La bailaora sevillana participa en el ciclo “Mujeres transmisoras” de la Universidad Pablo de Olavide y es entrevistada por Ángeles Cruzado
“Donde yo esté tiene que haber cariño y humildad”, dice Carmen Ledesma a bocajarro, tal y como habla ella, gesticulando, sintiendo, siendo… La bailaora sevillana Carmen Ledesma participa en el Ciclo “Mujeres transmisoras del flamenco” que organiza la Universidad Pablo de Olavide, y habla con Ángeles Cruzado (del Blog Flamencas por derecho) después de habernos deleitado con su baile, de haber puesto sobre el escenario de nuevo todo lo que siente, todo lo que es.
Carmen Ledesma comienza hablándonos de su infancia, de sus orígenes en un humilde patio macareno de Sevilla. “Yo tenía un tío bailaor y mis padres eran muy aficionados”, dice contando anécdotas que nos hacen sonreir: “le quitaba a mi hermana mayor los tacones y se los destrozaba; me ponía las cortinas del salón como bata de cola”.
A los 11 años participa ya Carmen Ledesma en el Gazpacho de Morón y después en todos los festivales importantes. Habla de sus referentes, sabiendo lo que les debe, de nuevo la humildad que te hace crecer: Pepe Ríos, Trino España,… los tablaos son su escuela.
Sobre el papel de la mujer en el flamenco, Carmen Ledesma reconoce que en sus tiempos “necesitaba el permiso de mi padre, que me acompañaba a todas partes”. Y de su madre “el apoyo”. Recuerda con nostalgia a las cigarreras, siempre con sus puros, tan fuertes e independientes.
Pero Carmen Ledesma se emociona especialmetne cuando empieza a hablar de Pedro Bacán y del Clan de los Pinini. Esta época junto a Concha Vargas, Inés Bacán y Pepa de Benito cambió su forma de entender el flamenco. “A Pedro le gustaba el flamenco de su casa, más natural, el flamenco de Lebrija y de Utrera, el flamenco como cultura” dice mostrándose a sí misma: “y así sigo, yo no he cambiado. En el flamenco hay que encontrarse y saber lo que se quiere”.
Preguntada sobre su faceta de profesora, Carmen Ledesma dice que intenta transmitir esa cultura de la que habla: “yo enseño flamenco y enseño también si hace falta a hacer un buen puchero, unas cabrillas en salsa” y mira a sus alumnas o discípulas, presentes en la sala de la Universidad Pablo de Olavide. las alumnas que la adoran.
“A mí me encantaría tener al técnica que tienen muchas”, dice refiriéndose a otro tipo de baile que triunfa hoy en los escenarios, “pero a mis alumnos les enseño que hay que llegar al alma, hoy día hay tanto ensayo y tanto espejo que se ha perdido el oído”. mejor resumido imposible. “Me gusta hacer el bien y se me nota en el baile”, dice la bailaora Carmen Ledesma, la que le gusta mostrar “la belleza del alma”. ¡Olé tú, compréndelo!