Miguel Flores, Capullo de Jerez, atiende a LebrijaFlamenca.com en los vestuarios del Teatro Municipal «Juan Bernabé»
Os dejamos aquí algunas de las «perlas» que nos dejó y que podéis escuchar en el VIDEO.
Os dejamos aquí algunas de las «perlas» que nos dejó y que podéis escuchar en el VIDEO.
El pasado 19 de noviembre, asistimos a la presentación del nuevo disco de Rycardo Moreno, «Varekai». Como ya anunciamos en la entrevista que nos concedió en su casa, donde nos contó que ya está metido en nuevos proyectos: El agua tiene que correr (entrevista que pueden leer en esta misma página).
Rycardo accede al escenario entre aplausos y canturreando, con un patio de butacas lleno, agradeciendo la asistencia al público. Debido a las relaciones tan estrechas que mantiene en este caso con Manuel Molina (y digo mantienen, porque en su interior es así) nos cuenta que de estar en los camerinos hubiesen estado todos tronchados de risa con Manuel. Así que el concierto fue dedicado a Manuel Molina.
Comienza el concierto con La Soledad de los Perseguidos. Rycardo Moreno toca con lo intangible de su persona, con lo que no se ve. A mi forma de entender la música me hace deciros que: Rycardo no hace fusión, puesto que su música fluye por su interior y la transforma haciéndola personalmente suya. Antes de comenzar con las cantiñas, recordó a su abuela Pepa que siempre le cantaba por cantiñas. Por supuesto, a la cita no faltó ningún artista invitado. Alba Molina que cantó las cantiñas; Ana Fernández prestó su voz para acompañar los tangos; Lin Cortés, Esperanza Fernández con la letrilla de las minas de Egipto nos cautivó por bulerías.
Y llegando al final del concierto y cuando más a gusto estábamos, llegó otro maestro de la guitarra: Raimundo Amador, con la improvisación romanó, las bulerías «jazzeás», fue el colofón fantástico, pues Raimundo nos hizo vibrar con su guitarra. En definitiva, asistimos a un concierto gitano-jazzeado. ¡Olé la originalidad!
Rycardo Moreno con su banda:
Toni Romero, pintor colorista de Málaga al piano. El ciclón Josué Ronkío. Equilibrio y calma de Poti Trujillo. El soniquetero de Lebrija, Manuel Valencia.
La Peña «La Trilla» está consiguiendo que su Festival «El Flamenco y el Mosto» se convierta en una cita ineludible para todos los aficionados al flamenco. El año anterior contaron con dos grandes cantaores de flamenco como son José Valencia y Jesús Méndez.
En este 2015 han querido volver a arroparse con los cantes de Lebrija y Jerez de la Frontera, hermanados por el mosto y por supuesto por el flamenco. Porque dicho sea de paso, estas dos ciudades entre sus calles han visto crecer muchos de los grandes cantaores que ha dado el flamenco. Con este conocimiento la Peña «La Trilla» ha querido poner en esta ocasión alma de mujer, con el cante de Anabel Valencia y Dolores Agujeta. En palabras del presidente de la Peña: «Son dos mujeres que cantan extraordinariamente bien, pero diferentes en su forma de cantar».
Anabel Valencia se sube al escenario con un corte serio y mirada profunda, acompañada de la guitarra de Luis Carrasco y las palmas de Juan Diego Valencia y Manuel Valencia. Comenzando con una soleá apolá, acariciando los compases mientras se va introduciendo en sus adentros, mostrando los metales de su garganta. En esta noche, Anabel se sentía inspirada y con ganas.
Escucha en este video la soleá apolá que Anabel Valencia cantó en La Trilla:
Le siguieron unas alegrías que parecía estar paseando por la orilla de San Fernando, haciendo que las olas del mar hicieran compás:
Pidiéndole respetuosamente permiso a Dolores Agujeta para cantar por seguirillas, reconociendo que como canta Dolores las seguirillas no las canta nadie. Luis Carrasco comienza a sonar las cuerdas de su guitarra abriendo las puertas de las emociones. A medida que la guitarra suena a la cantaora se le va cambiando la cara, como si empezara a entrar un mundo paraleo de dolor, pues su cara refleja la pena que transmite su garganta.
Termina su actuación por bulerías viniéndose al compás de Lebrija, haciendo más de la mitad de la bulería a pulmón. Con un entregado público y habiendo guardado silencio durante los cantes, ese silencio que otorga admiración es roto en aplausos y vítores hacia Anabel, levantándose de sus asientos.
Dolores Agujetas comienza su actuación por soleá con la guitarra de Domingo Rubichi. Como acariciando los bordes del corazón, su voz genuina nos hace entrar a compás. Después nos entonó unos fandangos haciendo disfrutar al público y seguirle el compás con oles y palmas. Llegando ya casi a al final de su actuación se prepara para cantar por seguirilla. Con su cabeza cabizbaja vamos sintiendo como la seguirilla entra en el escenario estremeciendo su cuerpo, acompañada de la guitarra de Domingo Rubichi. Dolores nos estremece los adentros traspasándonos los sentidos hastas ponernos los bellos de punta y soltar un ole detrás de otro.
Y rematando su actuación por bulerías le pide a Concha Vargas que estaba entre los asistentes que se subiera para darse una pataíta, a lo cual Concha se subió. Concha se apropió del escenario, con sus pies descalzos comenzó a bailar con esa forma primitiva y genial, haciendo que el público se levantara y rompiera en aplausos, desbordando la sala de un ritmo trepidante y cautivador.