Juana Vargas: “Me hubiera gustado llamarme por mi madre, a mí me decían la Juana de Ramona”

La cantaora lebrijana actúa el 20 de julio en la #azotea de la Peña Flamenca, acompañada de la guitarra de Curro Vargas

Cuando el cante es por necesidad, una no se pregunta los porqués de cantar. ¿Por qué ahora? Juana Vargas vuelve a los escenarios, después de demasiados años de un negro silencio. Y lo hace porque lo necesita y porque para ella el cante es su vida. Su nieto le ha dado el último empujoncito y Lebrija le va a corresponder con el aforo de uno de los escenarios más flamencos de esta #57Caracolá lleno hasta la bandera.

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#57Caracolá Entrevista a Juana Vargas 2022

LebrijaFlamenca.com: ¿Qué tienes preparado para tu vuelta a los escenarios, Juana?

Juana Vargas: Voy a cantar todos los cantes que me gustan a mí, voy a cantar por soleá, por cantiñas… todos los cantes que me gustan a mí mucho. También por bulerías, por fandangos, por mineras…

LebrijaFlamenca.com: Los cantes de Lebrija.

Juana Vargas: Claro, todos los cantes de Lebrija, los cantes del tío Chozas. Todo lo que me salga de Lebrija lo voy a hacer.

LebrijaFlamenca.com: ¿Y qué supone para ti cantar?

Juana Vargas: Me supone todo, porque esto es lo que me ha gustado a mí siempre desde chiquetilla. Íbamos a trabajar y me decían: “ahí viene la Juana de Ramona” por mi madre. Me hubiera gustado llevar el nombre de ella, pero después ya lo perdí. Porque a mí me decían la Juana de la Ramona con mucho cariño.

LebrijaFlamenca.com: Juana, tú eres cantaora de gañanías.

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Fiesta en El Escudo de la Merced en Jerez 2022

Juana Vargas: Claro, yo he visto a mucha gente cantar en las gañanías y he visto muchas fiestas. A la Tía Juana del Pipa la conocí yo cogiendo aceitunas en los cortijos, que bailaba que quitaba todo el sentío. A muchos cantaores los conocí en los cortijos, a El Mono, a todos los hermanos de El Mono que cantaban todos. A toda esa gente los conocí yo en las gañanías.

LebrijaFlamenca.com: ¿Y en las gañanías cuándo se cantaba, en los descansos?

Juana Vargas: Cuando comíamos por ejemplo, pues uno hacía una cosa. otro hacía otra cosa, antes de dormir… y ya formábamos una fiesta. Pero algunas veces el manijero nos decía “ya está bien, que hay que dormir que mañana salimos muy temprano”. Y ya nos desbarataba la fiesta. Pero aquello era que no veas.

LebrijaFlamenca.com: ¿Qué es lo que te ha animado a volver a cantar, Juana?

Juana Vargas: Mi nieto, que le gusta mucho cantar también. No canta flamenco pero canta muy bonito. Y me pongo a cantar con él cositas, baladas y cosas de esas.

LebrijaFlamenca.com: ¿Eres consciente de que la gente tiene muchas ganas de escucharte?

Juana Vargas: La gente me dice que tiene ganas y que van a venir a verme. Yo no me creía que la gente de Lebrija iban a tener tantas ganas de verme. Yo siempre he esperado que me quisieran, pero tanto no. La gente dice que tiene ganas de ir a verme con el corazón. Y yo me pongo mala, que hace mucho que no canto. Hoy un hombre se ha parado a abrirme la puerta y dice que era fan mío, del Funi y mío (risas).

Benito Velázquez: “La guitarra tiene mucho tirón en Lebrija”

Los alumnos y alumnas de guitarra de la Casa de la Cultura abren el 14 de julio el festival flamenco de la Caracolá Lebrijana

El profesor de guitarra de la Casa de la Cultura, Benito Velázquez, se enfrenta al reto de abrir la próxima edición de la Caracolá Lebrijana con una doble perspectiva. Por un lado, es el final del curso para sus cerca de 80 alumnos y alumnas de guitarra y, por otro, se trata de un espectáculo en el Teatro Municipal que tiene que entretener al público y merecerse estar en el programa de uno de los festivales flamencos más importantes del mundo.

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Entrevista a Benito Velázquez.

Hablamos con él sobre este reto tan importante en uno de los ensayos, en los que se respira ilusión y responsabilidad:

LebrijaFlamenca.com: Benito ¿cómo te planteas este final de curso y la actuación en el Teatro Municipal el próximo 14 de julio?

Benito Velázquez: Pues me lo planteo de forma que puedan participar todos los alumnos y alumnas de menos nivel, hasta los que tienen más nivel que ya te hacen bulerías y cositas con más nivel. Y plantearlo con forma de audición de fin de curso pero a su vez, con la responsabilidad de que abrimos la Caracolá y que ellos se sienten orgullosos de participar en este festival.

