#mosaicoCARACOLÁ Artistas flamencos que han participado en la 53 edición de la Caracolá Lebrijana 2018

Un sinfín de artistas han formado parte de los espectáculos programados en la 53 Caracolá_Fotografías de Araceli Pardal

La 53 Caracolá Lebrijana destaca por la calidad de sus espectáculos flamencos

Los artistas de Lebrija protagonizan las mejores propuestas escénicas en el Teatro Municipal y otros lugares patrimoniales

En esta 53 Carracolá se ha dejado patente la calidad de nuestros artistas flamencos. Si nuestro festival fuera como antaño, cuando era observado y oído por todos los críticos flamencos de la época, seguramente hubiera sido portada de los periódicos, con grandes atribuciones a sus cantes, bailes, toques, y dirección artística. Esta Caracolá ha sido de alta calidad.

Es bien sabido que en Lebrija el aprendizaje de los cantes se hace, o mejor dicho, se adquiere como una esponja a través de las familias. Es en su seno, donde el compás irrumpe para dormirnos, tranquilizarnos e incluso para divertirnos, pues el compás nos inunda los sentidos. Y es en la familia donde José Valencia ha buceado de la mano de su tío Manuel de Paula para presentarnos un nuevo espectáculo llamado “Con Jerarquía”. No se puede explicar con palabras las emociones que todos sentimos el primer jueves de Caracolá en el patio del antiguo Convento de Santa María de Jesús. José Valencia no solo cantó bien, le dio una profundidad a los cantes que los espectadores que allí estábamos coincidimos todos en que habíamos vivido una noche histórica en el cante flamenco, todavía con los ojos inundados en lágrimas de emoción.

Así comenzó nuestra Caracolá, en un patio que nos transportó a las antiguas Caracolás, solo faltó esos fin de fiestas que nada más se pueden dar en Lebrija, cuando al final de la Caracolá se subían familiares, amigos y primos para inundar el escenario del baile y cante más personal que tiene Lebrija, encontrándonos de repente en una fiesta totalmente improvisada donde cada uno aportaba su forma personal de entender el baile, acompañados por todos los artistas que todavía estaban sobre el escenario.

Nuestra Caracolá se ha convertido en otro formato tipo Bienal de Sevilla. Donde desde el 12 hasta el 21 de julio todos los rinconcitos de Lebrija se llenan de flamenco, como el patio trasero de la Casa de la Cultura donde se mezcló la juventud de Fernanda Carrasco y la solera de Miguel Funi, que a pesar de su avanzada edad sigue teniendo la fuerza de levantarse de la silla, de cantar y bailar con el mismo compás y arte gitano que solo él es capaz de transmitir en sus formas original y gitana. Con el compás de la guitarra de Curro Vargas.

Asistimos a dos maridajes flamencos, uno en las bodegas del Marqués de San Gil, en la cual, acompañaron las explicaciones de los vinos con el cante de María José Soriano, con la guitarra de Eusebio José García. Y otro en el patio de Ajudisle donde en esta ocasión los vinos de González Palacios fueron amenizados por Reyes Carrasco y la guitarra de Curro Vargas.

Me parece fabuloso la conexión musical entre David Peña Dorantes y el Taksim Trío, y me parece fabuloso porque seguramente ambas músicas, ambos sentidos del compás tienen la misma raíz en un momento determinado de la vida. Ver y oír como interactúan, es penetrar en los sentidos, y cuando sonaron los acordes de “Caravana de gitanos” que cantaba su abuela, María la Perrata, eslabón principal de la familia Peña Fernández; una conexión interior recorrió mi piel haciendo que los vellos se erizaran como cuando un espíritu está cerca.

En Lebrija los lugares con magia no dependen de los lugares en sí mismos, sino del momento. A Lebijaflamenca.com nos gusta hablar de lo efímero, porque es un momento que se da en un instante, en un lugar determinado y que, ese mismo lugar, al momento siguiente, ya no tiene esa magia. En el convento de San Francisco de la calle Silera hubo hace mucho tiempo un instante mágico que duró años, toda una generación de niños gitanos provocaron ese momento junto con fray Juan, un hombre sencillo  y  cariñoso que hizo que un grupo de jóvenes asistieran habitualmente al convento como el que va a la casa de su amigo; por su puesto el flamenco fluía por las estancias de ese convento. En esta Caracolá, el patio del convento ha vuelto a llenarse de magia, pues Rycardo Moreno ha querido que fuera este lugar, donde ofreciera sus “Esencias” a Lebrija, porque parte de su forma de entender la vida y con eso la música parten de ese lugar.

