Lectura dramatizada de ORATORIO por las tres generaciones del Teatro Lebrijano

El Ateneo Arbonaida de El Cuervo reúne en la Casa de Postas a tres generaciones del Teatro Lebrijano

Fue una invitación de El Cuervo a los responsables de la conmemoración del 50 Aniversario del Teatro Lebrijano. Se respiraba teatro en la Sala Gañanía de la Casa de Postas. Se reunieron, casi sin pensarlo, tres generaciones del Teatro Lebrijano para celebrar, como mejor saben el aniversario: con una lectura dramatizada de la obra más emblemática: Oratorio, unos textos que hablaban de la tragedia clásica, que burlaron las censuras y que acabaron hablando de nuestros muertos, de la guerra civil española y de la falta de libertad que había en aquellos años en Andalucía.

La fuerza de las palabras se mide leyéndolas:

I. ORACIÓN DE ANTÍGONA (extracto)

Teatro

Lectura dramatizada de Oratorio por el Teatro Lebrijano

NARRADOR

“Ocurrió en Grecia hace ya muchos siglos. Fue en a ciudad de Tebas, dominada por un tirano, Creonte.

Oráculo 1: Fue en Tebas, la de las site puertas!

Oráculo 2: En Tebas, la de las siete puertas!

Allí. Antígona, la hija de Edipo, llorando amargamente la muerte de sus hermanos caídos en la injusta guerra, aunque estaba prohibido, cubrió con un manto el cuerpo profanado de Polinices, que el tirano había arrojado a los buitres y a los perros.

Antígona, una mujer de la ciudad, se rebeló contra el tirano y contra sus leyes injustas.

ANTÍGONA

Ese pan que se me ofrece / no es el pan que comí antes.

Antes fue el pan de justicia / dulce pan para mi hambre.

Soplan vientos del tirano, vientos manchados de sangre.

Ayer fue la de mi hermano y hoy… Tú serás quien la derrame!

¡Que nuestro grito desgarrado / se escuche por las ciudades!

Ese pan ya no es mi pan / ni ese aire es ya mi aire.

Morir prefiero cien veces / morir antes que callarme!

Ese pan ya no es mi pan / ni ese aire es ya mi aire!

II. ORACIÓN DE LA GUERRA (extracto)

Teatro

Lectura dramatizada de Oratorio por el Teatro Lebrijano

Caín, ¿qué has hecho? ¿Qué has hecho, Caín? ¿Por qué lo has matado’ ¿Qué has hecho?

- La voz de la sangre de nuestro hermano clama en esta tierra!

Caín ¿qué has hecho? ¿Por qué lo has matado? ¿Dónde está Abel, tu hermano?

- No sé, ¿soy yo acaso el guarda de mi hermano?

- La voz de la sangre de mi hermano clama en esta tierra!

NARRADOR

Fue en los primeros días del mundo: un hombre, Caín, mató por enviadia y ambición a su hermano. Desde entonces, las luchas de los hermanos contra los hermanos, de los hijos contra los hijos, se repiten en cada casa, en cada pueblo, en cada patria.

III. ORACIÓN DE LAS VOCES DEL VIENTO

COROS.- Son de ellos. De los que sufrieron. De los que han perdido a sus hermanos.

De los que llevan una fecha grabada a sangre y fuego.

Sí! De ellos! De todos ellos son las voces del viento.

De los fusilados. De los que se fueron. De los que no queda memoria. De los del miedo.

De los que ganaron un trozo de pan amargo.

De los que tienen la boca sellada por las cenizas de los muertos.

Sí! De ellos! De todos ellos son las voces del viento!

Ay de ellos! Ay de sus voces, humanas una vez, ahora las del viento!

Son voces que se acercan! Que resuenan en la estepa! En los desiertos!

Voces salvajes! Gritos inhumanos! Animales!

Voces para que la sangre de los esclavos deje de regar la tierra!

Voces para que la sangre de los vencidos deje de regar la tierra! La tierra! Nuestra tierra!

AGORERO.- Ay viento… viento… para qué hablas por boca de vencido? Si los vencidos hace mucho que están mudos. Ay viento… viento… Si los vencidos hace mucho que están muertos.

COROS.- ¡NO! ¿Quién lo dice? Los vencidos no están mudos. Quién dice que lo estuvieron? Ni están mudos ni están muertos!

AGORERO.- Si han perdido sus voces para siempre.

COROS.- ¡NO! ¿Quién lo dice? No es verdad que las perdieron.

AGORERO.- Acuérdate de los que salieron, obligados, convencidos o engañados

a vender la vida que tenían sin saber lo que vendieron.

Quién escucha ya sus voces? Si sus voces forman parte del silencio.

Un silencio que se extiende, más allá de las fronteras de Polonia y que pasa por encima de Alemania y Portugal

y por encima de las orillas del Ebro y por los anchos campos de Castilla.

Y que apaga el griterío de otros pueblos cuyos nombres no pasaron a la historia ni dejaron en rostros un recuerdo.

COROS.- Pero ellos nada saben! Nada! Ellos, los del arado y el surco! Ellos!

Los que están ahí, sembrados, esperando y sin saberlo,

a que alguien ordene que los arranquen de la tierra sin nombre en que nacieron!

Esperando a que alguien ordene, que los carguen en camiones y que se los lleven lejos!

Porque nunca han sido timoneles de esta historia, que ni escriben ni escribieron!

Ellos! Los que llevan una fecha grabada a sangre y fuego!

Ellos! Sí, de ellos! Aunque no lo sepan. De todos ellos son las voces del viento!

IV. ORACIÓN DEL HOMBRE

Teatro

Lectura dramatizada de Oratorio por el Teatro Lebrijano

EL HOMBRE

Yo te condeno, hermano / porque mi rostro y mi voz

fueron borrados de la tierra / en nombre de la paz / de la verdad y de la justicia.

Yo te condeno, hermano / porque eres el dueño de mi casa y de mis palabras.

Yo te condeno, hermano / porque mueves los aviones y los carros de combate.

Yo te condeno, hermano / porque sabes el secreto

de las armas destructoras

las que sellan nuestras bocas y destruyen las ciudades.

A ti, que escribes la historia / sin permiso y a tu antojo!

A ti, causante de la guerra / del hambre y de la muerte!

A ti, que firmas los tratados / y luego no los cumples!

Yo te condeno, hermano!

Yo te condeno, hermano / porque me has enseñado

el odio y el dolor

y me has lanzado sin piedad / a los campos de batalla!

Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.
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