CONCHA VARGAS_La Transgresión

El baile flamenco es transgresor en sí mismo, cuando Concha baila descalza sobre los mejores escenarios del mundo está desobedeciendo todos los clichés

Para el fotógrafo Ruven Afanador, el flamenco es “provocación”. Se trata de un fotógrafo colombiano, reconocido mundialmente, que hiao el cartel de la Bienal de 2008 y una provocadora exposición de fotografías en este año por las calles de Sevilla. Ha fotografiado con este estilo suyo tan personal, no solo a las mejores bailaoras como Eva la Yerbabuena, la Farruca, Matilde Coral o Isabel Bayón, sino a otras muchas cantaoras y mujeres gitanas reunidas en su libro “Mil besos”. Mujeres que rompen todos los esquemas, según sus palabras. Y ha fotografíado también a personalidades de la talla de Rossy de Palma, la Duquesa de Alba o Pedro Almodóvar. Concha estuvo en la exposición y el cócktail que dio Ruven Afanador en Nueva York y participará en la película que se está fraguando sobre su obra.

Flamenco

Conferencia Concha Vargas, El Genio Flamenco_53 Caracolá, julio 2018

The New York Times la presentaba con la frase que más se le atribuye a Concha Vargas: dancing tradicional flamenco / bailaora tradicional de flamenco. Pero unas líneas después, el mismo periódico, sigue diciendo: “…aunque su baile no es normal, no es clásico”. Y es que el flamenco, en sí mismo, no es un baile clásico, no es un baile habitual, no es un baile popular. El flamenco en sí mismo es transgresor y más aún cuando se presenta encima de un escenario.

TRANSGRESIÓN = DESOBEDIENCIA

Voy a decir lo que es para mí la transgresión. La transgresión es la desobediencia. El baile flamenco desobedece todas las reglas de los bailes clásicos y contemporáneos. Es difícil de regular, de ajustar… ¿O es normal que la bailaora se pare encima del escenario… y espere al cante… hay que saber pararse, no solo en el baile, en muchas facetas de la vida hay que saber pararse. Y la bailaora espera al cante o espera cualquier otro momento emocional para seguir bailando a compás… eso no es normal, no es lo convencional, ya quisieran muchas bailarinas contemporáneas, clásicas, tener esa oportunidad para pararse, abandonar la coreografía estudiada y expresarse libremente sobre el escenario.

No quiero dar nombres. Bueno sí, lo voy a dar: Rocío Molina. Una buena bailaora de estos tiempos que está triunfando sobre los escenarios. Concha la conoce: “la niña baila bien”, nos dijo un día en sus clases. Es primera figura del baile flamenco en la actualidad, la contratan en todos los teatros. Y es, según ella misma anuncia y se hacen eco los medios de comunicación, la transgresión del baile flamenco, va rompiendo moldes. Pues bien, a Rocío Molina le pasa una cosa, su base es la escuela. Esta joven bailaora no parte de la base privilegiada, única, si quieren llamarla tradicional o pura, de la que parte Concha Vargas. Concha Vargas tiene en su ADN la esencia y después rompe los moldes. Eso no es mejor ni peor, eso es fundamental. Porque Rocío Molina se tira al suelo en sus espectáculos y parece que es la primera bailaora que se tira al suelo o que fuma sobre el escenario. Y eso lo ha hecho ya Concha Vargas hace años, cuando le dijo a Andrés Marín: “yo me atrevo con tó”. La llamó un día allá por el 2010, y le dijo, “te necesito a ti Concha, para mis espectáculos, porque eres la vanguardia del flamenco”. Andrés Marín lo tenía claro, quería romper, inventar,… buscaba en el baile la parte animal, no la reflexiva. Cuando Andrés Marín salía al escenario con una gallina en la cabeza “viva y sin atar”, como nos relata Concha Vargas en esta entrevista nuestra, ya le habían preparado la escena La Macanita y Concha Vargas por romance y por bulerías.

Creo que merece la pena que leamos aquí la crítica que tuvo el espectáculo Tuétano de Andrés Marín en el ABC de Sevilla: “Sale Concha vestida de cuero, fumando y hace algo más que bailar. La lebrijana se echa al suelo, despereza su pelo y después baila a pies descalzos, como en todo el montaje, pero eso sí, no pierde en ningún momento su esencia de bailaora más racial, igual que hace más de 30 años, cuando experimentó al lado de Mario Maya”.

