DOLORES AGUJETAS_El cante con dolor

Los aficionados abarrotan el local de la Peña Flamenca Tío José de Paula venerando a la cantaora jerezana

Un recital de flamenco como éste ocurre muy pocas veces en la vida. Se dan todas las circunstancias. En pleno barrio jerezano de Santiago. La Peña Flamenca Tío José de Paula con un lleno absoluto. Los aficionados ocupan sus sillas, se amontonan al fondo y se asoman también desde la baranda del primer piso. La artista es representante de toda una saga de más de cuatro generaciones y es plenamente consciente de su responsabilidad genética. Los Agujetas son una institución en Jerez y una joya en la vitrina del flamenco puro y gitano de la baja Andalucía.

Dolores de los Santos Agujetas hace sus cantes cortos. En un par de letras condensa toda la herencia de su leyenda gitana. Su cante duele y ella se pelea con el deber histórico de transmitir la verdad más primitiva. Se mide por tientos. La soleá corta el aire («Esa cruz al cuello, no es de oro ni de marfil / déjame rezarle a ella, en ella quiero morir») y se la dedica a su padre Manuel Agujetas, cantaor sin aditivos. Se alivia por malagueñas y los fandangos los hace suyos para seguir hiriendo.

El descanso viene bien para coger aire. El público está entusiasmado, consciente de una noche grande. Se suceden los saludos y las muestras de cariño. Hay un hermanamiento entre la peña jerezana y la peña flamenca de Camarón en la Isla de San Fernando. Los presidentes de ambas instituciones se abrazan. Coinciden en el escenario dos presentadores cabales del ecosistema jerezano, José María Castaño y Juan Garrido. Seguimos, cada vez más satisfechos de haber venido. Dolores sube al escenario acompañada de la guitarra de Domingo Rubichi, que sabe llevarla.

Dolores Agujetas es la esencia pura. Nada necesita para mejorarla. Su cante es lo que importa y su manera de llegar al público, ofreciendo sus límites. Regresa por soleá por bulerías, en la seguiriya se alarga, a sabiendas de que es lo que mejor maneja. Es dueña del tiempo así que se ofrece por martinetes y termina por bulerías con su familia sobre el escenario. Hay fin de fiestas con la tía Yoya y su compás autóctono sobre las tablas y con el regalo de Inés Bacán y otros aficionados a pie de escenario. A la noche no se le puede pedir más.

Reportaje de fotos de ARACELI PARDAL

Flamenco

Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022

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Recital de Dolores Agujetas en la Peña Flamenca Tío José de Paula, octubre de 2022


El Festival de «La Trilla» de Trebujena pone alma de mujer a su oferta flamenca

Anabel Valencia y Dolores Agujeta comparten cartel en una noche dedicada al cante de Lebrija y Jerez

La Peña «La Trilla» está consiguiendo que su Festival  «El Flamenco y el Mosto» se convierta en una cita ineludible para todos los aficionados al flamenco. El año anterior contaron con dos grandes cantaores de flamenco como son José Valencia y Jesús Méndez.

En este 2015 han querido volver a arroparse con los cantes de Lebrija y Jerez de la Frontera, hermanados por el mosto y por supuesto por el flamenco. Porque dicho sea de paso, estas dos ciudades entre sus calles han visto crecer muchos de los grandes cantaores que ha dado el flamenco. Con este conocimiento la Peña «La Trilla» ha querido poner en esta ocasión alma de mujer, con el cante de Anabel Valencia y Dolores Agujeta. En palabras del presidente de la Peña: «Son dos mujeres que cantan extraordinariamente bien, pero diferentes en su forma de cantar».

Anabel Valencia se sube al escenario con un corte serio y mirada profunda, acompañada de la guitarra de Luis Carrasco y las palmas de Juan Diego Valencia y Manuel Valencia. Comenzando con una soleá apolá, acariciando los compases mientras se va introduciendo en sus adentros, mostrando los metales  de su garganta. En esta noche, Anabel se sentía inspirada y con ganas.

Escucha en este video la soleá apolá que Anabel Valencia cantó en La Trilla:

Le siguieron unas alegrías que parecía estar paseando por la orilla de San Fernando, haciendo que las olas del mar hicieran compás:

Pidiéndole respetuosamente permiso a Dolores Agujeta para cantar por seguirillas, reconociendo que como canta Dolores las seguirillas no las canta nadie. Luis Carrasco comienza a sonar las cuerdas de su guitarra abriendo las puertas de las emociones. A medida que la guitarra suena a la cantaora se le va cambiando la cara, como si empezara a entrar un mundo paraleo de dolor, pues su cara refleja la pena que transmite su garganta.

Termina su actuación por bulerías viniéndose al compás de Lebrija, haciendo más de la mitad de la bulería a pulmón. Con un entregado público y habiendo guardado silencio durante los cantes, ese silencio que otorga admiración es roto en aplausos y vítores hacia Anabel, levantándose de sus asientos.

Dolores Agujetas comienza su actuación por soleá con la guitarra de Domingo Rubichi. Como acariciando los bordes del corazón, su voz genuina nos hace entrar a compás. Después nos entonó unos fandangos haciendo disfrutar al público y seguirle el compás con oles y palmas. Llegando ya casi a al final de su actuación se prepara para cantar por seguirilla. Con su cabeza cabizbaja vamos sintiendo como la seguirilla entra en el escenario estremeciendo su cuerpo, acompañada de la guitarra de Domingo Rubichi. Dolores nos estremece los adentros traspasándonos los sentidos hastas ponernos los bellos de punta y soltar un ole detrás de otro.

Flamenco

Peña Flamenca La Trilla de Trebujena_Concha Vargas

Y rematando su actuación por bulerías le pide a Concha Vargas que estaba entre los asistentes que se subiera para darse una pataíta, a lo cual Concha se subió. Concha se apropió del escenario, con sus pies descalzos comenzó a bailar con esa forma primitiva y genial, haciendo que el público se levantara y rompiera en aplausos, desbordando la sala de un ritmo trepidante y cautivador.