La cantaora lebrijana dedicó la actuación a su primo Juan Peña “El Lebrijano”, desparecido muy recientemente
“Al pocito yo voy por agua y no tengo soga / con las trenzas de tu pelo me alcanza y me sobra… al pocito yo voy por agua…”. El recuerdo de Juan Peña flotaba en el ambiente desde los primeros “ayes” de la cantaora lebrijana. Una actuación dedicada a su primo en el Patio de la Clavería de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva en Lebrija.
Acompañada por la guitarra también familiar de Pedro María Peña, Inés Bacán desgranó sus cantes de uno en uno, con la pasividad de las cantaoras de antaño. Se recogió sobre sí misma para mostrarnos, a los poco más de 60 incondicionales que llenábamos el Patio, su manera de interpretar el cante. De las que ya no quedan.
La figura internacional de Inés Bacán, capaz de llenar teatros por las capitales europeas, se recoge en un pequeño patio de su localidad natal, para ofrecer un concierto tan íntimo y personal como su voz quejosa. E Inés se crece en la seguiriya y se bambolea con los cantiñas. Y quiera o no quiera Lebrija, la voz de Inés Bacán es la pura esencia de los cantes de los gitanos calorrós que habitan desde siglos atrás estas tierras andaluzas del Bajo Guadalquivir.
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