Cuatro voces de mujeres en el patio de Santa Clara de la Bienal

Anabel Valencia asume con éxito el reto de las peteneras y se hace dueña del escenario en el espectáculo Cantaoras

En el convento de Santa Clara estuvimos hace dos años presenciando el premio al Giraldillo del Cante, José Valencia, y anoche asistimos al lanzamiento de cuatro mujeres hacia las estrellas: Zamara Carrasco, Anabel Valencia, Amparo Lagares y Mara Rey han confeccionado un espectáculo para homenajear a las mujeres cantaoras, dejando claro que las raíces del flamenco siguen vivas y nutridas, reivindicando el sitio que le corresponde a la mujer en el flamenco. Todas traen tras de sí la riqueza musical de sus familias pues, es desde la cuna, desde donde comienzan sus carreras, sin ser conscientes de ello.

Todas tienen trayectorias admirables, repletas de éxitos en peñas, colaboraciones, tablaos, etc… Hasta llegar a las tablas de la Bienal de Flamenco, que es sin duda alguna el último trampolín para poder hacerse un hueco en este mundo indomable que es el flamenco. Indomable porque es una música que para ser cantada necesita toda el alma y la fuerza del corazón, para que penetre en los sentidos del que la oye.

A las 11 en punto todos los presentes comenzábamos a sumergirnos en un ambiente gitano flamenco con Zamara, Anabel, Amparo y Mara, con el candil en la mano anunciaban su presentación, introduciéndonos con una soleá que dejaba al descubierto el potencial de las cantaoras, meciendo el silencio y acariciando la noche, envolviendo la sustancia de las mujeres que estanban siendo recordadas. El espectáculo se desarrolló con las cuatro cantaoras entrelazando las estrofas de los palos que cantaban juntas, dándole cada una su estilo, personalidad y la riqueza flamenca que han absorbido desde chicas.

Para Anabel Valencia la petenera era un reto, pues la petenera no suele usarla en su repertorio. Y digo era porque ayer su petenera contagió el alma de la noche, dejando que su voz errante y dulce accediera a los sentimientos de la luna, hipnotizando el aire, para que el escenario crujiera de melancolía. Anabel tuvo el privilegio de que Manuel de Paula le escribiera la primera estrofa de la petenera y la segunda fue la de Pastora Pavón: “Quisiera yo renegar / de este mundo por entero / volver de nuevo a habitar. / Madre de mi corazón, / por ver si en un mundo nuevo / encontraba más verdad”.

En palabras de la propia Anabel: “me sentí muy a gusto con los fandangos”. Fandangos que cantó a dúo con Mara Rey. Tan a gusto se sintió que arrancó los oles del respetable. Y para rematar cuplé por bulerías. Ayer Fernanda y Bernarda se pasearon por el patio del convento de Santa Clara al oir como Anabel Valencia cantaba eso de: “sin firmar un documento / hemos hecho un compromiso”, pues Anabel canta como cantan las gitanas, con el corazón de par en par y sin miedos, porque lo que entrega en cada cante es su alma.

El álbum del público que acudió a ver a Anabel Valencia a la Bienal:

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