CAMELAMOS NAQUERAR

Porque qué fue CAMELAMOS NAQUERAR en aquellos años 70. Un especctáculo flamenco, que incorpora el teatro, una obra escrita por un estudioso, un catedrático de Granada, Pepe Heredia, con la dirección de Mario Maya, sencilla, con dos cantaores, dos guitarras y al baile Mario Maya y Concha Vargas, un escenario austero y mucha verdad. Pero ¿qué significó este espectáculo? Concha empezaba su carrera profesional y estaba acostumbrada a los festivales y los tablaos flamencos. Así que se maquilló para salir al escenario como tenía aconstumbrado. Y como ella misma nos relata, el propio Mario Maya, que era un genio, le dijo: “sobrina, lávate la cara que esto es otra cosa”. En unos años en los que todavía se olía la dictadura y la falta de libertad. Todavía había leyes que perseguían a los gitanos por el mero hecho de ser gitanos. Y este espectáculo decía: queremos hablar, camelamos naquerar. Y una jovencísima Concha Vargas se atreve, rompe todas las normas establecidas y triunfa sobre las tablas, les llovieron los contratos.

Hay otra entrevista que os recomiendo. Una de las mejores entrevistas que le he leído a Concha Vargas. La que le ha hecho su nuera Nuria Sánchez para la revista digital StafMagazine. En esta entrevista Concha habla de muchas cosas, pero destaca también esta faceta de la que estamos hablando, de su lado transgresor. Habla de la etapa de experimentación que vivió con Andrés Marín, de todo lo que ha hecho fuera del protocolo que exige el flamenco. Pero habla sobre todo de la música que hace su hijo Quentin Gas que fusiona la psicodelia, el rock y el flamenco. Concha Vargas es capaz de intervenir en estos conciertos, que suelen celebrarse en festivales con un público muy diferente al flamenco, y bailar mientras suena la guitarra eléctrica y le cantan en inglés. “no estoy aferrada al flamenco, dice ella, estoy abierta a todos los estilos siempre que sea buena música”.

TRANSGRESIÓN vs TRADICIÓN

Y eso es lo que quiero que ustedes entiendan. El baile flamenco es transgresor en sí mismo. Hay poco que añadirle para que rebele los corazones. Cuando Concha baila descalza sobre los mejores escenarios del mundo está rompiendo moldes, está desobedeciendo todos los clichés. Cuando una bailarina clásica quiere bailar descalza, a lo sumo se pone medias de punta. Concha baila descalza con las uñas de los pies pintadas, porque Concha es sensual en el baile y pura a la vez. Concha es a la vez el respeto, lo decente, lo pudoroso, y también es la revolución, la perturbación, la alteración en el baile. Concha no te deja indiferente. No estoy diciendo que no necesite técnica, que no pueda formar parte de un espectáculo previamente establecido, ensayado, lo que digo es que lo que Concha aporta al espectáculo es lo que transgrede, lo que trasciende… ¿la tradición? ¿la evolución? Lo dejo a vuestro criterio.

BIOGRAFÍA de Curro Malena (Parte 3 de 3)

Charla – homenaje a Curro malena en Vejer de la Frontera

El cantaor posee un tesoro. Curro Malena guarda en un cofre las facultades que le han permitido desarrollar una carrera profesional amplia y, sobre todo, honesta y fiel con las reglas del cante jondo. Porque es verdad que Curro es un cantaor enciclopédico, es un estudioso de los estilos y de las voces de los cantaores que le precedieron; es sobrio y sereno, de ejecución impecable. Hemos podido leer miles de definiciones en críticas y folletos editados a lo largo de su profesión, pero la verdad verdadera la dijo un aficionado, de los tantos que tiene Curro, incondicional de su cante: “Curro es la vara de medir del cante gitano”.

Curro Malena hace un recorrido exhaustivo, a lo largo de sus 18 grabaciones, por el flamenco más ortodoxo. Estudia a sus mayores y le pone acento propio a los cantes con los que más se identifica. La soleá de Juaniquí, con letras muy sabidas por los artistas de Lebrija: “Yo tengo un hijo perdío y si Dios no lo remedia, yo voy a perdé el sentío”. Las bulerías de su abuela Rumbilla, o de Antonia Pozo, casada con un hermano de la Malena vieja (la que tenía un puestecillo, me supongo yo), bulerías que pudo escuchar o no, siendo muy pequeñito, y que pasaron a su cofre de manera directa o a través del mismo Antonio Mairena, que venía a Lebrija a escuchar a estas mujeres cantaoras: “El pollito que piaba”; también “si quieres saber mi nombre, mi nombre y el de mi hermana / yo me llamo me llamo, y ella se llama se llama”. “Alevantate serrana”, las bulerías del Chozas, o las cantiñas, Curro se trajo para Lebrija los aires de Cádiz por cantiñas: “la simoncita ya se ha casao / y un simonsito se la llevao”.