LebrijaFlamenca.com: ¿Tenéis colaboraciones?

Benito Velázquez: Contamos con distintos músicos y voces, un chaval que viene de Las Cabezas al piano, Cordero colabora hace años conmigo con el bajo, mi hijo en la percusión. Hay un chaval que canta y Maite Padilla de Jerez que viene a bailar. Son bastantes más colaboradores. Para hacer algo que entretenga al público, es importante que haya mucha gente trabajando por detrás.

LebrijaFlamenca.com: ¿Qué es lo que mueve a todos estos chavales a aprender a tocar la guitarra? ¿Cuál es su afán?

Benito Velézquez: Aquí te encuentras de todo. Está el que quiere y no puede, el que puede y no quiere… hay de todo. Pero hay gente con muchas ganas y con mucha afición, se ve año tras año, que la guitarra tiene un tirón muy grande en Lebrija. Y no tenemos problemas de alumnos, que vienen con muchas ganas. Durante el año hay quien se aburre y entran nuevos, esto es como todo.

LebrijaFlamenca.com: Tú tienes ahí a tu padre que se llevó el título de Maestro y ahora después de tantos años, se puede decir que lo has heredado tú. ¿Qué supone para ti ser hijo del Maestro Penaca?

Benito Velézquez: Una satisfacción muy grande, porque aunque yo he tocado mucho fuera, estuve muchos años con Las Corraleras y con cantaores, pero mi intención era ser profesor de guitarra. Y lo he logrado y vivo de ello. Yo me acuerdo de mi padre todos los días. Yo quería hacer lo que él hacía, que daba las clases en casa… esto ya es otro nivel, con muchísimos alumnos. Así que aquí estoy.

LebrijaFlamenca.com: ¿Y que supone para ti Lebrija, enseñar y tocar en Lebrija?

Benito Velázquez: Lebrija es muy grande, con el mundo flamenco de Lebrija hay que quitarse el sobrero y cada vez más y cada vez van saliendo gente mejores. Hay que estar siempre a la altura, si no te quedas detrás.

LebrijaFlamenca.com: Te hemos visto también últimamente acompañar al cante, y si te digo la verdad, la última noche con Juan Juanelo en la azotea de la Peña Flamenca, te hemos visto disfrutar del cante. ¿Cuál es tu experiencia de acompañamiento?

Benito Velázquez: Es una cosa que yo he hecho siempre, que la echo mucho de menos, porque te vinculas más a la ensañanza. Pero bueno, el que tuvo retuvo, y cuando me pongo y me salen algunas cositas así y tengo ganas de hacerlas, pues a ensayar a tope, quedo con el cantaor y lo hago lo mejor que puedo para que el público disfrute. También fue una satisfacción el otro día que la azotea se llenara como se llenó, así que ya vas con una responsabilidad que lo tienes que dar todo. Y yo creo que lo di, que estuvimos bien los dos.

LebrijaFlamenca.com: Por último ¿qué supone para ti abrir el festival de flamenco grande de Lebrija?

Benito Velázquez: Pues ya lo he abierto muchas veces, porque la audición de guitarra forma parte del festival hace años. Pero este año aún con más ganas porque llevamos con éste el tercer año que no lo hacemos por la pandemia. Ya hice el año pasado una audición grabándola en la Bodega del Marqués, pero no es lo mismo. Ellos disfrutan más con sus familiares, con la gente que van a verlos, se llena el teatro, porque van a participar si no me equivoco 75 guitarristas, más colaboradores, cantaores, etc. Nos vamos a montar en el escenario más de 100 personas. Montar en el escenario a más de 100 personas tiene mucha guasa, y con gente que son aficionadas, que no se les puede exigir mucho, sino que disfruten. Yo soy muy exigente en los ensayos, que ensayen muchísimo, pero el factor nervios del directo, que no se preocupen que el año que viene saldrá mejor.


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#57CaracoláLebrijana Guitarra flamenca en la Casa de la Cultura


BAR PAULA_Lebrija por bandera

Lebrija entrega el Caracol de Oro 2022 al desaparecido Bar Paula que forma parte de la historia del flamenco

En esta época en la que vivimos, en la que funciona mejor y triunfan las grandes producciones flamencas, Lebrija rinde homenaje y le entrega el Caracol de Oro 2022 a un espacio desaparecido, a un lugar de encuentro, a la barra de un bar… a un momento espontáneo, a la fiesta gitana, a media hora de cante que te transforma y que vale más que toda una vida.

Al final de la década de los 50 del siglo XX, el matrimonio formado por Francisco Paula y María Valencia deja las tareas del campo para montar un negocio. El Bar Paula que ha ido cambiando de ubicación pero que siempre ha conservado, a lo largo de las décadas y hasta pocos años antes de la pandemia, el ambiente flamenco. Una tasquita primero en la calle Trinidad, el bar después más próximo a la Plaza de España en Lebrija, y finalmente El 1 de San Román en Sevilla, este establecimiento forma parte ya de la historia del flamenco y así se le va a reconocer en la 57 edición de la Caracolá Lebrijana el próximo 23 de julio.