A media luz y el convento totalmente lleno de público, Rycardo Moreno ofreció su intimidad musical, acompañando a su abuela Pepa mediante una grabación de ella en una boda; también su tío Tomás Moreno bailó con su música, con su baile gitano, al igual que Manuel del Bujo con sus maneras personal de baile y cante; el bailaor José Maldonado que bailó con mantón de manila e hizo una pintura durante la actuación y siempre, en flamenco, pasando por el alma de Rycardo Moreno. Partiendo de esas premisas se confirma lo que Lebrijaflamenca.com dice: Rycardo Moreno representa la evolución del flamenco, junto a nuestro desaparecido Pedro Bacán y David Peña Dorantes. Porque sus músicas siempre parten del flamenco y no de la fusión; parten de la creación.

Rancapino Padre nos visitó en el patio de la Clavería de la parroquia de la Oliva. Cantando a muy poquita voz, penetrando su verdad en nuestros sentidos.

Este año se le ha concedido el Caracol de Oro a Concha Vargas y Araceli Pardal ha sido la encargada de hacer la conferencia de Concha. Esta conferencia no solo abarcaba la trayectoria artística de Concha, sino que también desgranó la personalidad de Concha Vargas. Demostrando mediante su carrera que Concha es referente feminista, transgresora y todo ello sin perder su identidad gitana. Para quien quiera saber más de esta conferencia en nuestra web está publicada: Concha Vargas, el Genio flamenco.

Después de la conferencia el encargado de amenizarla fue Curro Vargas. Curro, cantaor flamenco, porque para nosotros no es un aficionado y no lo es porque canta con esa genialidad y transmisión que se necesita para serlo y poder emocionarte con él. El lunes de Caracolá cogió las riendas del cante junto a la guitarra de Curro Vargas e hizo que en el centro de interpretación del cante en Lebrija se sembraran cimientes de flamenco lebrijano.

La Peña Flamenca ofrece un espacio, su azotea, que desde hace ya dos años decora con la exposición que realizó Lebrijaflamenca.com para el 50 Aniversario de la Caracolá, exposición que relata el flamenco original de Lebrija. Las fotografías son de Araceli Pardal y representa el flamenco vivido en Lebrija en fiestas y escenarios.

Fueron dos las citas flamencas, una la actuación del nieto de José de la Tomasa, Manuel de la Tomasa, con la guitarra de José de Pura nos ofreció un recital de cante flamenco ortodoxo. La siguiente cita estuvo a cargo de Isabel Carrasco, hermana de Curro Malena, y estuvo acompañada de la guitarra de Currito Malena. Isabel, es la primera vez que se subía a un escenario para cantar un repertorio completo ella sola. Ella tiene verdad en su cante, elemento necesario para conquistar los paladares de los aficionados que sienten el flamenco. Y esa noche conquistó.

El patio de los Naranjos de la Parroquia de la Oliva acogió entre sus naranjos, primero a Eva Ruiz, cantaora de Lebrija que aprendió los cantes en la escuela de Cristina Heeren. Con sentimiento transmitió al público el buen hacer de su cante con la guitarra de Francisco Vinuesa provocando  los oles del público que la jaleban . Eva quiso acordarse de Juan Peña el Lebrijano versionando al maestro. María Terremoto la escuchamos por primera vez en la Pascua de los Gitanos que organizaba Luis de Chimenea cuando todavía era muy niña. Poniendo el patio de butacas del Juan Bernabé en pie. Desde entonces hasta ahora su carrera ha sido vertiginosa estando en casi todos los festivales y teatros, situándose en lo alto del flamenco. María nos ofreció un recital de cante con la guitarra de Nono Jero con el compas de los terremotos atrapándonos en una espiral de cante con sello propio.

