Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.

Lebrija eleva el cante flamenco al cielo de Pinini

CONCHA VARGAS cierra la 49 edición de la Caracolá, un festival que el próximo año cumple su 50 Aniversario

Jesús Méndez comenzó la noche porque hacía doblete y se marchaba rápido a cantar en otro festival. El cantaor jerezano va cogiendo tablas y se siente más seguro con su potente voz encima del escenario. Acompañado por una guitarra de lujo, la de Manuel Valencia, se templó por tientos y seguiriyas; cantó unos fandangos que dedicó a Dolores Agujetas, presente en primera fila en el festival lebrijano, y a toda su estirpe, y finalizó por bulerías. Un lebrijano, Juan Diego Valencia, lo acompañaba en las palmas, con el Tarote, que protagonizó la pataíta final.

Presenta la Caracolá Lebrijana María Ruiz, que invita a subir a la delegada de Cultura del Ayuntamiento, Lola Gómez, al escenario.

¡Lo de Inés Bacán es un disparate! Sentada frente a la casa de sus padres, en la Plaza del Hospitalillo, dijo sentirse a gusto. Acompañada de la guitarra de Pedro María Peña y de las palmas de sus sobrinos Peña Peña (lo de insistir en el apellido Peña no es casual), la descendiente en cuarta generación de Fernando Peña Soto “Pinini”, tiene una sabiduría en el cante que expone sin veladuras. Los lectores nos váis a permitir que dediquemos un artículo aparte a esta reina del cante jondo, que atrae a propios y extraños y que llena teatros por todo el mundo, porque desde su nana primera, en la que miraba al cielo con dolor; hasta la toná que nos ofreció de pura generosidad, todo merece la pena ser contado con mayor detenimiento. Con Inés se encoge el alma, se acelera el corazón y nunca te deja indiferente.

El veterano Pepe Montaraz es buen conocedor e intérprete de los cantes por malagueñas, fandangos abandolaos y todo tipo de cantes que ha desgranado a lo largo de su larga trayectoria profesional. Él y su guitarra Eusebio José García, hicieron honor a la Peña Flamenca que le debe el nombre, la única que hay hoy por hoy en Lebrija. Fin de la primera parte y la Plaza del Hospitalillo bien ambientada, aunque el lleno fue poco más de la mitad del aforo.

Miguel Funi se mueve con majestuosidad por el escenario. Cada gesto que hace es más gitano que el anterior. Las bulerías las templa al compás de Lebrija y es el que más se acerca a Utrera y la herencia de los Pinini, acompañado por la guitarra de Pitín Hijo. Quedarán para la historia de los 50 años de Caracolá las seguiriyas que entonó como solo él sabe hacerlo en estos tiempos.

Cierra la 49 edición de la Caracolá la señora del baile Concha Vargas, y todo un grupo de artistas acompañándola. Las voces de su hija Carmen Vargas y de Rubio de Pruna. Las guitarras de su hijo Curro Vargas y Luis Carrasco. Las palmas de José Vargas “Kilito”, Juan Vargas “Pike” y Antonio “El Maleno”. No hay bailaoras con tanta garra, con tanta fuerza no quedan. Solo con la mirada va marcando el territorio. La señora impone su ley, con los brazos y con el movimiento de cadera. Parece que no le queda escenario, nunca pierde el control, se planta cuando quiere y se vuelve como un torbellino cuando nadie lo espera.

Concha Vargas y su grupo nos ofrecen un final digno de la Caracolá Lebrijana. Un fin de fiestas para un festival que se ha distinguido a lo largo de la historia por sus magníficos finales, en los que los palmeros improvisaban la pataíta (anoche el “Pike” se atrevió dignamente ante la gran señora) y los aficionados hacían gala de su sabiduría. En esta 49 edición, una niña, Paula, alumna de Concha Vargas, subió al escenario para darnos esperanzas. Lebrija es un pueblo flamenco, y los artistas lebrijanos han llevado su nombre a lo más alto del firmamento, allá donde descansan los maestros y antepasados.

 

49 CARACOLÁ LEBRIJANA_Álbum del público

La Plaza del Hospitalillo acogió un año más a los aficionados al flamenco

 

Caracolá

49 CARACOLÁ LEBRIJANA_Álbum del público

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Caracolá

49 CARACOLÁ LEBRIJANA_Álbum del público

José Bacán muestra su alma de bronce arropado por una buena banda de músicos profesionales

El concierto del cantautor lebrijano se celebró en los previos de la CARACOLÁ 2014

José Bacán exhibe su alma flamenca en sus canciones. Balancea su mano derecha y cuando canta le duele el alma. Este artista lebrijano, que ha logrado reunir un puñado de buenas canciones de música y letras propias, ofreció un concierto en los previos de la Caracolá Lebrijana que bien pudiera ser el inicio de una larga trayectoria musical.

José Bacán

Concierto de JOSÉ BACÁN en la Caracolá Lebrijana 2014

Ya lleva varios meses buscándose un hueco en el mercado musical. Y algunos años componiendo y cantando para sus adentros. Lo de la Casa de la Juventud fue el primer gran concierto que José Bacán da en Lebrija y lo hizo arropado por una buena banda de músicos profesionales: Juanma Ruiz, en el bajo; Antonio Bejarano, al piano; Agustín Henke, en la percusión; Juan Luis Ramírez, en la guitarra, y la voz de Nieves Ganfornina.

El público, muy selecto y heterogéneo, coreaba algunas de sus canciones. Como la más conocida de Siete Sentencias que deja al descubierto el sentimiento más íntimo del cantautor: “Tan solo yo quiero ver tu cuerpo al amanecer… tan solo yo quiero ver tu alma de bronce…”. Entre la gente se mezclaba su familia con representantes de las organizaciones que colaboran con la Caracolá Lebrijana y un público de mayores y jóvenes amantes de la música en general. La barra estaba a cargo de la Hermandad de los Gitanos de Lebrija.

José Bacán

Concierto de JOSÉ BACÁN en la Caracolá Lebrijana 2014

José Bacán se queda solo y coge su guitarra para entonar el tema más desgarrador de su repertorio, aquél que dedica a los gitanos perseguidos por el horror a lo largo de la historia. Seguro que dudó en meterlo en el repertorio y acertó, porque cambió el tercio del concierto y subió el grado de las emociones.

Los temas se pueden escuchar en el Canal de Youtube de José Bacán. Pincha aquí.

Marina, No hay nada de ti, En mis sueños y José Bacán, acompañado de su banda, hicieron gozar al público con la voz de metal y los compases aflamencados, unas veces más bailables y otras más para escuchar, con letras llenas de sentido que se refieren al amor pero que esconden una sabiduría, seguro, seguro, heredada.