Un elenco privilegiado de artistas, profesionales y aficionados, transmiten los valores del flamenco que fomentó Pedro Bacán
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Era viernes 21 de julio sobre las 11:40 de la noche cuando se encendieron las luces de la penúltima noche de Caracolá. El escenario en el patio ancestral de la Casa de la Cultura de Lebrija: “noche para ti, Pedro, maestro Bacán”.
Nos quedamos con ganas de más, aunque dicen que eso es buena crítica para los espectáculos. Pero para los aficionados en aquel momento no había cierre, “hasta las claritas del día”.
Quizás faltó una pequeña introducción de Pedro que hubiera quitao al grupo ese frío escénico del comienzo, y una fiesta por bulerías para broche de Solera. Pero es una opinión personal y no se le puede pedir más porque lo dieron todo y porque es un elenco que lleva dentro la verdad del cante, toque y baile: la pureza.
“Tengo miedo mucho mieo, mieo me da de la luna, como quiero yo a mi gente, como mi gente ninguna”, así Pedro lo cantó y el viernes lo repitió en uno de los balcones del cielo cuando acabó el espectáculo.
La síntesis de esta diversidad de estilos de cantaores y bailaores le gustaba a Pedro. Ahí están los discos que hablan por sí solos. Le gustaba empaparse de aquellos aficionados que le transmitían, y por este motivo y de la mano de su hijo Bastián, en su homenaje no podían faltar esa síntesis que Bacán fraguó en su tiempo y que no pudo disfrutar de tanto tiempo.
Siendo yo una persona de eneas partías, es decir, que no suelo sentarme en los festivales, esa noche me invitaron a acomodarme. Un algo noté en ese ambiente y me fui a un pequeño escalón de 10 cms y me apoyé en un portón cabal de aquel patio y dejé que me atrapara, porque solo ellos saben despertar el duende de la última habitación de la sangre.
Hubo momentos y detalles muy buenos, dándole vuelta a mis cilindros memoriales, me acuerdo de la conferencia lorquiana de “juego y teoría del duende” y lo sentío en esa noche a Bacán está escrito en esa conferencia. Por su riqueza de gestos, cómo transmitieron la base del flamenco, por la comunión entre voces, toque y baile, porque resaltaron esos valores tan representativos de la sangre que te atraviesa…
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Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
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Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
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Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Espectáculo SOLERA en homenaje a Pedro Bacán_Caracolá Lebrijana 2017
Inés Bacan, la hermanísima de Pedro, en su cabeza la ausencia de su hermano y la boca se le llenó de sangre cantando por seguiriyas, tenía el papel principal de aquel grupo. Su hermano la creó para ser el guardián del estilo Bacán y llevarlo a todos los rincones. Su hermano Juan Bacán, con esa voz astillá se acomodó por soleá.
Diego El Cabrillero tenía soltura en los palos, giró mucho con Pedro y se balancea a compás de Lebrija. Curro Vargas y Josefa La Caneca son artistas sin escenario, en Lebrija tenemos muchos y es una lástima que no tengan más protagonismo. Curro se quejó por soleá y Josefa, miembro de esa casa cantaora de la Rumbilla, se cantó y se bailó con mucho gusto.
Cuando se trae dentro es imposible callar y a Manuel de la Costá, cantaor de metal pero oculto, Pedro lo buscaba muchas veces y grabó el CD de Fiesta por bulerías. Manuel quería estar en este homenaje, el momento donde le cantó a Concha Vargas “esta noche mando yo…” y Concha se giró y recogió aquel lenguaje que solo ellos saben hablar fue sublime.
Lo de Concha Vargas no sé como describirlo, estaba muy seria y salió muy incómoda. Me han dicho que estaba muy pendiente del escenario porque era muy pequeño. Pero Concha, solo con los gestos raciales, con la mirada que te pincha en cada vaso sanguíneo y como se queja bailando en tan poco tiempo es de altares, porque ella no es técnica es sal de la tierra… También puso su granito Manuel del Búho, aficionado tocao por la varita del arte, si difícil es barrer una escalera para arriba, si Manuel la barriera lo haría fácil y con gusto, puso su compás por bulerías.
Otra aportación del baile la puso Conchita del Morcilla, nieta del Lagaña y familia de Funi, acompasao y apausao, marcando en el aire de donde reviene. La música la pusieron aquella guitarra que estuvo a la lado de Bacán, Antonio Moya, el hijo y nieto de Curro Malena, Antonio y Curro Malena, y la guitarra de acento americano de Ethan Sultry, cuyo aprendizaje lo hace con la familia Bacáan, le tocó a Juan por soleá a golpe de la madera.
El espectáculo Solera se ha fraguado en Lebrija y esperamos que cojan andadura. Esa noche fue para Pedro Bacán: ¡la gota de sangre buscaba la luz de la caoba de una guitarra desaparecida y la encontró!