Un yacimiento arqueológico del cante gitano a cielo abierto

Juan Bacán, descubre, junto a la guitarra compañera de Antonio Moya, el depósito consagrado del cante jondo

Un depósito no es solamente un lugar o un recipiente donde se guarda algo. Puede ser algo inmaterial, y entonces el depósito es un poso o sedimento mágico, en el que se van acumulando los conocimientos y se van superponiendo los compases y los ecos de antaño.

Juan Bacán es eso, un recipiente sin fondo que se ha ido llenando a lo largo del tiempo. Un yacimiento arqueológico con un montón de materiales y de estructuras musicales que se ha mantenido a cielo abierto. La rama de los Bacán dentro de esa inmensa familia cantaora que se expande entre Lebrija y Utrera mantiene la cadencia y el eco a lo largo de los siglos y evoluciona hacia adelante sin perder la verdad del cante.

Nos lo refirió Sebastián Bacán, el hijo del desaparecido Pedro Bacán y encargado de la programación de estos martes auténticos que se celebran en el Allegro, en pleno corazón del barrio de la Macarena en Sevilla. Se refirió a su abuelo Bastián Bacán y a Juaniquín, dejando constancia de que en Lebrija el flamenco hay que buscarlo en una chocita.

Juan Bacán ejecuta la soleá con el compás muy marcado y letras cortas que encierran la verdad del cante gitano. La guitarra de Antonio Moya lo conoce bien y lo acompaña por caminos normalmente inalcanzables. La seguiriya llega como ese tesoro arqueológico al que nos referíamos antes. Y se desahoga un poco por bulerías antes del descanso. Unas bulerías con sello de la casa: “Mieo me da de la luna”.

La segunda parte comienza con la guitarra espléndida de Antonio Moya, aportando luminosidad al recinto. Un lugar reducido, el salón de una casa. El cante hay que escucharlo en estos ambientes íntimos. “Esto es mucho más que cante”, decían los entendidos. Tras unos fandangos mascaos se viene el fin de fiestas, y ahí es cuando el baile se rinde al cante. La bailaora y amiga de décadas atrás, Carmen Ledesma, y La Chimi y La Junko, con respeto y compás admirable. El baile como muestra de agradecimiento, como colofón de un recital del que somos conscientes que muy poco vamos a volver a ver. A vivir.

Flamenco

ALLEGRO MA NON TROPPO 2024_Juan Bacán y Antonio Moya

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ALLEGRO MA NON TROPPO 2024_Juan Bacán y Antonio Moya

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ALLEGRO MA NON TROPPO 2024_Juan Bacán y Antonio Moya

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ALLEGRO MA NON TROPPO 2024_Juan Bacán y Antonio Moya

Fernanda Peña en el Allegro_El flamenco como refugio

La cantaora lebrijana, con la guitarra de Curro Vargas, ofrece un recital con gusto en un local del barrio de la Macarena

La cantaora lebrijana Fernanda Peña ha ofrecido, acompañada de la guitarra de Curro Vargas, un recital con mucho gusto, cargado de referencias familiares, tirando de memoria y exhibiendo juventud. El local Allegro Ma Non Troppo, situado en el barrio de la Macarena de Sevilla, garantiza intimidad y cercanía entre los artistas y el público, que apenas subía de las 50 personas, todos entregados y con buena afición.

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

Fernanda Peña comienza por granaínas y sienta las bases de lo que va a ser el recital, cantado por lo bajito, al natural y con arranques flamencos de gran autenticidad. De forma inmediata se mete con la seguiriya. No todo el mundo puede con la seguiriya, hay que tener conocimiento y rebuscarse en la memoria, aunque la artista sea aún tan joven.

Las cantiñas son marca de la casa, y Fernanda las ejecuta animada por los olés a compás de su tía Inés Bacán, presente en el recital. La guitarra de Curro Vargas se compromete y se involucra, protagonizando falsetas que añaden sabiduría rítmica al recital.

Fernando Peña le mete mano a la malagueña con una letra de Manuel Torre que ha escuchado cantar a muchos artistas.

Por buscar la flor que amaba / entré en el jardín de Venus
encontré a la liz morena / que es la flor que yo buscaba
para que alivie mis penas.

Señal que la joven cantaora tiene afición y sabe escuchar, y que quizás esté llegando a un nuevo eslabón de su carrera profesional. La soleá así lo atestigua. Eso es el tiempo, retenido en este íntimo lugar, el que lo dirá.

Con el final por bulerías le hace caso a su tía Inés y canta el cuplé que inmortalizaran las hermanas de Utrera, María de las Mercedes. Se lanza con los cuplés con gracia y confianza en su procedencia familiar. El local, que gestiona Bastián Bacán en su parte flamenca, promete momentos de categoría, basados en “la escuela vivencial del flamenco”, como bien dijo el desaparecido guitarrista lebrijano Pedro Bacán. Se trata de un flamenco que cuenta historias y que nos ofreció una noche con paladar gracias a Fernanda Peña y Curro Vargas.

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

 

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

 

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

 

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024

 

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Fernanda Peña y Curro Vargas en el Allegro Ma Non Troppo de Sevilla 2024