El eco profundo e insondable de Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo

El cantaor se acompaña de la guitarra de Antonio Moya en un recital escueto pero bien dispuesto de los cantes de Lebrija

Comenzar el recital con una ristra de letritas por soleá a nudillo, sobre una mesa improvisada en el local situado en la calle Parras de Sevilla, es cuanto menos interesante. El eco profundo, y aún así, insondable de Juan Bacán se concentra en el cuarto de aforo reducido del Allegro Ma Non Troppo.

Para continuar por fandangos marca de la casa. La casa es la de los Pinini, entre Lebrija y Utrera. Y a más atinar, la de los Bacán. Que en esta Bienal ha puesto bandera en el patio de los Reales Alcázares donde dio un recital memorable su hermana Inés. La primera tanda por bulerías, más normales, si se le puede llamar así a este ritmo acompasado imposible de reproducir desde el punto de vista folclórico y occidental. Toda esta primera parte precedida por una creación todavía en proceso de la guitarra de Antonio Moya.

La segunda parte más contundente. Las entradas de Antonio Moya dignas de concierto, largas, deleitándose. Respeto entre los artistas. La soleá viene ahora acompañada de las cuerdas y se identifica con Lebrija. El padre de Juan, Bastián Bacán, supo recoger y hacer su propio estilo de cante. La seguiriya de Juan suena a añejo. Cierra los ojos y se evade. El público es consciente de que este tipo de recitales no está en la programación oficinal de la Bienal. Solo para aquellos que sepan apreciar el cante gitano, el origen, la esencia.

La última parte por bulerías de Lebrija es pura improvisación, memorable. Su sobrino Bastián Bacán se suma a las palmas. El recuerdo de su hermano Pedro está en el ambiente. Hay baile espontáneo y se termina muy arriba, dignos de una herencia que se ha transmitido de generación en generación. Una sabiduría adquirida expuesta a paladares exigentes.

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Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo acompañado de la guitarra de Antonio Moya_septiembre 2024




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Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo acompañado de la guitarra de Antonio Moya_septiembre 2024


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Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo acompañado de la guitarra de Antonio Moya_septiembre 2024


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Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo acompañado de la guitarra de Antonio Moya_septiembre 2024


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Juan Bacán en el Allegro Ma Non Troppo acompañado de la guitarra de Antonio Moya_septiembre 2024

#LebrijaBienal Factoría Cultural acoge la exposición y los encuentros dialogados con el fotógrafo Ramón Amaya

Una muestra fotográfica que reconstruye la vida del fotógrafo, nieto de Antonia Pozo y autodidacta en su profesión

El momento mágico de la Bienal de Flamenco de Sevilla también puede estar en los «otros oles» que ofrece el festival en su programación periférica. La Factoría Cultural expone, desde el pasado sábado 21 de septiembre, el trabajo del fotógrafo flamenco Ramón Amaya que lleva varias décadas ofreciendo la mirada honesta «de un testigo gitano de su tiempo» sobre el panorama flamenco.

Un fotógrafo, nacido en 1948, de formación absolutamente autodidacta, que ha sabido adaptarse a lo largo de la historia de la fotografía, a los cambios tecnológicos y a las distintas formas de difusión del flamenco, sin abandonar su punto de vista sincero y comprometido con el cante, que en definitiva es lo que importa.

Ramón Amaya es nieto de Antonia Pozo, cantaora aficionada de Lebrija, creadora de cantes autóctonos y fundamental en la transmisión del flamenco de generación en generación. «De ahí que esta historia de un fotógrafo gitano, poco conocido o invisibilizado, tomara otras dimensiones cuando descubrí que era nieto de Antonia Pozo», explicó la periodista Araceli Pardal, comisaria de la exposición junto al historiador Miguel Ángel Vargas, «porque aquí estaba la magia, como digo yo, o el infundio o la gitanería, como decís vosotros», añadió dirigiéndose al público mayoritariamente familia del fotógrafo y su mujer, recientemente fallecida Consuelo Valencia.

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#LebrijaBienal 2024_Exposición Ramón Amaya. Objetivo Flamenco en Factoría Cultural

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#LebrijaBienal 2024_Exposición Ramón Amaya. Objetivo Flamenco en Factoría Cultural


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#LebrijaBienal 2024_Exposición Ramón Amaya. Objetivo Flamenco en Factoría Cultural

El director de la Bienal de Sevilla, Luis Ybarra, tuvo el detalle de inaugurar la exposición, dándole especial importancia a estos «otros oles» incluidos en la programación oficial. La exposición enfrenta los trabajos de dos épocas muy distintas, vividas por Ramón Amaya. Una primera en blanco y negro fruto del trabajo conjunto con el crítico de flamenco Manuel Martín Martín en Diario 16, y otra al amparo del programa Zona Flamenca de Factoría Cultural.

