ZAMBOMBAS DE JEREZ: Cuando duele la Navidad

Fiesta flamenca alrededor de una zambomba en la Peña Flamenca Fernando Terremoto_Fotografías de ANTONIO PÉREZ

Tradición y promoción bien llevadas. la zambomba en Jerez ha cogido un auge insospechado. Los sábados de cada fin de semana de diciembre pueden coincidir más de medio centenar de zambombas en peñas flamencas, casas de hermandad y otros muchas entidades que se han apuntado al carro.

Una fiesta que surge de las reuniones familiares en las que se canta y se baila como una forma de expresión popular. Los gitanos se reúnen en las gañanías, alrededor de una berza, y cogen cualquier utensilio a mano para hacer compás. Después eses reuniones familiares son más esporádicas y se celebran, especialmente, en Navidad.

Para conocer algo más sobre esta fiesta que ne Jerez alcanza su gran magnitud, y para saber desenvolverse en al ciudad y disfrutar de su encanto, recomendamos este artículo de + Jerez: pincha aquí.

Nosotros hemos ido a disfrutar de una zambomba sencilla, en el extrarradio de Jerez, en la Peña Flamenca de Fernando Terremoto, con su hija María Fernández y otros muchos gitanos de Jerez. Y un invitado especial de Lebrija, que demostró que allí donde está es el alma viva de la fiesta: Luis de Chimenea.

Las fotos son de un gran profesional, colaborador de esta página flamenca: Antonio Pérez.

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ZAMBOMBA DE JEREZ_Peña Terremoto_Foto Antonio Pérez

 

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ZAMBOMBA DE JEREZ_Peña Terremoto_Foto Antonio Pérez

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ZAMBOMBA DE JEREZ_Peña Terremoto_Foto Antonio Pérez

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ZAMBOMBA DE JEREZ_Peña Terremoto_Foto Antonio Pérez

JOSÉ VARGAS «EL VIÁ» recibe un merecido homenaje rodeado de su gente y de su familia

22 de noviembre: una tarde que conmemoraba el orgullo de ser gitano, el orgullo al fin y al cabo de ser gitano de Lebrija

La unión, la familia y el sentimiento se reunieron en la tarde del 22 de noviembre en Lebrija. Una tarde en la que el Pueblo Gitano de Lebrija se citaba en la Peña Flamenca «Pepe Montaraz» para otorgar un merecido homenaje a José Vargas “El Viá”.

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HOMENAJE A JOSÉ VARGAS «EL VIÁ»_Pedro Carrasco

En torno a las 17 horas de la tarde comenzaban los actos oficiales con motivo de este evento. Lo comenzaba Juan García, presidente de la Peña Flamenca, afirmando que hoy los protagonistas son ellos, los gitanos, y abriéndoles las puertas de la Peña para lo que les hiciera falta. Pedro Carrasco siguió con la presentación del acto y referenció que “Lebrija somos ejemplo y vamos a luchar por ello”. Luchar por la libertad y la adaptación del Pueblo Gitano, sobre todo por su adaptación. Ramón Vargas, por su parte, presentaba el día de hoy como un día de reencuentro, donde afirmaba que hacía tiempo que no se veían todos juntos. “Todos somos una gran familia y Lebrija es un espejo donde se puede mirar la sociedad española, es el principio donde se puede ver lo que es la convivencia”. Por último, María Gómez, ofrece una muestra de su estudio realizado en los gitanos de Lebrija para su trabajo universitario. Donde se vuelve a hacer referencia a la convivencia que existe en Lebrija con el Pueblo Gitano.

Tras este turno de presentaciones, llega la hora de la poesía y el cante. La forma de expresar los sentimientos como ellos mejor saben, a través del arte que mejor los caracteriza. Entre los artistas invitados en poesía se encontraban Benito Dorantes, un hombre mayor de más de 90 años, Juan Vargas “Juanichi”, que a golpe de pases toreros emociona al público, Diego Vargas, poeta y pensador. Tras los mismos, comienza el cante de la mano Josefa “La Caneca”, Diego Vargas y Manuel “La Costá”. Como ya he dicho antes, el arte de la mano de los sentimientos más profundos.