Por soleá lo recordamos con la guitarra de Pedro Bacán, como acabamos de escuchar, que lo acompañó en los primeros años de profesión: “Lutito negro por mí / tú te tienes que poné / porque me voy a morir / flamenca, por tu querer”.

Curro Malena

HOMENAJE A CURRO MALENA en Vejer de la Frontera

Porque Curro Malena ha dominado todos los palos. Es un claro heredero de Antonio Mairena, aunque encontró su estilo propio e inconfundible. Muy profesional en las formas, con una expresión innata que le proporciona el haber nacido en una familia gitana de Lebrija. El cantaor parte del conocimiento, y los duendes acuden a su garganta y anidan en su voz. Porque Curro Malena tiene la fuerza en su expresión, suda la camisa y se sube al escenario para entregarse.

Los cantes de Lebrija, y los de Alcalá, los de Mairena y los de Cádiz. Cantes por fandango, los cantes de trilla, las tonás, los tientos, tangos, seguiriyas, cantes de ida y vuelta, romances, cantiñas, alegrías, todo tipo de bulerías. Curro Malena los estudiaba y los transformaba, siempre respetando la raíz, el estilo. “La música no se puede romper nunca”, le hemos escuchado decir. “Le meto a la mariana dos tangos de graná para terminar y le viene perfecto”. Estos músicos innatos, estos músicos gitanos sin pentagramas, con un oído milenario capaz de sacar tonalidades perfectas y de venirse arriba sin desentonar y sin salirse de compás.

Esto lo decía Curro en el programa Puro y Jondo de televisión española, donde daba lecciones de cante y de sabiduría. “Yo he llegao a cantar más de 30 variantes de la soleá”. “El flamenco es de familia, y la familia es una cadena con eslabones”. “Cuando se canta por seguiriyas, se te viene a la mente el sufrimiento, el desengaño, los palos que te ha dao la vida”. Son palabras de un sabio que ha escuchado a sus mayores y que ahora enseña a sus hijos y sus nietos. “Yo he tratao siempre de que no se pierdan los lazos de familia”, y a la vista está que lo ha conseguido.

El crítico Manuel Martín nos manda unas palabritas para la ocasión y nos dice: “Tres generaciones han encontrado en Curro al artista genuino y no al que escudriña en el mundo que se esconde detrás de la apariencia. Al artista que no da ojana porque se entrega hasta el último aliento en el escenario. Curro busca la verdad de los estilos porque vive en la autenticidad. Un artista que para no caer en el autoengaño de este tiempo, se deja atravesar por la realidad que lo rodea, que no es otra que Lebrija, la tierra que le permite registrar la realidad tal y como es”.

Fuerza, raza, sentimiento, y una personalidad artística propia arraigada a su tierra. Éste es Curro. Merecedor de cuanto homenajes le otorguen los buenos aficionados al flamenco, aquellos que no olvidan una noche de cante que, seguramente, Curro Malena ofreció en Vejer de la Frontera y en tantos y tantos pueblos de la geografía andaluza, sentando cátedra, dejando para siempre la huella inconfundible de los Malena.

BIOGRAFÍA de Curro Malena (Parte 2 de 3)

Charla – homenaje a Curro Malena en Vejer de la Frontera

En los años 1968 y 1969, Curro Malena se desplaza a Mairena del Alcor y se trae dos primeros premios de este importante festival, que en aquellos años estaba en todo su apogeo. Esto le permite grabar un disco con un reconocido guitarrista, Niño Ricardo, y aquí sitúa Curro el principio de su carrera profesional.

Una trayectoria profesional cargada de éxitos, con multitud de premios y reconocimientos, como el recibido en el Concurso Nacional de Córdoba en el año 1971 y la III Antorcha de Oro del Cante en 1984, por citar algunos. Con 20 años cumplidos, ya en Lebrija contaba con cientos de seguidores y aficionados que le acompañan a Mairena y comparten su éxito.

Pero su responsabilidad en el cante, en el terreno de lo profesional, es para Curro Malena un desafío permanente. Hemos cogido prestada esta expresión del cartel de un espectáculo flamenco en el Cine Victoria de Lebrija en el que anuncian a los artistas de esta forma. Para Curro, su larga carrera profesional es un desafío, un reto, un empeño por mantener el flamenco en su estado puro. Un combate que le lleva a estudiar, a indagar y, sobre todo, a escuchar a los grandes maestros de la época.

