La cantaora lebrijana presenta su nuevo trabajo en Barcelona, París y Madrid en las próximas semanas
Serrana es un trabajo discográfico que va más allá de la herencia natural que recibe la cantaora Inés Bacán de parte de su familia. Con el acompañamiento de Pedro Soler a la guitarra y de Gaspar Claus al violonchelo, Inés Bacán introduce otros cantes del levante menos conocidos en su repertorio, aunque también sacados de la memoria de la artista, como son los fandangos, las bamberas, las granaínas y la propia serrana.
Inés Bacán presentará su nuevo trabajo discográfico en Barcelona el próximo 4 de febrero, en la tierra en la que es anfitrión Pedro Soler. A final del mes de febrero viaja a París y a principios de abril llevará Serrana a Madrid. Unos primeros conciertos que servirán para dar a conocer su nuevo proyecto, en el que se aprecia de manera especial la musicalidad de la artista, acompasada por el violonchelo de Gaspar Claus en varios de los temas.
Desde las primeras granaínas, la voz de Inés Bacán se acerca con conocimiento a las armonías del violonchelo. Voz e instrumento se unen de forma natural en un prodigioso encuentro. La serrana le da nombre al disco. “De la Sierra Morena / vienen bajando / unos ojitos negros / de contrabando. / Bajando vienen / unos ojitos negros / que me detienen”. Memoria popular y memoria de Lebrija.
En el disco aparecen dos temas que ha compuesto su hijo José Bacán: el titulado “Aquellos trenes”, unos tientos en los que narra la epopeya y persecución de los gitanos por los nazis; y las “Nanas “del Mar” que en boca de Inés Bacán constituyen un género flamenco en sí mismo.
Parecería que estamos acabando, pero ahora es cuando vamos a destacar los temas que más nos han atrapado: el romance corrido y mantenido a compás con las palmas; unas bamberas en las que la voz de Inés se mece a la par del violonchelo mientras la guitarra marca los vayvenes de manera magistral, y los fandangos gitanos que canta Inés acordándose también de su herencia sagrada.
Y por fin llega la seguiriya al final del disco, por si hubiera dudas sobre la procedencia del cante de Inés Bacán: unas seguiriyas dedicadas a su padre Bastián, que como dice la letra “cantaba en silencio”. Una joya del cante gitano en cuanto a técnica y letras: “La candela me enfría y el frío me quema. / Yo no sabía si llorar de alegría o reir de pena”.
Un disco para los buenos aficionados. Un disco con un gran componente musical, en el que la guitarra experimentada y el violonchelo acompañan el sentido musical de Inés Bacán. Una forma prodigiosa en la voz y una cadencia rítmica que solo la sostienen los que han nacido sabiendo. Un disco que Inés Bacán dedica con cariño a su hijo Pedro, y que contiene oro en paño para los que sabemos en qué sentido el flamenco es patrimonio universal.
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