Dorates y Marina Heredia hacen llorar con sus Esencias a un público entregado

El concierto de Dorantes se convierte en el homenaje más emocionante al desaparecido Juan Peña “El Lebrijano”

Comenzó el concierto con una nana en la voz de Marina Heredia, parecía como si acariciase unas manos; al mismo tiempo que el piano abría las puertas del sueño. El jueves por la noche, todos los que asistimos al espectáculo de David Peña Dorantes y Marina Heredia pudimos dar una paseo por el interior de nuestros sentidos. Lo mismo nos paseamos por la Bahía de Cádiz, que con los bombos de Javi Ruibal nos invitaba a asomarnos al balcón del otro lado del Estrecho.

También paseamos por nuestro adentros, las luces del teatro entonan las retinas de nuestros ojos como en un atardecer, las notas de piano viajan por nuestro interior despejando el alma, absorbiendo cada melodía… En el momento que Marina rompe con una toná encadenando las esencias.

Todos y cada uno de los cantes terminaban con un largo y caluroso aplauso, como si en cada interpretación les diéramos un abrazo, y es que los sentimientos estaban a flor de piel. David se sienta y empiezan a sonar las Bienaventuranzas de Juan Peña “El Lebrijano”. No hizo falta que Marina saliera a cantarlas, se cantaban solas en silencio. A ritmo de tangos, en la voz de Marina llegaba la palabra de Dios a un gitano.

Marina abandona el escenario, momento en el que David comienza a hablar con Javi en el lenguaje que mejor se les da: la música, era como un mira, sígueme, toma, sube… invitándonos a bailar a sus sones. Marina vuelve al escenario con traje blanco. David Peña Dorantes y Javi Ruibal sonaban a mar, a brisa marinera y Marina arrancándose por fandangos. Sin previo aviso comienzan las primera notas del Orobroy, con los coros de Anabel Rivera y Jara Heredia. Creo que en ese momento las lágrimas ya estaban comenzando a inundar  los ojos. También hubo momentos para recordar a Lole y Manuel.

Aquí terminó el concierto y David Peña cogió el micrófono y se dispuso a hablar. Dijo que era un momento agridulce, que se encontraba entre algodones con Marina, pero que tan solo hacía unas semanas había estado en ese mismo escenario despidiendo a su tío Juan Peña “El Lebrijano” y anunció que iba a recordarlo con su música. Desde los primeros compases de Las Galeras, la esencia de Juan Peña “El Lebrijano” se hizo notar. Sea con la pluma de Félix Grande, sea la realidad de sus verso, sea la grandeza del espíritu de Juan, sea la fuerza de transmitir emociones de David, sea la emocionate interpretación de Marina. Pero el caso es que en la noche del jueves todos lloramos.

Flamenco

Espectáculo Esencias de Marina Heredia y Dorantes en Lebrija 2016

 

Sobre Pedro Carrasco

Aficionado a la escritura. 10 años en el programa Camelamos Naquerá de Radio Lebrija
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