La Caseta de Curro Malena se vuelca en el homenaje a una cantaora con raíces en Triana y Lebrija
Antes de que sonara de manera solemne el himno de los gitanos Gelem Gelem en la Caseta de Curro Malena, ya estaba la artista Esperanza Fernández bailando junto a su tía Concha Vargas y rebosando gitanería. Se le recibió con ganas y más ganas traía esta cantaora que, debido a sus raíces lebrijanas por parte de madre, no dejó de mirar al cielo emocionada.

Pero fue el Gelem Gelem, cantado de viva voz por Esperanza Fernández, el que dio solemnidad a un acto en el que participaron el alcalde de Lebrija, Pepe Barroso; el delegado de Cultura, Pepe Martínez, y los representantes de la Caseta de Curro Malena, Ángel del Viá y Manuel Carrasco. Todos los socios de la caseta se pusieron en pie con el corazón encogido a sabiendas de que los mayores reconocimientos no los dan las instituciones, sino el pueblo sencillo cuando son sentidos.
«Esperanza no se ha criado en Lebrija», como dijo Manuel Carrasco, que enumeró las decenas de espectáculos, proyectos y premios que atesora ya la artista en su expediente, «pero lleva el compás de Lebrija en su sangre».
El alcalde Pepe Barroso destacó que Lebrija es grande «gracias a los gitanos» y el delegado de Cultura le dio a la Caseta de Curro Malena un diploma en conmemoración del 600º Aniversario de la entrada del pueblo gitano a la península ibérica.


































