La cantaora aficionada Ani Zambrano abre el ciclo de verano en la azotea de la Peña Flamenca de Lebrija
Empezó fuerte Ani Zambrano, doliéndose por soleá. Y agradeciendo, en su enorme modestia, a los artistas de Lebrija el cristal en el que se mira. Y es que es cierto, siendo Lebrija tierra de cante, también ha parido a muy buenos aficionados. Ani Zambrano cantó con el corazón abierto, con la simpatía que la caracteriza, acompañada de la guitarra de Juan Carrasco.
Claro que Ani Zambrano se luce en los cantes de ida y vuelta y con su buena ristra de fandangos. En las guajiras estuvo de dulce y se gustó por alegrías. Pero también arremetió por tientos y otros cantes más marcados, haciendo gala de su conocimiento y de su apego por el flamenco. Por bulerías metió copla y canciones de siglos pasados, con muy buen gusto. Dejó a un lado el perfil corralero con el que se la conoce, para deleitarnos con su lado más flamenco.
La azotea de la Peña Flamenca de Lebrija con un lleno a rebosar. Familia, amigos, peñistas y aficionados en general llenaban el espacio «A cielo abierto», donde mejor se está en las noches de verano de Lebrija. Ani zambrano inició el ciclo, que continúa el jueves 14 de agosto con Antonio Peña (guitarra de Benito Velázquez) y el jueves 21 de agosto con El Pajarito (guitarra de Curro Vargas).
Reportaje fotográfico de Araceli Pardal















