La figura de Camarón resulta omnipresente en el Homenaje de la Venta de Vargas al cantaor lebrijano
El cante se escribe con L de Lebrijano y con L de leyenda. Desde este mes de noviembre, las dos eles coinciden en una misma figura: la de Juan Peña El Lebrijano que ha recibido el nombramiento de “Leyenda del Flamenco” en un sentido homenaje celebrado en la Venta de Vargas de la Isla de San Fernando.
El acto estuvo presidido por la alcaldesa de San Fernando y por varios representantes del flamenco en la Isla: los colectivos Flamenco de la Isla, la Venta de Vargas y la Asociación Cultural La Fragua, entre otros. Además, se desplazó de Lebrija la delegada de Cultura y la junta directiva de la Peña Flamenca “Pepe Montaraz” con otros familiares y aficionados.
Preceden a El Lebrijano en el nombramiento los cantaores Rancapino, Fosforito y Paco Cepero. El gerente de la Venta de Vargas, Lolo Picardo, desde el principio habló de las cualidades de Juan Peña: “respeto, sabiduría y cante grande; innovación, compás y arte”. Añadió: “el precio de la grandeza es al responsabilidad y El Lebrijano ha sabido siempre lo que tenía que hacer”.
La semblanza de la vida y obra de Juan Peña le correspondió al periodista Antonio Atienza, que dijo haber pasado su adolescencia “en casa de la Perrata, en la carretera de Trebujena” en la localidad de Lebrija: “así que he crecido idolatrando a Juan”.
Atienza destacó varias de las obras cumbres en la carrera profesional de Juan Peña: las “Bienaventuranzas, que debiera ser la mejor canción del Mediterráneo por encima de la de Serrat”; el disco y obra completa de “Persecución”; “Ven y sígueme” con Manolo Sanlúcar y “Tierra” en el año 1992. También se refirió a los discos grabados con orquestas andalousíes de Marruecos.
Juan Peña El Lebrijano recibió la estatuílla de Camarón de la Isla que lo convierte en “Leyenda del Flamenco”. Y cogió la palabra para agradecer la presencia de la gente de Lebrija “porque soy hijo y compañero vuestro”. Contó “las perrerías con arte” que compartió en su juventud con camarón y no quiso dejar de señalar otra de sus obras que considera cumbre, como fue la de poner música a textos de Gabriel García Márquez en su disco “Cuando el Lebrijano canta, se moja el agua”.
En el acto se contó con el cante de Carolina Castilla y la guitarra de JuanMa Fernández. Tras el homenaje, la Venta de Vargas hizo alarde de buen vino y cortadores de jamón, en un ambiente en el que se respiraba la leyenda del tiempo.