CONCHA VARGAS_La Formación / Japón

Concha Vargas ha hecho de la formación una disciplina flamenca y va unida íntimamente al país de Japón

No es una faceta muy conocida la de la formación en la figura de Concha Vargas. Ahora sí, en las redes sociales se pueden ver anunciadas sus clases magistrales, pero Concha lleva más de 20 años yendo a Japón a dar clases. Esta parte de la conferencia va dedicada a la formación y unida íntimamente al país de Japón, donde decenas de mujeres esperan a Concha cada año para mejorar su baile.

La foto es de Antonio Pérez. Este fotógrafo de Tarifa, que vive en Sevilla, ha conocido el flamenco prácticamente en Lebrija. O al menos ha empezado a interesarse más por el flamenco en cuanto ha sabido ver, a través de su cámara, la forma en la que se vive el flamenco en estas tierras. Sabe ver la flamencura en un gesto y persigue a Concha Vargas como es evidente. Esta foto está tomada en una master class de Concha en Sevilla.

Flamenco

Conferencia Concha Vargas, El Genio Flamenco_53 Caracolá, julio 2018

Concha Vargas ha hecho de la formación una disciplina flamenca. De sus clases un espectáculo. No sé si sabéis que hay alumnas de Concha Vargas que han pagado para entrar en sus clases solamente para mirar. Cuando ya no ha habido plaza, no les ha importado pagar solo para mirar.

Porque Concha pone el mismo empeño en sus clases que en el escenario. La misma pasión, la misma fuerza vital. Cierto es que le encanta: “yo pongo en una balanza mis clases y el baile, y la balanza no se mueve”, nos dice tan expresiva como es ella.

TÉCNICA vs INTUICIÓN

Concha da las clases sin música enlatada, sin radio cassette, no le hace falta. Ella misma hace el compás o canturrea por bulerías. No le importa que haya distintos niveles de conocimiento entre sus alumnas, ni distintas edades. Su experiencia, su energía, su capacidad, hace que transmita eso que hace falta para atreverte a dar una pataíta, sentir el momento preciso y lanzarte al ruedo, sin salirte de compás, que es donde viene la complicación.

Concha te enseña la técnica, por supuesto. Ha formado a bailaoras que ahora se ganan la vida con el flamenco. Pero te ensaña sobre todo a distinguir, como dicen los cabales.

Por supuesto que el baile flamenco tiene sus medidas y sus tiempos, pero el baile de Concha Vargas es otra cosa. A priori se diría que es imposibe de enseñar. Entre la técnica y la intuición, Concha ya nos lo ha dicho en la entrevista que le hicimos para LebrijaFlamenca.com hace unos días, entre la técnica y la improvisación, Concha elige la gitanería, que no es nada menos que la mezcla personal y genial de la técnica con sus maneras de bailar, y sigo usando sus propias palabras.

¿Y eso cómo se enseña? Es por eso que digo que Concha Vargas ha creado también una manera de enseñar distinta a la de otras profesoras. Te enseña el compás lo primero, después los pies, los brazos, el cuerpo, de la mitad para arriba, la cabeza… y la expresión de la cara ¿cómo se enseña? Las clases de Concha Vargas son uno de los sacramentos, enseñarás como yo te he enseñado. Y en esa atmósfera casi tan imponente como la del escenario, una hace lo que puede y otras, han conseguido avanzar casi hasta el milagro.

CLASES EN JAPÓN

Sobre todo en Japón, donde Concha Vargas viaja con su familia, a veces sola, y permanece allí durante semanas. Pasan por sus clases decenas y cientos de alumnas que la esperan con gran inquietud de un año para otro. Concha ha hecho de Japón su segunda patria, y más la quieren allí.

En Japón gusta mucho el flamenco, hay grandes aficionados y no toman gato por liebre. Pensamos que como el carácter de los gitanos flamencos y el carácter de los japoneses es tan diferente, las culturas son tan distintas, pensamos que se atraen como polos opuestos. De otra manera, no hay quién se explique por qué gusta tanto el flamenco en Japón. Los japoneses son más dados a ocultar sus sentimientos, en aquel país mostrar el afecto en público está incluso mal visto. El flamenco es todo lo contrario, es la expresión en sí misma y es por eso quizás que lo admiran. Es como una liberación sentimental, una oportunidad para expresarse, para sacar afuera aquello que tienes en tu interior.

