Gran fiesta HOMENAJE A CURRO FERNÁNDEZ en el Tacón Flamenco de Utrera

La organización del Tacón Flamenco despidió la V edición con un fin de fiestas digno de los mejores festivales de antaño

Ha sido una semana flamenca donde las haya en Utrera. Del 21 al 28 de febrero, se han sucedido las noches flamencas, las charlas, exposiciones y encuentros con duende, en torno a la familia Fernández. El cantaor de Triana, Curro Fernández, muy vinculado al baile, ha sido homenajeado por grandes artistas, compañeros y familiares que han dado todo sobre el escenario.

Como en las fiestas de antaño, varias generaciones unidas sobre el escenario; artistas que han trabajado con Curro Fernández; la saga de Triana Pura; escuelas de baile y un sinfín de artistas han derrochado gratitud y alegría en el homenaje a Curro Fernández.

Os dejamos una muestra fotográfica de la noche del lunes, 27 de febrero.Bailaores de la talla de Farruquito, Pepe Torres y Pastora Galván. La esencia de Diego de la Margara. La familia Fernández encabezada por la cantaora Esperanza Fernández, con otros miembros de la familia de Curro sobre el escenario; Rancapino Hijo, Ricardo Miño y Gualberto, la presencia siempre constante de la guitarra de Antonio Moya, el lebrijano Luis de Chimenea, la gente de Utrera y una lista innumerable de artistas sobre el escenario.

Las fotografías son de ANTOPIO PÉREZ para LebrijaFlamenca.com:

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández


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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández


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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

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Tacón Flamenco de Utrera 2017- Homenaje a Curro Fernández

Encuentro entre la música cubana y el flamenco en la #BienalSevilla16

Esperanza Fernández y el piano de Gonzalo Rubalcaba recuerdan las figuras de Benny Moré y Manolo Caracol

Cuando a los lebrijanos se nos nombra Cuba y Flamenco, se nos viene a la memoria los Encuentros del Son cubano y el Flamenco, organizados por la Diputación Provincial de Sevilla. No son ajenas ni desconocidas las relaciones musicales entre Cuba y los gitanos de Lebrija. Allá por el año 1994 se subía al escenario Compay Segundo y, por parte de Lebrija dos grupos: el primero capitaneado por el desaparecido Pedro Bacán con artistas también de Utrera, y otro grupo de gitanos de Lebrija llamado “Sentimiento al Golpe” que representa el origen eterno de nuestros cantes. En memoria a ellos y a la relevancia que tienen, los voy a nombrar: Miguel Funi, Juana Vargas, Pepa “La Cartuja”, Antonia “La Morena”, Diego Vargas, Ramón Vargas “El Farriri” y Antonio Carrasco.

En esta ocasión y en la Bienal de Sevilla 2016, ha sido la cantaora trianera Esperanza Fernández con el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba los que, a través de las figuras de Benny Moré y Manolo Caracol, dos genios de la música cubana y flamenca que compartieron el mismo tiempo musical a lo largo del siglo XX, nos han enseñado  los lazos que existen entre ellos y nosotros.

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#BienalSevilla16 Esperanza Fernández y Gonzalo Rubalcaba en el espectáculo Oh Vida

 

El espectáculo comienza con “Oh, Vida” de Benny Moré, con Esperanza en el centro rodeada del piano de Gonzalo Rubalcaba; los Makarines y Dani Bonilla, a los coros y las palmas; los percusionistas Jorge Pérez “el cubano” y Javier Teruel; con el bajo de JM Popo y la guitarra flamenca de Miguel Ángel Cortés. La escenografía, a mí personalmente, me recordaba esos documentales de Cuba con los cafés musicales.

A pesar de que hubo un peso mayor de Benny Moré en la primara parte del espectáculo, Esperanza y Arcángel se entremezclaron para hacer un popurrí de zambras intentando recordar las escenas de las películas entre Manolo Caracol y Lola Flores (digo películas por que yo por mi edad nunca tuve la ocasión de verlos en un escenario). Arcángel cantaba y se acercaba intímamente a Esperanza, mientras ella se contorneaba y le replicaba cantando, finalizando el popurrí con las dos voces entrelazadas a destiempo. También como artista invitado estaba Juan de Juan, el cual en el final de “Yiri yiri bon” de Benny Moré se marca la primera interacción entre las músicas, bailando con pasos flamencos el ritmo del mambo, originando un baile rítmico y gracioso.

Tanto el piano de Rubalcaba como la percusión como el bajo, hicieron unos solos mientras la cantaora se cambiaba en los vestuarios. Aunque pudo ser demasiado largo en conjunto, pudimos disfrutar de la mezcla de los ritmos con auténtico frenesí y del piano de Gonzalo Rubalcaba, del que no solo salían notas musicales, sino que el piano cantaba, te hacía reir, parecía que nos contaba una historia de sentimiento, emociones y reacciones.