Sin embargo, al momento cúspide de este evento se llega en el homenaje realizado a José Vargas “El Viá”. Su nieta, María, en bonitas palabras define a su abuelo como un galeote pintado con cal lebrijana. Describe a su abuelo como un hombre para su familia, su mujer y sus quince hijos, afirmando que el único sitio de Lebrija donde le queda por bailar es encima de la Giradilla. María no puede evitar emocionarse al leer estas palabras a su abuelo. “El Viá” rodeado de su familia, de su gente recibe su homenaje, tan merecido, por su dedicación al baile. La Señora Alcaldesa entrega un cuadro conmemorativo al homenajeado y La Peña se funde en aplausos. Una tarde para él y su mujer, la jerezana, Juana Soto, que nunca olvidarán por lo especial que fue.

Para poner la guinda del pastel, la tarde culminó con las dos actuaciones pendientes de Diego Vargas y Manuel “ La Costá”, donde todo se unió en un fin de fiesta de lo más grande y “sentío”.

Se ponía así fin a una tarde pura y de encuentro, una tarde que conmemoraba el orgullo de ser gitano, el orgullo al fin y al cabo de ser gitano de Lebrija.

Texto: Alejandro Sánchez Cuéllar
Grado en comunicación – Universidad Loyola Andalucía.

Lebrija celebra por vez primera el DÍA ANDALUZ DEL PUEBLO GITANO: La cal de una bandera

Poetas y cantaores gitanos crearon el ambiente propicio para el más merecido Homenaje a José Vargas «El Viá»

Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo. Y así sucedió en la tarde del día del Pueblo Gitano Andaluz en la Peña Flamenca «Pepe Montaraz» de Lebrija. Se martilleó, se pasó por el yunque y disfrutamos de todas las actividades que teníamos.

Buena puchera de Montaraz la que nos comimos como aperitivo a lo que iba a organizarse dentro de la Peña. Llenazo hasta la escalera de los camerinos y patio exterior, buen ambiente de solera lo que se convivió en aquella antesala del Callejón de los Frailes.

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22 NOV2014: HOMENAJE A JOSÉ VARGAS «EL VIÁ» en el Día Andaluz del Pueblo Gitano

Sobre las 5:00h aproximadamente, se abrió el guión errante de este día conmemorativo. Pedro Carrasco dejó su mensaje para el colectivo, Ramón Vargas se acunó en sus años de gañanías para su presentación y María Gómez sacó sus notas universitarias sobre el trabajo que han realizado juntos varios compañeros sobre la comunidad gitana .

La suerte estaba echada, le tocaba el turno a los poetas y cantaores, todos venían montados en el caballo grande del flamenco, poesía mojada en el vino rancio de Lebrija y cantes a sabor de canela en rama y caña silvestre del río.

Uno de los poetas, «El Vespa», no pudo asistir por motivos de trabajo, pero se leyó una poesía suya. Gracias Antonio, por hacer todo lo posible por estar allí, ahí quedó tu poesía.

El presidente de la Peña continuó con la presentación de Benito Dorantes, sus lágrimas en su discurso premeditaban la gran actuación de este lebrijano de más de 90 años. Se balanceó en la soleá de Juaniquín, interpretó fandangos y poesías, y firmó en el escenario: «la calidad está en la profundidad». El «tío Benito» empezó a encender la hoguera de los asistentes.

«Ya estaban las llamas encendías, había que quemarse dentro» y así lo hicimos. A Juan Vargas «Juanichi» le tocaba, poeta perteneciente a una estirpe cantaora de Lebrija, nos deleitó con poemas enraizados y cabales, transmisión en sus gestos, inspiración de gañanes. ¡Qué a gusto se encontraban todos arriba, les parecía corta su actuación!

Y para concluir con lo poético, subió al escenario Diego Vargas, poeta bohemio, versos con una química gitana que muy pocos lo tienen, letras dolorosas y renglones fragüeros, afortunados somos los que los escuchamos, porque se sube en pocos sitios.

El cante hondo surgió del lamento del gitano cuando fue desprovisto de su forma itinerante de vida, cuando le quitaron parte de su identidad , y para no pensar en la terrible crueldad , le salía de las  entrañas esa pena negra que la transmitía en música pura.

