BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2016
Espectáculo “Carta Blanca”.
Coreografía y baile: Andrés Marín.
Cante: José Valencia y Segundo Falcón.
Espectáculo “Carta Blanca”.
Coreografía y baile: Andrés Marín.
Cante: José Valencia y Segundo Falcón.
Andrés Marín tiene licencia para bailar como quiera. Permiso para transgredir. “Carta blanca” es un espectáculo experimental que parte de un conocimiento profundo del baile flamenco y de su propia expresión corporal.
En un ejercicio continuo de manifestación personal de su cuerpo, hace guiños al flamenco con recursos y llamadas a la tradición. Bailar en una lozeta, aunque sea obsoleta; bailar descalzo y comprender el cante como buen aficionado, los desplantes y el tacón, llenan los mejores momentos del espectáculo. El cantaor Segundo Falcón mece el encuentro y la potencia de José Valencia representa los momentos más sublimes del espectáculo, incluida una seguiriya que se sitúa por encima de los 25 platillos sobre el escenario. El rasgueo de la guitarra de Salvador Gutiérrez también nos centra en el acontecimiento flamenco de Sevilla.
Andrés Marín utiliza, con libertad, otros recursos propios de otras formas de artes escénicas, como el mimo y los instrumentos eléctricos. La guitarra eléctrica de Raúl Cantizano y la batería de Daniel Suárez añaden energía al escenario hasta límites insospechados. Otros instrumentos como la zanfoña o el clarinete de Javier Trigos apaciguan el ambiente y acompañan el baile.
Y como la licencia no tiene límites ni letra pequeña, el bailaor va añadiendo elementos como dos enormes cencerros que ata a su cuerpo o barquitos de papel sobre las tablas. Momentos en los que el bailaor parece escarbar en los orígenes del flamenco y otros en los que se pasea por un bosque lleno de animales salvajes.
El problema de estas experiencias, a mi entender, es el conjunto argumental. El dominio de la técnica es indiscutible, pero si Andrés Marín ha intentado decirnos algo, la historia está llena de sucesivos fragmentos. Demasiada electricidad y algunas esperas eternas por parte de los cantaores alargan demasiado el espectáculo.