Porque con Japón ni siquiera compartimos el idioma. No hace falta entender las letras. El flamenco ha entrado directamente en el alma de los japoneses, directo al corazón. Así les ha entrado Concha Vargas a todas estas alumnas que la esperan cada año para dar sus clases. No solo les interesa la coreografía o la técnica, a estas alumnas japonesas, y nos lo ha contado una de ellas, les interesa aprender lo profundo. Y ahí está Concha Vargas para enseñárselo.

Siguiente capítulo: Concha Vargas_La Transgresión.

CONCHA VARGAS_La Transgresión

El baile flamenco es transgresor en sí mismo, cuando Concha baila descalza sobre los mejores escenarios del mundo está desobedeciendo todos los clichés

Para el fotógrafo Ruven Afanador, el flamenco es “provocación”. Se trata de un fotógrafo colombiano, reconocido mundialmente, que hiao el cartel de la Bienal de 2008 y una provocadora exposición de fotografías en este año por las calles de Sevilla. Ha fotografiado con este estilo suyo tan personal, no solo a las mejores bailaoras como Eva la Yerbabuena, la Farruca, Matilde Coral o Isabel Bayón, sino a otras muchas cantaoras y mujeres gitanas reunidas en su libro “Mil besos”. Mujeres que rompen todos los esquemas, según sus palabras. Y ha fotografíado también a personalidades de la talla de Rossy de Palma, la Duquesa de Alba o Pedro Almodóvar. Concha estuvo en la exposición y el cócktail que dio Ruven Afanador en Nueva York y participará en la película que se está fraguando sobre su obra.

Flamenco

Conferencia Concha Vargas, El Genio Flamenco_53 Caracolá, julio 2018

The New York Times la presentaba con la frase que más se le atribuye a Concha Vargas: dancing tradicional flamenco / bailaora tradicional de flamenco. Pero unas líneas después, el mismo periódico, sigue diciendo: “…aunque su baile no es normal, no es clásico”. Y es que el flamenco, en sí mismo, no es un baile clásico, no es un baile habitual, no es un baile popular. El flamenco en sí mismo es transgresor y más aún cuando se presenta encima de un escenario.

TRANSGRESIÓN = DESOBEDIENCIA

Voy a decir lo que es para mí la transgresión. La transgresión es la desobediencia. El baile flamenco desobedece todas las reglas de los bailes clásicos y contemporáneos. Es difícil de regular, de ajustar… ¿O es normal que la bailaora se pare encima del escenario… y espere al cante… hay que saber pararse, no solo en el baile, en muchas facetas de la vida hay que saber pararse. Y la bailaora espera al cante o espera cualquier otro momento emocional para seguir bailando a compás… eso no es normal, no es lo convencional, ya quisieran muchas bailarinas contemporáneas, clásicas, tener esa oportunidad para pararse, abandonar la coreografía estudiada y expresarse libremente sobre el escenario.

No quiero dar nombres. Bueno sí, lo voy a dar: Rocío Molina. Una buena bailaora de estos tiempos que está triunfando sobre los escenarios. Concha la conoce: “la niña baila bien”, nos dijo un día en sus clases. Es primera figura del baile flamenco en la actualidad, la contratan en todos los teatros. Y es, según ella misma anuncia y se hacen eco los medios de comunicación, la transgresión del baile flamenco, va rompiendo moldes. Pues bien, a Rocío Molina le pasa una cosa, su base es la escuela. Esta joven bailaora no parte de la base privilegiada, única, si quieren llamarla tradicional o pura, de la que parte Concha Vargas. Concha Vargas tiene en su ADN la esencia y después rompe los moldes. Eso no es mejor ni peor, eso es fundamental. Porque Rocío Molina se tira al suelo en sus espectáculos y parece que es la primera bailaora que se tira al suelo o que fuma sobre el escenario. Y eso lo ha hecho ya Concha Vargas hace años, cuando le dijo a Andrés Marín: “yo me atrevo con tó”. La llamó un día allá por el 2010, y le dijo, “te necesito a ti Concha, para mis espectáculos, porque eres la vanguardia del flamenco”. Andrés Marín lo tenía claro, quería romper, inventar,… buscaba en el baile la parte animal, no la reflexiva. Cuando Andrés Marín salía al escenario con una gallina en la cabeza “viva y sin atar”, como nos relata Concha Vargas en esta entrevista nuestra, ya le habían preparado la escena La Macanita y Concha Vargas por romance y por bulerías.

