De Lebrija a Utrera

Este camino se ha recorrido una y mil veces y han surgido momentos de cante extraordinarios

 

Hay una letrita muy cantada por todos los gitanos flamencos: “Los gitanos cuando van a Utrera con el ojo vizco no ven la carretera”. Es una de tantas letras que son originadas por el ir y venir de los gitanos de Lebrija a Utrera dando buena cuenta de  la relación que siempre ha existido entre los gitanos de uno y otro pueblo, ya sea por una visita a la tata, por una boda o por  ver a mi primo que hace mucho que no lo veo.

Este caminito ha sido recorrido una y mil veces y, a raiz  de estas visitas, se han vivido y se viven, momentos de cante y de bailes muy buenos, dando como consecuencia a día de hoy, con el flamenco ya profesionalizado, la invitación de unos y otros a compartir escenarios. De esta forma, un día cualquiera podemos encontrarnos encima de un escenario, ya sea en Utrera o en Lebrija, un conjunto de artistas de primer nivel.

Y eso, un día cualquiera me fui con mis primos a Utrera, y al escenario se subieron: Luis de Chimenea, Manuel de Angustia, Luis el Marquesito, Gaspar de Perrate; al baile, Sergio de Sevilla, y con  la guitarra de Luis Carrasco, todo ello organizado por la tata Ana la Turronera.

Así que aquí les traigo un pequeño video y unas fotos para que vean que no me lo invento.

Momento mágico y familiar en homenaje a Pepa de Utrera

Miguel Funi levantó el Festival con su fiesta por bulerías

El Potaje Gitano de Utrera es el primer festival flamenco de Andalucía y, por extensión, de España y del mundo entero. Y tiene una categoría especial solamente por ser el Potaje de Utrera. Es decir, que las 1.500 personas que llenaban el patio de la 57 edición, con su saber estar y apreciar el cante en uno de los lugares más señeros de la provincia, ya le dan categoría de sobra al cartel.

Y también el homenaje, este año a la artista desaparecida Josefa Loreto, Pepa de Utrera, gran colaboradora del festival. Los Morancos supieron dar con arte y gracia el nivel que se merece al homenaje como “mantenedores” del acto. El mejor momento del festival flamenco de Utrera ha venido este año de la mano de Miguel Funi y la familia de Pepa de Utrera, con unos minutos que más que un escenario se merecían una casa de vecinos.

La hermana de Pepa de Utrera, Juana Loreto, baila con elegancia con el cante de Miguel Funi.

La primera parte estuvo descafeinada. Tomás de Perrate se acordó de Pepa y entonó por soleá y cantiñas, con temas de Infundio y cantes de su tierra, pero se le notó el primer puesto en el cartel y el personal estaba todavía frío. Marina Heredia no supo calentar el ambiente y aunque canta bien y conoce los cantes, en la Caracolá Lebrijana del próximo sábado 20 de julio, de las va a desear para cantar de dos voces tan gitanas y tan de raíz como son las de las cantaoras locales Anabel Valencia y Fernanda Carrasco.

Tras la actuación de Miguel Funi, como decimos la más auténtica y con mejor sabor familiar, Pitingo supo encandilar al público con esa mezcolanza que hace de gitano altanero y niño prodigio del jazz, y disulpándose todo el rato, hizo su cucurruqucú Paloma, su yesterday y todo lo que quiso porque al público lo tenía en el bolsillo.

El festival se despidió hasta otro año con la elegancia y el baile incuestionable de Antonio El Pipa, esta vez acompañado por la voz de El Extremeño. Cabe destacar las guitarras de Antonio Moya, Diego del Morao, Pitín Hijo y de Juan Carmona, que vino con Pitingo.