Las cuatro artistas imprimen carácter sobre el escenario y arman el lío, en una clara muestra de entrega y sabiduría
Decididas y arriesgadas. Así actuaron el pasado sábado las cuatro mujeres que integraban el 52 cartel de la Caracolá Lebrijana, que se celebraba por segundo año consecutivo en el interior del Teatro Municipal “Juan Bernabé” de Lebrija.
Dos de ellas, Tomasa Guerrero La Macanita y Esperanza Fernández, tienen las raíces maternas en Lebrija. La bailaora Pastora Galván está unida sentimental y artísticamente a este pueblo y, Argentina, aunque más alejada estilísticamente, también ha actuado ya en varias ocasiones y tiene fieles seguidores en la localidad. Las cuatro imprimieron carácter sobre el escenario y armaron el lío, en una clara muestra de entrega y sabiduría.
La voz honda y melosa de La Macanita imprime en ella un carácter único y sobre el escenario impone sus armas. Acompañada por la guitarra del joven Manuel Valencia, La Macana viene escoltada por sus inseparables Chicharito y Macano, que le hacen compás y bailan al final por bulerías. Desde el primer momento con los tientos-tangos, la cantaora es ella misma, se impone en la soleá y hace unas seguiriyas a su aire, dominando al público con su voz. Se levanta de la silla y se convierte en reina y señora por bulerías de Jerez, dejando el listón bien alto.
La trianera Esperanza Fernáandez hace un espectáculo en sí mismo de su actuación en las tablas del Bernabé. Empieza solemne por cañas y en la soleá apolá se hace acompañar de la voz de Dani Bonilla, para hacer más bello aún el cante. También la acompañan la guitarra experimentada de Miguel Ángel Cortés, las palmas de Jorge El Cubano y su hijo Miguel Junior en la percusión. Esperanza domina a la perfección las alegrías de Cádiz y la seguiriya, para abandonar la silla, descalzarse y arremangarse el vestido por bulerías, dando muestras de su potencial sobre el escenario.
52 Caracolá Lebrijana 2017_Esperanza Fernández
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La cantaora onubense Argentina demuestra facultades en los cantes. De formación académica, debió ser la alumna aventajada, porque investiga e interpreta auténticos tesoros del flamenco. Es verdad que “acanciona” los cantes, pero también es cierto que tiene una gran sensibilidad para interpretarlos con personales armonías. Venía acompañada de José Quevedo “Bolita”, las palmas de Oruco y Petete, con José Carrasco en la percusión. De nuevo, como en el Gazpacho de Morón, nos quedamos con la mariana, aunque en todos los cantes se superó.
Y cuando parecía que la noche ya no podía ir a mejor, aparece la bailaora sevillana Pastora Galván acompañada de un grupo magnífico: cantar para el baile también se puede hacer más que bien, como David El Galli y El Londro; la guitarra personalísima de El Perla y las palmas de Antonio Amaya Petete que se dió su pataíta. La bailaora es festera desde los principios, rememora los bailes antiguos dando también muestras de controlar la técnica. Provocadora y sensual, exagerada y detallista, no te deja indiferente. Tras unas bulerías de locura, se cambia al morado para encarar la soleá con gran belleza. Para terminar por fiestas con un traje marfil de millones de flecos que la transportan al olimpo.
52 Caracolá Lebrijana 2017_Pastora Galván
52 Caracolá Lebrijana 2017_Pastora Galván
52 Caracolá Lebrijana 2017_Pastora Galván