Creo que merece la pena que leamos aquí la crítica que tuvo el espectáculo Tuétano de Andrés Marín en el ABC de Sevilla: “Sale Concha vestida de cuero, fumando y hace algo más que bailar. La lebrijana se echa al suelo, despereza su pelo y después baila a pies descalzos, como en todo el montaje, pero eso sí, no pierde en ningún momento su esencia de bailaora más racial, igual que hace más de 30 años, cuando experimentó al lado de Mario Maya”.

CAMELAMOS NAQUERAR

Porque qué fue CAMELAMOS NAQUERAR en aquellos años 70. Un especctáculo flamenco, que incorpora el teatro, una obra escrita por un estudioso, un catedrático de Granada, Pepe Heredia, con la dirección de Mario Maya, sencilla, con dos cantaores, dos guitarras y al baile Mario Maya y Concha Vargas, un escenario austero y mucha verdad. Pero ¿qué significó este espectáculo? Concha empezaba su carrera profesional y estaba acostumbrada a los festivales y los tablaos flamencos. Así que se maquilló para salir al escenario como tenía aconstumbrado. Y como ella misma nos relata, el propio Mario Maya, que era un genio, le dijo: “sobrina, lávate la cara que esto es otra cosa”. En unos años en los que todavía se olía la dictadura y la falta de libertad. Todavía había leyes que perseguían a los gitanos por el mero hecho de ser gitanos. Y este espectáculo decía: queremos hablar, camelamos naquerar. Y una jovencísima Concha Vargas se atreve, rompe todas las normas establecidas y triunfa sobre las tablas, les llovieron los contratos.

Hay otra entrevista que os recomiendo. Una de las mejores entrevistas que le he leído a Concha Vargas. La que le ha hecho su nuera Nuria Sánchez para la revista digital StafMagazine. En esta entrevista Concha habla de muchas cosas, pero destaca también esta faceta de la que estamos hablando, de su lado transgresor. Habla de la etapa de experimentación que vivió con Andrés Marín, de todo lo que ha hecho fuera del protocolo que exige el flamenco. Pero habla sobre todo de la música que hace su hijo Quentin Gas que fusiona la psicodelia, el rock y el flamenco. Concha Vargas es capaz de intervenir en estos conciertos, que suelen celebrarse en festivales con un público muy diferente al flamenco, y bailar mientras suena la guitarra eléctrica y le cantan en inglés. “no estoy aferrada al flamenco, dice ella, estoy abierta a todos los estilos siempre que sea buena música”.

TRANSGRESIÓN vs TRADICIÓN

Y eso es lo que quiero que ustedes entiendan. El baile flamenco es transgresor en sí mismo. Hay poco que añadirle para que rebele los corazones. Cuando Concha baila descalza sobre los mejores escenarios del mundo está rompiendo moldes, está desobedeciendo todos los clichés. Cuando una bailarina clásica quiere bailar descalza, a lo sumo se pone medias de punta. Concha baila descalza con las uñas de los pies pintadas, porque Concha es sensual en el baile y pura a la vez. Concha es a la vez el respeto, lo decente, lo pudoroso, y también es la revolución, la perturbación, la alteración en el baile. Concha no te deja indiferente. No estoy diciendo que no necesite técnica, que no pueda formar parte de un espectáculo previamente establecido, ensayado, lo que digo es que lo que Concha aporta al espectáculo es lo que transgrede, lo que trasciende… ¿la tradición? ¿la evolución? Lo dejo a vuestro criterio.

BIOGRAFÍA de Curro Malena (Parte 3 de 3)

Charla – homenaje a Curro malena en Vejer de la Frontera

El cantaor posee un tesoro. Curro Malena guarda en un cofre las facultades que le han permitido desarrollar una carrera profesional amplia y, sobre todo, honesta y fiel con las reglas del cante jondo. Porque es verdad que Curro es un cantaor enciclopédico, es un estudioso de los estilos y de las voces de los cantaores que le precedieron; es sobrio y sereno, de ejecución impecable. Hemos podido leer miles de definiciones en críticas y folletos editados a lo largo de su profesión, pero la verdad verdadera la dijo un aficionado, de los tantos que tiene Curro, incondicional de su cante: “Curro es la vara de medir del cante gitano”.

