“Premio al mejor director porque hace que sus historias cinematográficas estén llenas de tragedia”
Ahora que vamos despacio, ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras tralará, Pero hoy no vamos a contar mentiras… Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, tralará. Y en el verano del 24 en julio, en el Festival de Flamenco de Las Cabezas de San Juan, buscando una manta y una chaqueta tralará, ahora no vamos a contar mentiras tralará, vamos contar verdades.
Ante todo enhorabuena a la organización y al Ayuntamiento por no dejar que se seque la Yerbabuena Flamenca, pero tenían que haber tomado alternativas para el viento, de lo malo que nos acompañó, hubiera sido más llevadero.
El pasado viernes 5 de julio se celebró la 33 edición de Yerbabuena Flamenca de Las Cabezas, cartel con la culminación de la frescura de la savia nueva de María Terremoto y la vitalidad, cada uno con su acento, de Manuel Cordero, Luis Zambo y Carmen Ledesma en su baile. Dos maneras de florecer, pero con un mismo significado de simbolismo profundo: la yerbabuena como planta y la yerbabuena flamenca, cada una derrama pureza, una agua y otra vino.
Una noche fría de otoño pero en julio, mes donde se fue el barco de papel de El Lebrijano. No voy a contar mentiras tralará, sino verdades. No se puede decir que hubiera un lleno, pero sí una gran influencia lebrijana, en un entorno donde se unen dos manera de rezar, la iglesia y el flamenco. Pero está mejor escrito si digo tres maneras de rezar, porque cantando se reza dos veces. Si no, que lo confirme lo de cantar se reza dos veces y lo puede hacer, porque lo vive cada año que puede cuando acompaña y se empapa de aquel desorden tan bien ordenado de los gitanos cada Miércoles Santo con el Cristo del Ecce Homo, calle Fontanilla arriba. Benito Zambrano homenajeado con la Yerbabuena de Plata de este año sabe de lo escribo y es uno de tantos que con el alma libre y con el sonío negro del pueblo gitano de Lebrija se le canta hasta llegar a Belén, por bulerías ¡¡míralo míralo bien, que hasta bonito tiene los pies!! Viva mi Cristo y Benito se une a esa libertad cultural, a esa riqueza de su pueblo, que por cierto me hubiera gustado que lo hubiera dicho, esto no es de pobres ni marginados ni necesitados, esto es el lenguaje del pueblo gitano. No hay que ocultar ni tapar, lo que es gitano y de los gitanos hay que decirlo y más en esas paredes de esa Iglesia de Las Cabezas, lo que se dijera bajo confesión.
Bonito discurso de Benito Zambrano sobre el flamenco y el porqué le dan este reconocimiento. Hay mucha simbiosis entre sus películas y el flamenco, la transmisión, la pena negra de Padre Coraje, como una seguiriya de por vida. Solas son quejíos por soleá. Sus guiones son profundidades como el significado de una silla de enea en el flamenco, tiene premio al mejor guión adaptado y al original, ¿se sentaría en esa silla de enea para escribirlo? Tiene premio al mejor director porque hace que sus historias cinematográficas no estén huecas, estén llenas de un sentir, de un dolor, de una tragedia… Como en el flamenco cuando se derrama… Enhorabuena Benito, artista y mito cinematográfico de Lebrija, aflamencado desde siempre porque es su música y a partir de ahora no puede dejar que la Yerbabuena Flamenca se seque.
Si Lorca escribió el Romancero, si Saura hizo la película de Flamenco, y más artistas que hicieron cosas aflamencás, te dejo una idea maestro Benito, lo dijo el mismísimo lebrijano: Lebrija tiene una riqueza cultural escondida que nadie lo sabe… tienes una batuta en tus manos que pocos saben cogerla, porque eres de Lebrija y porque puedes abrir la puerta de la última habitación donde duerme el duende.