Han pasado generaciones de aquella barbarie antigitana, pero ese dolor y esas duquelas fraguadas en cante, baile y toque la llevamos en los genes y en Lebrija existen artistas sin escenario (aficionados) que cuando se quejan le sacan hasta las astillas a las sillas donde se sientan, con el sufrimiento de su cante. Algunos  ejemplos son los cantaores de este día, Josefa «La Caneca», Diego Vargas y Manuel «La Costá».

Nieta de la Rumbilla, hermana de Manuel de Paula… Gitano mimbre el que trae la cantaora «Caneca» que se subía al proscenio de la Peña para sumergirse en sus adentros y templarse por soleá y por seguiriyas y jalearse por fiesta, sin prisa ninguna y con una soltura artística. Todavía no encuentro respuesta a la pregunta: ¿por qué están tan escondidos estos pedazos de artistas?

A continuación, tuvimos que romper el  protocolo organizativo para dar el homenaje al galeote del baile lebrijano, como es José Vargas «El Viá» para que no fuera tan tarde para él y su mujer Juana.

Es un galeote rancio, pintado de cal lebrijana, cuya bandera en su mástil reclama aquella frase del poeta Pedro Guerrero: «El gesto es un discurso poético». Su textura de armazón es el testimonio que se desparrama en su baile y las duquelas que ha pasado junto a su mujer Juana Soto para sacar adelante 15 hijos, y casi todos iguales. Todo es el todopoderoso significado de la mar de la vida, remar y remar.

Se subió su nieta María para leerle un escrito, pero no pudo… rompió a llorar. Se subió el chache «Viá» con toda su familia al tablao y la señora Alcaldesa junto a la Asociación Cultural le dieron el obsequio al reconocimiento por su aportación al flamenco y como gitano lebrijano andaluz.

Qué buen ambiente se respiró y se sintió allí. No ha habido casi nadie que no se haya emocionado con tanta expresiones, momentos mágicos, enigmas de cal,… hemos quitado letras al duro significado de la RAE sobre los GITANOS.

Después del reconocimiento, Diego Vargas se volvió a subir, se puso su traje ancestral y se pellizcó en su tintero cabal, para deleitarnos por soleá con su voz de cobre, y cerró por bulerías, saliendo a su compás ese galeote del baile «El Viá», que poco a poco se levantó y en el sitio dibujó con su braceo su errancia.

Momento sublime, donde se mezcló el metal con la pureza. Aquello se podía partir en fiesta de un momento a otro, pero se aguantó un poco mas hasta que Manuel Vargas hizo casi su repertorio.

De la Costá lo conoce en el mundo flamenco, cantaor con timbre de hierbas verdosas y cañas del río, profundo y enemigo de la modernidad, propio y con sonido lleno de escaliches de gañanías. Manuel se subió por primera vez en un escenario y se zarandeó por fandangos, pero antes se lo dedicó a su compadre «Viá». Muy a gusto en las tablas se rebuscó en su fragua para comenzar por esas bulerías arromanzás lebrijanas, se acordó de la cantaora la Perrenga, y ya no se pudo aguantar más, se partió el protocolo y se subieron la familia del homenajeado para bailar, nos acompañaron también familias jerezanas, y ya aquello era todo júbilo y alegría. Se subieron Anabel Valencia, Curro Vargas…

Pero que no se me olvide alguien que acompañó a todos los que se subieron, el que puso la melodía al pueblo gitano en su día, una guitarra que mejorará en técnica pero en gitanería no, soberbia y bravía, prosapia su madera y cuerdas sacadas de aquellas banderas que llevaban los galeras llenas de gitanos, ¡ole tú, Luis Carrasco!

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Que tarde/noche más gitana se vivió en aquel callejón, en aquella Peña, y lo mejor, la alegría que llevaba el chache «Viá» y su mujer.

La primera fiesta que se hace conmemorando este 22 de noviembre quedará recordada para los restos de nuestra existencia. Y lo mejor que hay que seguir trabajando para la próxima vez. Y recordad que «las cosas más grandes de este mundo son definidas por sus más grandes detalles». ¡Sastipén Talí!