El guitarrista Curro Vargas ha dedicado la pandemia a perfeccionar su toque y nos habla también de su afición al cante
Curro Vargas aprendió a tocar la guitarra viendo bailar a su madre. Cuando toca la guitarra, disfruta con el cante y eso se le nota, en los gestos y en su toque. Lo estamos viendo con Anabel Valencia en los escenarios de toda España y eso le hace feliz.
En el #otoñoFlamenco de Lebrija ha acompañado las voces masculinas de El Pechuguita y El Bola, y también a su hermana Carmen Vargas. Con su madre Concha Vargas está compenetrado hasta más allá de la intimidad familiar. Hemos hablado con él a modo de #testFlamenco:
- Un referente.
CV: “Mi referente es Concha Vargas. Ella, sin saber tocar la guitarra, en la escuela… en La Carbonería, donde tenía ella la Academia, a mí ella, sin saber tocar la guitarra, me enseñaba, con miradas, con sentío, con ritmo, con fuerza: ‘aquí no, aquí, aquí, rasguea, aquí’,… ella me ha enseñado a mí a tocar la guitarra sin ser guitarrista”.
- ¿Qué te traes entre manos?
CV: “Para 2021 espero seguir trabajando como hasta ahora, independientemente de la pandemia. Seguir trabajando, yo quiero tocar para cantar, porque es lo que me gusta. A mí me gusta el cante más que todo, más que la guitarra incluso. Entonces yo ahora es cuando estoy feliz, acompañando al cante. Eso es lo que yo quiero, acompañar a muchos cantaores, a muchas cantaoras, todos los que vengan están bien”.
- ¿Crees que saldremos mejores de esta pandemia?
CV: “Para mí la pandemia… tengo que decir que a mí me ha servido para centrarme y estudiar todo lo que yo tenía de mis profesores antiguos, de Niño de Pura, de Miguel Ángel Cortés, de Manolo Franco… todo lo que yo tenía de ellos, me ha servido para darle una vuelta y transformar mi toque y hacer un toque más técnico y demás. Para eso me ha servido, para estudiar en definitiva”.