“Yo he escuchado al padre de Agujetas el Viejo”, nos dice Curro Malena. “He escuchado a Tío Parrilla, a Tomás Torre, a un hermano de Antonio Mairena que es Juan Mairena, a Curro Mairena. Además de aprender los cantes de mi familia, he escuchado a toda una dinastía enorme que hizo grande e flamenco”.

Curro Malena deja su trabajo en el campo y se va a trabajar al tablao de La Cuadra en Sevilla, y allí conoce a Antonio Mairena personalmente. O Antonio Mairena lo conoce a él. Porque enseguida, el gran cantaor de Mairena se da cuenta que Curro promete y prácticamente lo apadrina profesionalmente, lo que a mi entender lo hace grande, porque dice mucho de Antonio Mairena que reconociera las grandes promesas del flamenco que estaban aún por llegar. Yo creo que merece la pena que leamos literalmente alguna de las palabritas que dice Antonio Mairena sobre la expresión cantaora de Curro y que aparecen en la carátula de una de las primeras grabaciones del cantaor lebrijano:

“Es para mí un deber ineludible tender mi mano en ocasiones como ésta. Además de hablar con justicia, queremos que sirva de parachoques a los críticos que creen que mi mano se cierra para las ilusiones jóvenes del cante flamenco (…). Curro Malena ha saltado de la nada, de un simple aficionado, a ocupar un sitio preferente entre las nuevas ilusiones de la primera fila. Curro Malena es del pueblo flamenco de Lebrija, pueblo fronterizo entre las dos mejores escuelas de cante gitano-andaluz (la de los Puertos y Jerez, y la sevillana) donde toman contacto y se entremezclan para formar un aire inconfundible, auténticamente gitano”.

Curro Malena

HOMENAJE A CURRO MALENA en Vejer de la Frontera

En las décadas siguientes, se suceden las actuaciones en peñas y festivales. Llegan también los viajes al extranjero. Curro Malena viaja a Israel, a Ginebra y a París, por poner varios ejemplos. Es acompañado por las mejores guitarras de aquellos años, desde Manolo Sanlúcar a Niño Ricardo, pasando por Diego del Gastor, Antonio Carrión, Parrilla de Jerez,… con especial emoción mencionamos al desaparecido Pedro Bacán. Se suceden también las grabaciones, con 18 trabajos discográficos que serán su legajo incuestionable a la historia del flamenco.

En los carteles de los principales festivales flamencos de la época, podemos ver en primera fila a un Curro Malena acompañado por las grandes figuras del cante, como Antonio Mairena, Manuel Mairena, Camarón de la Isla, Calixto Sánchez, Antonio Núñez “Chocolate”, José Menese, Naranjito de Triana, Beni de Cádiz, Curro Mairena, Turronero, Manuel de Paula, Fosforito, Juan Peña “El Lebrijano”, Miguel Funi, José el de la Tomasa y otros muchos cantaores que pertenecen ya a una generación anterior y que marcaron unos tiempos difíciles de repetir en la historia del flamenco.

Un párrafo aparte para la Caracolá Lebrijana, el festival de su localidad natal, que le debe mucho a la figura de Curro Malena. Comprometido con su pueblo, el cantaor lebrijano ha participado en muchas, muchísimas ediciones de la Caracolá, en las diferentes ubicaciones que la han albergado desde su creación en el año 1966. De las primeras 30 Caracolás, Curro Malena solamente faltó en 3 ocasiones. Y fue la Caracolá la que le rindió merecido homenaje en el año 2011, en su 46 edición.

Este mismo año, Curro Malena recibe un homenaje en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, con cartel de lujo. Pero será de nuevo en su localidad natal donde reciba su más sentido reconocimiento del pueblo de Lebrija y en manos de su alcaldesa, que lo nombra HIJO PREDILECTO de la ciudad de Lebrija, título que comparte con Juan Bernabé, Pedro Bacán, Benito Zambrano y Juan Peña “El Lebrijano”.

Transcribimos aquí unas palabras pronunciadas durante la sesión plenaria, apoyado por unanimidad de todos los representantes del pueblo de Lebrija. “Lebrija se siente orgullosa del nieto de la Rumbilla, de ese niño que recorrió las calles tristes de nuestro pueblo en los años 40 y 50, oyendo cantar a los gitanos viejos, al Chozas, al Lagaña, a Sebastián Bacán y a otros que han escrito con letras de oro parte de la historia del flamenco en este privilegiado rincón del sur, a caballo entre Sevilla y Cádiz, con Jerez tan cerca y Utrera en el horizonte. Curro es Lebrija. Pero Lebrija también es Curro y aprende de sus hijos. Lebrija posee de Curro ese aire gitano que le transmitieron los antepasados y eso la hace mejor ciudad”, y yo añado: y nos hace también mejores personas.