Jerez y su imperio por bulerías

La bailaora María del Mar Moreno dibujó el romancero gitano en la XLVI Fiesta de la Bulería

A poco más de las 10 de la noche se sube el cabal presentador Pepe Marín para abrir las puertas a la nueva edición de la Fiesta de la Bulería, y van 46 noches rancias a compás en una de las tierras más poderosas del flamenco, Jerez de la Frontera.

Diferentes faenas se derramaron en la noche de ayer en el albero de la Plaza de Toros, coso con una idiosincrasia de oro macizo, “Rafael de Paula”.

Aforos como la sociedad en la que  vivimos, preocupante, había que estudiar otras fórmulas para que estos festivales ancestrales no sufran ni tengan dolor, medicina hay, vamos a buscarla entre todos .

La sal de la tierra se empieza a derramar en el albero con el primer grupo de mujeres de Jerez, sin guitarra y a compás en una mesa típica flamenca por antonomasia, gitana de verdad, vamos allá!

Disfrutan como saben hacerlo, lo llevan en sus adentros, se cantan y se bailan y para remate como una media de Paula una vuelta por bulería de una niña prodigio, Triana, nieta de Periquín Jero. Hay metal del bueno.

Le tocó el turno a Huelva, joven artista con proyección y sabiduría, una estudiosa del cante, larga en su destreza de palos, comienza por tientos-tango, soleá, malagueñas,  abandolao, seguiriyas y para broche letras por bulerías. Su nombre Argentina va a dar mucho que hablar en el nuevo mundo del flamenco.

Cerca de darle la bienvenida al domingo se monta en el altar un patriarca del cante, Moneo se apellida y Manuel su flamenco nombre, se rebusca en su fragua y martillea por seguiriya de la antigua usanza, utiliza el yunque por soleá, fandangos y enseña su metal añejo por bulerías. Se podrá cantar mejor pero más gitano no, ole Manuel!

Tras la pausa le toca al romancero gitano de una bailaora, con una puesta en escena guiada por los hermanos Malena, María del Mar sale de negro luto para llenarse con la voz rota de Manuel, dándole forma al llanto de la Moreno en su semblanza.

Les siguen diferentes vibraciones por soleá por bulerías y bulerías de los cantaores y un bailaor del grupo, en esos momentos sin la bailaora jerezana.

Para escribir las últimas páginas del romancero, Antonio para el tiempo y se acuerda de su madre Malena cantando por  Lebrija a María, traje rojo coral marcando el compás al golpe, derramando rosas y lirios en sus braceos , llamando al Chozas mientras el otro Malena, Manuel, le decía: “Qué mala es esta mujer que quiere que duerma con ella sin haber dormío….”. Lorca, a partir de ahora tu romancero se leerá más gitano con Jerez puro.

Tras degustar la obra se sube más de Lebrija, Esperanza Fernández, artista de metal gitano y con un largo conocimiento. Se notó fría, le costó entrar, soleá, seguiriyas, alegrías, tangos, bulerías, paró el respirar del albero taurino con algunas letras sin micro: “Pollito que piaba, pollito que pió…”. Dió su lección de tablas en el baile, su nombre grita con voz alta en el flamenco, ole tu mare!

Agua fresca para mi gusanera flamenca para escuchar al último del cartel, salía del patio de cuadrilla de blanco nácar, muy seguro de sí mismo, con poderío, con el capote de Paula en estado invisible para su inspiración, Juan Moneo tomó las tablas jerezanas.

Empieza por unas malagueñas majestuosas, sublime, rematándola con un pellizco de su camisa para partírsela. Juan es de la única escuela del flamenco, el transmitir, ole!

Le sigue por unos fandangos bien marcados y de buen metal, dejando el bullicio entre los asistentes, es una locura el cante de “El Torta”, cómo está su artisteo, es un ídolo de masas.

Su broche lo pone por tangos y bulerías a Paula, buena faena del Moneo anoche. Grande “El Torta”!, si pudiera escribir una obra lo haría con Paula el caballero andante y “El Torta” su fiel escudero, el libro más bohemio del planeta, y se llamaría El Quijote II.

Eran casi las 4 de la mañana del domingo cuando dejé 4 estilos del cante (Jerez/Lebrija/Sevilla/Huelva) en un compás de la bulería, cuando vi en una bailaora y los Malena al romancero de Lorca y donde he visto una inspiración para hacer El Quijote II: “Dicen que el cante por bulerías nació en Jerez pero bautizado en lebrijaflamenca.com“.