El Bar Paula forma parte también de la historia de la Caracolá. Muchas decisiones se tomaron entre sus paredes. Aficionados al flamenco ligados a su fundación pasaron largas horas y entre copas y cantes idearon el festival flamenco lebrijano.

Artistas y cantaores aficionados de Lebrija han protagonizado momentos que quedarán en la memoria de aquellos que lo vivieron. Un mostrador de madera adornado con una gruesa soga servía de soporte para nudillos expertos en compás. Un cuartito al fondo buscaba la intimidad del arte, a semejanza de otros bares o templos del flamenco ubicados en Sevilla y Madrid. Las paredes se adornaban con fotografías de los cantaores de culto, de toreros y de escenas costumbristas de Lebrija tomadas por Mario Fuentes Aguilar.

Durante las décadas gloriosas de los años 70 y 80 en Lebrija, el cante gitano de buenos aficionados como el Lagaña y Bastián Bacán sonaba entre las paredes de un bar que gemía por seguiriyas y soleá. Cuando Juan José Vargas El Chozas dejaba por unos días los cortijos y gañanías y aparecía por su ciudad natal, desplegaba su personalidad cantaora en el interior de este bar, testigo de sus genialidades flamencas.

Cuenta Pedro Bacán, en unas notas manuscritas que nos brinda su familia, que llegaba un 24 de diciembre a Lebrija y que se fue “para el sitio adonde me tenía que ir: al Bar Paula“. La sensibilidad del músico lebrijano nos transmite precisamente el encanto y la fascinación que representa un lugar como este bar en el imaginario flamenco y gitano: “Allí estaban casi todos los flamencos. Aquellos gitanitos esperaban celebrar la fiesta de Nochebuena que se aproximaba. Eran varias reuniones pero al mismo tiempo era una sola. Éramos muchas personas y una persona al mismo tiempo. Sabíamos quiénes éramos y lo que queríamos. Nos conocíamos en todos los sentidos y nos entendíamos. Aquello era algo quizás inexplicable, pero al mismo tiempo perceptible y admisible”.

También el resto de los artistas profesionales de esta época han hecho historia en el Bar Paula. Curro Malena, Manuel de Paula, Miguel Funi, Juan Peña El Lebrijano, la guitarra de Pedro Peña… y otros muchos han vivido momentos memorables en este oratorio flamenco, donde al principio de sus carreras artísticas se organizaban los viajes con aficionados a otras localidades para verlos cantar y llevarse los premios. Era otra época en la que los aficionados también vivían de forma trascendental el flamenco.

Jornaleros gitanos de Lebrija, en días de lluvia, volvían con sus capachas al pueblo y se refugiaban en el Bar Paula. El propio Antonio Mairena coincidió una mañana con una cuadrilla y nunca pudo soñar con mejor compás por bulerías. Después de una jornada de cante sin medida, salió recitando: “Esta noche con mi borrachera, en el Bar Paula he puesto bandera”.

De las familias y pueblos hermanos de Jerez y Utrera también visitaron el Bar Paula artistas como Tía Anica la Piriñaca o María Soleá. De Utrera Pepa de Benito y las más grandes voces de Fernanda y Bernarda de Utrera, que acompañaban a la rama lebrijana de los Pininis en las fiestas familiares que se prolongaban en el bar. En la foto, una de las pocas imágenes que se conservan del Bar Paula en Lebrija: Fernanda de Utrera en una fiesta improvisada el día después de un bautizo de la familia Pinini. Instantánea tomada por el fotógrafo alemán Robert Klein en el año 1981 y cedida para su publicación a LebrijaFlamenca.com por parte del archivo Flamenco Project del Ayuntamiento de Morón de la Frontera.

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Fernanda de Utrera en el Bar Paula de Lebrija (1981)_Fotografía de Robert Klein

La década de los 90 empieza ya en Sevilla. El 1 de San Román permanece ligado a la historia de la plaza y a la Hermandad de los Gitanos de Sevilla. Las mesas del bar sirven para aupar una saeta de Manuel Mairena y las madrugadas del Jueves Santo se alargan por bulerías tras la entrada del Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias en su propio templo. Treinta años como embajadores de la Lebrija gitana en Sevilla y dando fama a las mejores cabrillas y caracoles lebrijanos.

Porque la cocina de María Valencia merece mención aparte. El bar era conocido también por sus cazuelas gitanas. El pollo al ajillo se olía desde la plaza, que María cocinaba con especias de la Base de Rota. El pescado fresco y el marisco se podían encontrar en ocasiones especiales y otras tapas como la cola de toro, el menudo, el bacalao al horno y la carne en salsa eran su especialidad.