Manuel Martín Martín, encargado de la conferencia inaugural, hizo un alegato a la fotografía flamenca, «una forma de mirar lo que nos identifica» que nos ayuda a «comprender la historia contemporánea de lo jondo». En cuanto a Ramón Amaya, le aplaudió «saber dominar la técnica para saber captar el momento» y dijo reconocer en sus fotografías «verdaderos artículos de opinión donde sobran las palabras».

El discurso más emotivo lo dio por sorpresa el hijo de Ramón Amaya, Javier Amaya, que se acordó en todo momento de su madre Consuelo «que ocupa hoy esa silla vacía» y agradeció a su padre el trabajo constante, su forma de ser y sobre todo «mi referente, porque cada vez que quiero ser un buen gitano, me miro en ti», llegando a todo el mundo al corazón y a las lágrimas.

El pasado sábado, 21 de septiembre, se celebró al abrigo de la exposición la mesa redonda moderada por el periodista Antonio Ortega sobre «Los festivales flamencos de los pueblos como espacios simbólicos de resistencia», con la presencia del cantaor Manuel de Paula, el hijo de Pedro Bacán, Sebastián Bacán, y la propia periodista Araceli Pardal.

Los próximos sábados 28 de septiembre («La mirada romaní sobre el flamenco») y 5 de octubre («El lugar de la memoria familiar como archivo») se seguirá dando ocasión a la charla en el seno de esta exposición de Ramón Amaya que ofrece la mirada de un gitano sobre los momentos vividos que quedarán en la fibra sensible de los corazones aficionados.

Fotografías de LebrijaFlamenca.com

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#LebrijaBienal 2024_Exposición Ramón Amaya. Objetivo Flamenco en Factoría Cultural

#LebrijaBienal Aurora Vargas y su portentosa personalidad (gitanería)

La cantaora sevillana triunfa en los Reales Alcázares con Pastora Galván y Antonio Reyes de artistas invitados

Aurora Vargas se presenta en esta Bienal de Flamenco de Sevilla 2024 con Mi Chacha Dolores, uno de sus tangos más conocidos y cantados por las y los gitanos, haciendo gala de su portentosa personalidad (gitanería) como cantaora.

El escenario se queda solo con las guitarra de Manuel Valencia y el violín de Bernardo Parrilla, que después de habernos entrado unas ganas locas de bailar, conducen nuestro estado de ánimo hasta la serenidad de nuestro cuerpo, como una transición que recorre las venas para desembocar en el compás de la soleá. Aurora se sienta en la silla serena y profunda. En sus letras recuerda la figura de su madre, que la hace profundizar aún más en sus adentros para darnos una explosión de cariño y fuerza que hace que su cante penetre tocando la fibra sensible del alma y poder así estremecer los sentimientos y provocar la inestabilidad del lagrimal ocular.

Después de la tormenta llega la calma, con la brisa marinera de Cádiz, con unas alegrías que hace que el público comience a balancearse disfrutando de ese ritmo fresco y suave que Aurora matiza, haciendo que el compás llegue y produzca las ganas de querer seguirlo desde nuestra sillas. Esa brisa atraca en Chiclana para que Antoni0 Reyes, junto a la guitarra de Miguel Salado, compartan una seguiriya.

Aurora Vargas vuelve a sentarse en la silla junto a Miguel Salado, para ofrecernos una seguiriya que hace que la riqueza de los metales de su voz y el trabajo del alma, se unan por el dolor de los pensamientos haciendo  brotar el quejío amargo de este cante.

La última parte del espectáculo lo inicia Pastora Galván y Antonio Reyes con la guitarra de Manuel Valencia. Pastora combina las posturas clásicas del toreo para contonearse con el compás que le ofrece Antonio Reyes, envolviendo cante y baile en una espiral delicada.

Aurora sale al escenario y empieza a cantarle a Pastora en los sentidos, a lo que Pastora responde introduciéndose en el cante de Aurora con todo su braceo, contorneo y zapateado. Contribuye a la unión del cante con el baile, esa forma donde es imposible distinguir qué canta quién o quién baila a quién. En pocas palabras, asistimos a una fiesta gitana donde el cante baila y el baile canta.

Fotografías cedidas por la Bienal de Flamenco de Sevilla

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AURORA VARGAS_Archivo fotográfico de La Bienal de Flamenco 2024_ @Laura León

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AURORA VARGAS_Archivo fotográfico de La Bienal de Flamenco 2024_ @Laura León

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AURORA VARGAS_Archivo fotográfico de La Bienal de Flamenco 2024_ @Laura León