TERE PEÑA dirige dos espectáculos de artistas lebrijanos en la Bienal

La hija de la Perrata y hermana de Juan y Pedro Peña conoce desde dentro los sinvivires de la puesta en escena

Tere Peña se estrenó como directora de espectáculos en la Bienal 2014 el pasado lunes en el Espacio Santa Clara, con el éxito rotundo de público y de crítica de «En Estado Puro«, espectáculo protagonizado por Inés Bacán y Miguel Funi. En este caso, el éxito estaba prácticamente garantizado, con las voces veteranas de los cantaores lebrijanos y las guitarras de Antonio Moya y Antonio Malena.

El viernes 19 de septiembre, Tere Peña se arriesga más sobre el escenario del Hotel Triana. Dirige una «Fiesta en Lebrija» con múltiples artistas en torno a la figura central de Concha Vargas. «Es la primera vez», explica la directora, «que se reúnen en un mismo espectáculo todas las familias gitanas de Lebrija». Descendientes de los Pinini, de los Malena, los Vargas, los Valencia, los Carrasco… apellidos de familias cantaoras que en las fiestas particulares se reúnen y se expresan mediante el baile y el cante gitano.

«Queremos mostrar cómo se baila y se canta en las fiestas de Lebrija», explica, «queremos llevar al escenario una fiesta en Lebrija en la que coinciden varias generaciones diferentes» y en la que los artistas, muchos de ellos amateurs, mostrarán lo que han aprendido de sus mayores.

Imágenes de la presentación oficial de «Fiesta en Lebrija» en la sede de la Bienal. Los artistas de Lebrija se encontraron allí con la bailaora Pastora Galván:

Imágenes del ensayo de «Fiesta en Lebrija»:

 

La guitarra lebrijana de ANTONIO MALENA participa de la Fiesta en Lebrija

Antonio Malena ha acompañado a Miguel Funi en la Bienal y ahora participa en la Fiesta en Lebrija del Hotel Triana

La guitarra, veterana ya, del lebrijano Antonio Malena participa este viernes del espectáculo «Fiesta en Lebrija» que se representa en la Bienal de Sevilla en los escenarios del Hotel Triana.

El guitarrista lebrijano acompañó, el pasado lunes en el Espacio Santa Clara, el cantaor Miguel Peña Funi, en un recital ortodoxo y austero, en el que la elegancia de Funi y la consistencia de Antonio Malena pusieron el nombre de Lebrija en el lugar de los clásicos. Pudimos disfrutar de unas bulerías personalísimas de Funi, por soleá, por seguiriyas y por bulerías finalmente, y la guitarra cayó por martinetes, en un respeto mutuo.

Imágenes del ensayo de «Fiesta en Lebrija»:

Bienal de Flamenco 2014

BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2014_Fiesta en Lebrija

Le pedimos a Antonio Malena un recuerdo de sus fiestas particulares ee Lebrija. Por supuesto, recuerda las fiestas de más joven, con su padre Curro Malena y la familia de Pedro Peña, sus hijos… en casa de David P. Dorantes con María Jiménez, casi nada.

Y también nos cuenta los «buenos ratos» que ha pasado después de los ensayos, en la Bodega de su amigo González Palacios, con artistas como Tomás de Perrate o Luis el Zambo.

Tras los espectáculos puede surgir la fiesta, ya fuera de los escenarios. Antonio malena recuerda buenas fiestas en Mont de Marsan, con Fernanda y Bernarda de Utrera, con José Valencia… Ahora hay que ver si en el escenario de la Bienal se forma el lío.

 

INÉS BACÁN mantiene viva la esencia del cante flamenco

Inés Bacán y Miguel Funi llevaron la pureza a los escenarios de la Bienal de Flamenco de Sevilla

La única verdad está en el cante de Inés Bacán. Inés solo necesita una silla para ir dictando sentencias. Ella sola mide el tiempo y si quiere lo para. Nosotros no tenemos más que sobrecogernos y mantenernos, suspendidos en un cable de acero, esperando un alivio que nos permita respirar de nuevo. Y ese alivio llega por segundos y de nuevo otra vez una tensa calma.

La esencia del flamenco está en Inés Bacán y en Miguel Funi, que protagonizaron la noche en el Espacio Santa Clara de la Bienal de Flamenco de Sevilla con el espectáculo «En Estado Puro«. Un lleno absoluto, en un espacio íntimo, no llegaba a las 300 sillas, en el que predominaban los extranjeros, preferentemente público japonés.

Un espectáculo dirigido por Tere Peña y producido por Alfonso García, en el que se muestra lo más básico del cante gitano y flamenco, de donde se deriva todo lo demás. Porque Inés canta de su memoria y tiene una sabiduría ancestral que conmueve, dando la sensación de estar viviendo un momento único y trascendental.

La guitarra de Antonio Moya acompañó a la cantaora, entendiéndola y gustándola; una guitarra familiar y virtuosa que destacó sin quitarle el sitio a la majestuosidad del cante.

Si tuviera que escoger algo de anoche me quedo con los romances. Porque sí, la nana: «tiene mi niño en sus manos, un caballito de mar…» compuesta por su hijo José Bacán, que tocó las palmas junto a Vicente Peña. Y también la soleá, en la que marca los tiempos como un reloj sin pausa. También las cantiñas, tan de Lebrija y tan de Utrera. La seguiriya, donde verdaderamente sobrecogió al público.

Pero en los romances Inés Bacán se traslada a un pasado muy remoto. En los romances se juntan de verdad las culturas oriental y occidental, de la mano de un pueblo con historia, de amores y persecuciones. En los romances Inés Bacán rompe la barrera del tiempo y del entendimiento. La cantaora lebrijana terminó por bulerías y tuvo que volver a terminar, sin irse, por tonás a pie de escenario. Un concierto que no dejó lugar para las dudas.

En la segunda parte le correspondió a Miguel Peña Funi gustar a un público entregado, acompañado por la guitarra de Antonio Malena. Nada más empezar con la zambra por bulerías, Funi deja clara su personalísima figura. Ni la ciática pudo con él, que buscaba la silla pero se levantaba fiel a su temperamento.

Miguel Funi cantó por soleá y por seguiriyas cuando avanzaba ya la noche hacia la madrugada y finalizó por bulerías, acompañado a las palmas por Vicente Peña, Rocío la Turronera y Luis de Chimenea. La noche no pudo tener mejor final que los martinetes del maestro lebrijano.

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