MANUEL MONJE en el Festival Flamenco de Jerez_Soñar a lo grande

El joven cantaor, con tan solo 12 años, encarna a la perfección la supervivencia de lo jondo en Jerez y Lebrija

Crónica flamenca y fotos de Manuel Monje, gracias a la colaboración de Alejandro Nieto para LebrijaFlamenca.com

El discurso que propone la dirección del Festival de Jerez para la edición de este año, con epicentro en el relevo generacional, es encarnado a la perfección por la figura de Manuel Monje García que, con tan solo doce años, es la materialización de la supervivencia de lo jondo. Apuesta Manuel fundamentalmente por lo ortodoxo, y no es de extrañar, ya que brota con fuerza de una raíz que viene de lo profundo, de Jerez y de Lebrija, y que alcanza hasta Paco la Luz.

Con un lleno absoluto en el Palacio señorial de Villavicencio, Monje, valiente, como aquellos que en otros tiempos defendieron los muros del Alcázar, se presenta sin micros, a pecho descubierto, a luchar seis cantes por derecho. No lo necesita, pero le defienden fielmente la sensible e incondicional guitarra de Nono Jero y dos vasallos de la élite del compás, Juan Diego Valencia y Manuel de Cantarote, que marcan sin titubear los pasos de cada batalla.

Malagueñas. En la primera, con Chacón, nos deja el gusto por lo melodioso, diciendo el cante, almíbar de bajos y altos, rematando por abandolaos.

Bulerías por soleá. En la segunda, sentando plaza con la bandera del compás jerezano, enciende el fuego del cante y llama a las campanas del olvido para no olvidar los tercios “pa escuchar” heredados de los antepasados más añejos.

Tientos-tangos. En esta tercera contienda, con el candil de “su pare” alumbra su buen hacer. Y es que no es lo mismo cantar que cantar sintiendo el cante y Manuel lo exterioriza con los gestos de su cara angelical y los recogerse de su cuerpo. Remata los tientos con los ecos de la Marelu por tangos, cambiando la plaza alta de Badajoz por una plazuela jerezana sorprendiendo una vez más al respetable.

Alegrías. La cuarta batalla enfrenta a los plateros de la ciudad de los califas con el relicario gaditano que resistió a los franceses, con la gracia natural a la que nos tiene acostumbrados.

Serrana. En la quinta la lucha se encarniza en lo profundo de la sierra y, haciendo gala de su otra bandera, le hace un guiño a Lebrija, ciudad que le vio nacer artísticamente, y otro a su “tato” Manuel de Paula, atreviéndose a rebuscar en sus entrañas la cabaña de juncos, demostrando Monje aquí que su edad es corta pero su repertorio no; estando dispuesto a ser guardián del patrimonio flamenco con este cante en desuso.

Bulerías. Aquí ya festeja la victoria final y en volandas lo lleva su bajañí jerezana y el sobradísimo compás de Valencia y Cantarote. Para las manillas del reloj y se encomienda a Juan Moneo Lara para transmitirnos al Jerez de la Plazuela y de Santiago. Como colofón final, su cante se vuelve poesía versionando a Yeray Cortés poniendo de manifiesto la sangre que le corre por las venas y que si tiene una palabra en los labios es para hablar de sus sueños, el arte grande que es el flamenco.

FICHA ARTÍSTICA XIX FESTIVAL DE JEREZ

Cante: Manuel Monje
Guitarra: Nono Jero
Palmas: Juan Diego Valencia y Manuel de Cantarote
Lugar: Palacio de Villavicencio (Alcázar de Jerez de la Frontera).
08 de marzo de  2025

Fotos familiares de la familia de “El Viá” de Lebrija

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Festival de Jerez 2025_Manuel Monje con la guitarra de Nono Jero

Fotos cedidas por el Festival de Jerez

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Manuel Monje con la guitarra de Nono Jero_Foto Festival de Jerez 2025

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Manuel Monje con la guitarra de Nono Jero_Foto Festival de Jerez 2025

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