Ya en la segunda parte del espectáculo, los palmeros y los pecusionistas se posicionaron al borde del escenario. Los Makarines y Dani Bonilla comenzaron a cantar pregón, solos como en una reunión de primos a la que llegan los primos cubanos Jorge Pérez y Javier Teruel con su son, y empiezan a compartir ritmos y cantes en un semicírculo, a medida que se escuchaban más se gustaban y más nos gustaban, taconeando, palmeteando y haciendo desplantes…

Desde la oscuridad del escenario sale la voz de Esperanza Fernández cantando un martinete estremeciendo el escenario, acallando bocas y vocablos, arrancando los oles al público, interactuando el piano y la guitarra de Miguel Ángel Cortés, armonizando los quejíos. A renglón seguido, Juan de Juan sale de entre bambalinas, el escenario se queda en silencio para que solo el ritmo de su taconeo nos maravillara. Vuelve a entrar Arcángel y Esperanza se arranca por fandangos con la “Malvaloca”, a lo que le sigue Arcángel ofreciéndonos una interacción entre ellos de fandangos, cantando el último a dúo. El público agradecido se puso en pie apludiendo largo tiempo, provocando que los artistas volvieran a salir otra vez al escenario cantando el “Yiri yiri bon” y esta vez se sumó a la percusión el hijo de Esperanza Fernández.

Pansequito, un clásico en el Gazpacho Andaluz

Destacar a Dorantes, dos espectáculos de baile y el toque característico de la guitarra de Morón

Dedicado a la memoria de Manuel  Morilla, maestro guitarrista que dicen que no se dedicó al mundo de los escenarios porque prefirió enseñar. El evento fue presentado por Manuel Martín Martín, que le dio a la presentación del Gazpacho señorío e  historia, pues en cada presentación, los asistentes al Festival pudimos conocer hechos que rodean al Gazpacho y a los artistas, sintiéndonos nosotros parte de esa historia.

El escenario lo abre Javier Ruiz Barrera, alumno de la Escuela Municipal de Morón de la Frontera. Javier, con tan solo 16 años, ha tenido la oportunidad de subirse a un escenario de los grandes, hecho que da grandeza al Gazpacho, al contar con la gente que está intentando hacerse un hueco en este mundo tan difícil. Comenzó su actuación con unas granaínas, partiendo el hielo con el público y metiéndose de lleno en las cuerdas de su guitarra. Para cerrar nos tocó por bulerías, animando a los asistentes. Decir que el Gazpacho tiene muy a gala el toque de guitarra, pues tienen su toque característico, según nos decía Manuel Martín Martín.

flamenco Morón

Dorantes al piano. Al cante, Esperanza Fernández. Foto: APardal.

Manuel Martín presentó a David Peña Dorantes diciendo: “Escuchar hasta que no se oiga nada” y, en efecto, cuando las teclas de su piano de cola comienzan a sonar, solo se oye su música. Acompañado esta vez por por la cantaora Esperanza Fernández, que no hizo más que cautivar ese silencio que genera el público para transmitirlo al corazón y dejar una sensación de armonía que te recorre todo el cuerpo. En conmemoración del Holocausto nazi, donde también fueron asesinados miles de gitanos, Dorantes nos deleitó con su versión del Himno de los Gitanos. Tampoco faltó una de sus obras maestras: Orobroy. Sus músicos fieles: Javi Ruibal y Francis Pose.

El aficionado Pepe Taranto  nos recordó a los festivales antiguos, portando una figura característica de los cantaores. Reconocido por sus letras comprometidas con los derechos de los trabajadores, comenzó con  unos fandangos, siguió por soleá, para terminar con una seguiriya que convenció al público.

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La bailaora de Morón de la Frontera, Lidia Valle. Foto: APardal.

Lidia Valle se acompañó del cante de Inmaculada Rivero, Mercedes Cortés, Tali de la Isla y Jesús Flores, con la guitarra de Juan Torres para establecer un antes y un después en el escenario, bailando soleá por bulería ytransmitiendo la sabiduría de cómo se baila en Morón, con personalidad y fuerza, como si estuviera hirvanando el baile con el cante, haciendo uno solo y terminando su actuación por bulerías, derrochando estilo propio.

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Pansequito, al cante. A la guitarra, Diego Amaya. Foto: APardal.

Pansequito comenzó su actuación por alegrías, haciendo disfrutar al público que lo agradeció en un sonoro aplauso. Le siguió una soleá donde demostró el conocimiento del cante y el gran repertorio de letras que tiene. Después de unas mineras, acabó su actuación por bulerías haciendo gala de su maestría , compás  y la claridad de sus letras, pues se podían entender todas y cada una de ellas. Hizo una actuación perfecta.

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El bailaor Jairo Barrull. Canta El Galli. Foto: APardal.

La organización decidió cerrar con baile el festival. El encargado de hacerlo fue el bailaor Jairo Barrull,  hijo de familia bailaora. Demostró el poderío de su baile, que sin apenas mover los brazos pero con un taconeo fantástico demostró su estilo con raza. Arropado por el cante de Moi de Morón, El Galli y Juan José Amador, establecieron un clima de satisfacción que hizo que la noche del Gazpacho fuera redonda, arrancando un caluroso aplauso del público.