Curro Malena hace un recorrido exhaustivo, a lo largo de sus 18 grabaciones, por el flamenco más ortodoxo. Estudia a sus mayores y le pone acento propio a los cantes con los que más se identifica. La soleá de Juaniquí, con letras muy sabidas por los artistas de Lebrija: “Yo tengo un hijo perdío y si Dios no lo remedia, yo voy a perdé el sentío”. Las bulerías de su abuela Rumbilla, o de Antonia Pozo, casada con un hermano de la Malena vieja (la que tenía un puestecillo, me supongo yo), bulerías que pudo escuchar o no, siendo muy pequeñito, y que pasaron a su cofre de manera directa o a través del mismo Antonio Mairena, que venía a Lebrija a escuchar a estas mujeres cantaoras: “El pollito que piaba”; también “si quieres saber mi nombre, mi nombre y el de mi hermana / yo me llamo me llamo, y ella se llama se llama”. “Alevantate serrana”, las bulerías del Chozas, o las cantiñas, Curro se trajo para Lebrija los aires de Cádiz por cantiñas: “la simoncita ya se ha casao / y un simonsito se la llevao”.

Por soleá lo recordamos con la guitarra de Pedro Bacán, como acabamos de escuchar, que lo acompañó en los primeros años de profesión: “Lutito negro por mí / tú te tienes que poné / porque me voy a morir / flamenca, por tu querer”.

Curro Malena

HOMENAJE A CURRO MALENA en Vejer de la Frontera

Porque Curro Malena ha dominado todos los palos. Es un claro heredero de Antonio Mairena, aunque encontró su estilo propio e inconfundible. Muy profesional en las formas, con una expresión innata que le proporciona el haber nacido en una familia gitana de Lebrija. El cantaor parte del conocimiento, y los duendes acuden a su garganta y anidan en su voz. Porque Curro Malena tiene la fuerza en su expresión, suda la camisa y se sube al escenario para entregarse.

Los cantes de Lebrija, y los de Alcalá, los de Mairena y los de Cádiz. Cantes por fandango, los cantes de trilla, las tonás, los tientos, tangos, seguiriyas, cantes de ida y vuelta, romances, cantiñas, alegrías, todo tipo de bulerías. Curro Malena los estudiaba y los transformaba, siempre respetando la raíz, el estilo. “La música no se puede romper nunca”, le hemos escuchado decir. “Le meto a la mariana dos tangos de graná para terminar y le viene perfecto”. Estos músicos innatos, estos músicos gitanos sin pentagramas, con un oído milenario capaz de sacar tonalidades perfectas y de venirse arriba sin desentonar y sin salirse de compás.

Esto lo decía Curro en el programa Puro y Jondo de televisión española, donde daba lecciones de cante y de sabiduría. “Yo he llegao a cantar más de 30 variantes de la soleá”. “El flamenco es de familia, y la familia es una cadena con eslabones”. “Cuando se canta por seguiriyas, se te viene a la mente el sufrimiento, el desengaño, los palos que te ha dao la vida”. Son palabras de un sabio que ha escuchado a sus mayores y que ahora enseña a sus hijos y sus nietos. “Yo he tratao siempre de que no se pierdan los lazos de familia”, y a la vista está que lo ha conseguido.

El crítico Manuel Martín nos manda unas palabritas para la ocasión y nos dice: “Tres generaciones han encontrado en Curro al artista genuino y no al que escudriña en el mundo que se esconde detrás de la apariencia. Al artista que no da ojana porque se entrega hasta el último aliento en el escenario. Curro busca la verdad de los estilos porque vive en la autenticidad. Un artista que para no caer en el autoengaño de este tiempo, se deja atravesar por la realidad que lo rodea, que no es otra que Lebrija, la tierra que le permite registrar la realidad tal y como es”.

Fuerza, raza, sentimiento, y una personalidad artística propia arraigada a su tierra. Éste es Curro. Merecedor de cuanto homenajes le otorguen los buenos aficionados al flamenco, aquellos que no olvidan una noche de cante que, seguramente, Curro Malena ofreció en Vejer de la Frontera y en tantos y tantos pueblos de la geografía andaluza, sentando cátedra, dejando para siempre la huella inconfundible de los Malena.