soleá, después fandangos y por bulerías cogió su línea de improvisación y genialidad que le caracteriza. Lo mejor de la noche, nuestra paisana Esperanza Fernández. Motivada y emocionada a pocos días de perder a su padre. Nos encantó por cantiñas, por tangos y por bulerías. En riguroso luto supo hacer lo que las familias gitanas, llorar cantando.
Remedios Amaya es la gran diva gitana, por presencia y por su vos rasgada. Viene de vuelta de la historia del flamenco y se permite cualquier quebranto. Se recoge por soleá, gusta por tangos y pone al público a cantar por bulerías. Una reina. Y para terminar el bloque de cante, el anfitrión Tomás de Perrate. Qué gusto escucharle, había ganas. Con Paco de Amparo, rememorando Morón y confirmando Utrera.