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Manuel Molina acompaña a Rycardo y Alba en un concierto con historia

Alba Molina recordó con la guitarra de su padre la época legendaria de Lole y Manuel

Ayer tuvimos el lujo de poder asistir a uno de esos bolos (como los llaman los artistas) de los que te hacen florecer jazmín en el corazón, con un público impaciente que aguardaba a las puertas de la Tetería Andauí… Rycardo Moreno y Alba Molina comprometen el ambiente de la Tetería, con la voz de Alba acariciando las cuerdas de la guitarra de Rycardo,  estrechando el vínculo  entre la  noche y el sonido del corazón, envolviendo al público con las sábanas del ritmo.

Momento en que Manuel Molina es reclamado por su hija Alba para comenzar a desenvolver los misterios de las palabras. Como quien coge a su amante por la cintura y le acaricia el pelo,  Manuel Molina agarra su  guitarra. Sus palabras son poesía y su guitarra el hilo que  las conduce. Alba, acompañada de su padre, nos cantó por boca de su madre Lole, recordándonos a la pareja legendaria de Lole y Manuel.

Las frases de las canciones de Manuel Molina se nos grabaron en la memoria, una memoria que ya hacía recordar las décadas pasadas y los inicios de la forma única con que Manuel Molina revolucionó el flamenco en los 70.

La Tetería Andauní de Lebrija ha apostado, en los dos meses de verano, por la música en directo y es un hecho que hay que agradecerle. Con este concierto de Manuel Molina culmina su temporada estival de manos de una leyenda.

En este álbum, algunas de las personas que acudieron al concierto, entre el público:

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Rycardo Moreno y su LebrijaSound

La generosidad del artista

Hace poco leí que todas las personas tenemos una gran y única pasión. Unos la descubren, los menos, y otros jamás: “Esa pasión a la que yo me refiero”, dice don Federico Padilla O’Farrell en Flor de cananas, “es la que te pone proyecto tras proyecto por delante, los vas realizando, mal, bien, cada vez mejor; y antes de que los hayas terminado ya tienes otro (…). Y tú lo único que sabes es que tienes oficio para empezarlo, arte que te chorrea y que desde luego vas a terminar el trabajo que más has amado en este mundo…”.

Rycardo Moreno le pone pasión a su música y tiene arte que le chorrea, por utilizar los mismos términos que este joven anarquista emplea en su relato sobre la Sevilla de los años 20. El principal proyecto del guitarrista lebrijano en estos momentos, aunque tiene otros muchos en cartera, es su próximo disco, que nos adelanta concierto tras concierto en la gira musical “Lebrija Sound”.

Guitarra Rycardo

El guitarrista Rycardo Moreno adelanta su nuevo disco en Sanlúcar de Barrameda.

Este joven artista de Lebrija, guitarrista, productor musical y compositor, ha elaborado un estilo personalísimo en el toque que consigue que junto al compás heredado de sus mayores se cuelen sonidos de otras músicas, de otros lugares; sonidos negros y mestizos que nos acercan a Salvador de Bahía, La Habana, Venezuela o Nueva York para hacernos gozar con su guitarra.

En “Lebrija Sound” se ha hecho acompañar de un magnífico José M. Posadas “el Popo” que arranca melodías aflamencadas a su bajo eléctrico; la caja de percusión de Manuel Moreno, y la voz de Tamara Heredia.

Un repertorio flamenco, incluso clásico en su punto de partida, que va ampliando según avanza la descarga musical. Rycardo Moreno no olvida sus orígenes, ha tenido que escuchar muchas soleares a su abuela Pepa “la Cartuja” para componer “La generosidad de los perseguidos”, que se mueve en el mismo espacio que ocupa la pena amarga de los gitanos flamencos.

Y él sabe también muy bien que el flamenco es improvisación y arte intuitivo, así que incluye en el espectáculo unas “Bulerías improvisadas” en las que disfrutan la guitarra y el bajo, y que dan cuenta del compás que Rycardo ha recibido y adquirido desde su propio nacimiento.

No en vano Rycardo Moreno ha participado en los principales festivales de jazz del mundo, como los de San Sebastián, San Javier, Toulousse, París, Caracas, Naguanagua, entro otros,… por lo que el fin de fiestas lo alimenta de músicas negras y latinas que conviven en armonía con el flamenco.

Rycardo no se ha hecho artista, ha nacido en el seno de la cultura gitana, creadora de las músicas flamencas. Los grandes creadores canturrean todo el rato, tienen la música en la cabeza y necesitan compartirla. Es un acto de generosidad que va unido a la actitud creadora que es más íntima. Cuando Rycardo tararea, al mismo tiempo que toca su guitarra, se da el mejor momento de generosidad del artista.