El viernes 20 de julio, Concha Vargas se apropiaba del teatro Juan Bernabé para presentar un espectáculo nuevo “Cincuenta años de Concha Vargas”. La dirección del espectáculo recayó toda en su hijo Curro Vargas. Curro no solo supo organizar el espectáculo sino que consiguió un espectáculo de más de 10, fue capaz de cuadrar los cantes y el baile de su madre hasta el punto de la lágrima. Abrió el telón con Concha sentada en una silla bailando, se acerca Anabel Valencia que enlazaron sus almas para reventar las venas del corazón. Así, con el público emocionado en pie aplaudiendo antes de terminar la primera actuación comenzaba su espectáculo. Si quieren saber cómo fue, en nuestra página está publicado un artículo escrito por Manuel Carrasco: Un puro sentir negro como la tinta.

Flamenco

Espectáculo 50 Años de Concha Vargas_Caracolá Lebrijana 2018

El sábado acababa la Caracolá una vez más en el teatro. Cuatro fueron los artistas que pasaron por las tablas del teatro: Samuel Serrano, Rancapino Hijo, Pitingo y la bailaora Isabel Bayón. Gracias a la forma de hacer publicidad que tiene el Codi, la noche del sábado hay mucha gente que va por primera vez a un espectáculo flamenco, un hecho que hay que decir que es enriquecedor para el futuro de este arte. Se le entregó el Caracol de Oro a Concha Vargas. Hay una cosa que me gustaría resaltar para terminar y  es la importancia y el respeto que le tienen los cantaores a nuestro festival y con ello la importancia de los cantes de Lebrija. Unos amigos que vinieron desde Sevilla a ver la Caracolá llegaron diciendo que Pitingo no les hacía gracia y cuando se fueron me dijeron que se van de Lebrija con que Pitingo les caía mucho mejor ahora. Y es que los artistas cuando vienen a Lebrija vienen a cantar flamenco.

Conferencia CONCHA VARGAS, EL GENIO FLAMENCO

Reconocimiento de la figura de Concha Vargas como mujer, gitana y artista, un temperamento singular que ya forma parte de la historia del flamenco

El baile de la lebrijana Concha Vargas podría situarse en el eje principal de la tradición gitana, el arte que se transmite y que continúa pegado a la tierra a lo largo de los siglos. Sin embargo la bailaora, en sus 50 años de vida profesional sobre los escenarios, se ha atrevido con todo. Concha Vargas ha hecho de la formación una especialidad flamenca. Sus viajes a Japón han creado escuela y en sus clases, se ha llegado a pagar por solo mirar. En esta charla sobre Concha Vargas vamos a reconocer su figura, mujer, gitana y artista, y exploraremos los distintos ángulos de un temperamento singular que ya forma parte de la historia del flamenco.

Concha Vargas_Introducción.

Concha Vargas_ROMINIA Mujer Gitana.

Concha Vargas_La formación / Japón.

Concha Vargas_La transgresión.

UN AMBIENTE PRIVILEGIADO

Concha Vargas se crió en un ambiente privilegiado. Su padre se relacionaba con los que estaban por aquel entonces en la cima del cante grande. Tratante de ganado, su oficio le daba pie a terminar los negocios en su casa, de fiesta rodeado de grandes figuras. La Feria de Sevilla, la feria de Abril, era no hace tanto tiempo una feria de ganado. Se celebraba en el Prado de San Sebastián y el ambiente en las casetas era auténtico, sin tanta música amplificada, sin altavoces. Ricardo Pachón describe en un artículo “aquella liturgia de la verdad flamenca” de aquellos años de gloria en Sevilla:

“En la caseta de don Ángel Camacho estaría la tribu de Morón, en torno a Diego del Gastor, y nombra a Joselero, a Fernanda y Bernarda, a Paco Valdepeñas…. En la caseta de la Peña Oromana de Alcalá de Guadaíra seguro que estaba Juan Talega, Antonio Mairena, Melchor de Marchena, Manolito de María, Curro Fernández, Rafael el Negro, Matilde Coral…” y nombra a Quintín Vargas. Había más casetas, la de la Venta de Vargas donde un jovencísimo Camarón alternaba con Rancapino Viejo, Chano Lobato, el Beni de Cádiz… algunos de estos artistas terminaban al amanecer en la casa de Quintín Vargas si había algo que celebrar.

Por eso Concha lo primero que aprendió fue a escuchar el cante. Y por eso la niña empezó a bailar con esas maneras de la mano de su maestro Pepe Ríos. Ya hemos hablado de aquel primer Gazpacho de Morón, pero es que en tan solo 2 o 3 años, Conchita Vargas había actuado ya formando parte del cartel en los mejores festivales flamencos. Mirad lo que dice el crítico del Festival de Mairena de 1969, un festival que tenía fama de exigente porque allí se consideraba que estaba “la vara de medir” el cante.

Leo literal: “Primero en Lebrija y después en Marchena, vimos bailar a Concha Vargas. Nuestra modesta profecía se vio confirmada en Mairena, cuando aquel público tan entendido aplaudía a rabiar a la jovencísima bailaora, impresionante de majestad, garbo, verdad sin trampa y hondura legítima. Conchita Vargas, de 13 años, triunfó incluso a muy larga distancia de nombres consagrados. Su porvenir es cada vez más sonriente y ahora sí que es cierto el camino, después de los aplausos de Mairena”.

LEBRIJA: UN COMPÁS DIFERENTE

Ese camino ciertamente se llenó de éxitos, de trabajo, de espectáculos y de momentos vividos, algunos de los cuales hemos señalado aquí sin tener la intención de enumerarlos todos. Pero esta última parte de la conferencia va dedicada a Lebrija y aquí queremos volver. Decía el Lebrijano que la música es el arte de componer los sonidos con el tiempo. Y Lebrija tiene esa forma particular de componer, de hacer el compás.

Lo saben, de manera intuitiva, las familias gitanas de Lebrija, que se han encargado de salvaguardar este tesoro cultural que es el flamenco. También han dado sobradas muestras de ello los artistas lebrijanos, incluso los más jóvenes. Muchos artistas lo atestiguan con el cante, y con la guitarra, ¿pero y el baile? ¿Hay una forma de bailar que siga ese tiempo que se marca en Lebrija? El baile de Lebrija se llama, sin lugar a dudas, Concha Vargas.

Concha Vargas le baila al cante. Cuando el cante coge por los derroteros arromanzaos del compás lebrijano, Concha se recoge y a la vez se agranda, marca el compás con sus pies y de medio cuerpo para arriba dibuja en el aire una figura difícil de descifrar, se ha formado a través de los tiempos.

La sabiduría que se pasa de generación en generación. Una manera de expresarse que se hereda y que responde a las vivencias, no solo vividas por ti, sino transmitidas de madres a hijos. Para Concha Vargas el baile es su vida.

Flamenco

Conferencia Concha Vargas, El Genio Flamenco_53 Caracolá, julio 2018

Concha Vargas no solo representa el baile de Lebrija, sino que además vive en Lebrija. Parece un detalle menor, pero es un hecho que deberíamos valorar, es una circunstancia que le da valor o caché a nuestro pueblo. Primero, porque hay decenas de niñas y mayores que se forman en sus clases, pero también porque la personalidad generosa y arrolladora de Concha Vargas hace que en cualquier lugar te puedas encontrar con un momento único en el que Concha, de manera improvisada y sin necesidad de escenario, se arranque a bailar. Bueno, cualquier momento y cualquier lugar no. Tiene que haber una reunión de gitanos buenos y que se esté cantando bien. Pero yo eso lo he visto, levantarse de su mesa, por ejemplo en el Bar Bocho, y bailar a pie de barra dándole rango superior a esos lugares efímeros del flamenco de los que hablamos en nuestra Ruta Cultural por la Lebrija Flamenca.

Concha vive en Lebrija con toda su familia, que la acompaña también en el mundo del arte. Su hija Carmen, que aprendió a cantar antes que a hablar, y que forma con ella una de las parejas más bonitas del flamenco. Y su hijo Curro, que está tocando con una gitanería y un compás muy pareciado para acompañar al cante. “Mi hijo Curro tiene mucha cabeza”, nos dice Concha cuando habla de él. Y por eso le ha confiado la dirección del espectáculo que conmemora los 50 Años de Concha Vargas.

Para terminar, publicamos un VIDEO. Concha Vargas formó parte del elenco de una experiencia inusual y única, también auténtica y la vez revolucionaria, de llevar el flamenco que se vive aquí en Lebrija a los escenarios. Fueron los años 90 y de la mano de nuestro añorado músico y guitarrista Pedro Bacán. Os dejamos con un par de minutos que valen un pedigrí, de una Bienal en la que Concha, además, estaba embarazada. Un embarazo por romances, merece la pena verlo.