RESUMEN DE LA CARACOLÁ LEBRIJANA 2019

El Caracol de Oro a Manuel de Paula, los artistas locales, la exposición de fotografías de Ramón Amaya y los espectáculos en la calle como grandes atractivos flamencos

Por fin se reconoció la figura de Manuel de Paula como se merece y el artista lebrijano pasó a engrosar la lista de los Caracoles de Oro que concede la Caracolá Lebrijana. Y él correspondió con gran entrega y satisfacción, con el gran espectáculo El Espejo de la Memoria en el que recordaba toda su trayectoria profesional y de vivencias familiares, con especial protagonismo de su hermana Josefa Valencia, el bailaor jerezano Diego de la Magara y los artistas lebrijanos José Valencia y Anabel Valencia.

Exposición de fotos de Ramón Amaya

El fotógrafo Ramón Amaya ilustró la Caracolá Lebrijana de 2019 con su exposición fotográfica Memoria de los Festivales Flamencos, en la que se hacía especial homenaje también a Manuel de Paula y todos los grandes artistas que se coronaron en los festivales de una época gloriosa entre 1988 y 1992. Una exposición con gran acogida de público, con detalles cuidados y una sala de visionado de videos de aquella época que reflejan el gran caudal creativo de las familias gitanas de Lebrija.

Actividades callejeras y de libre acceso

Es la primera vez que en este nuevo formato de la Caracolá Lebrijana se incluyen, con gran éxito, actividades callejeras de libre acceso. En esta ocasión fueron las voces jóvenes de las Tres Dinastías representadas con Antonio Carrasco El Maleno, Luis Vargas y Pedro Peña, acompañados de las guitarras de Curro Vargas y Currito Malena. Queda demostrado que en Lebrija hay flamenco para una larga temporada, mientras los jóvenes vengan cantando con esa rigurosidad y personalidad apabullante.

El segundo día de actividades callejeras fue en la plaza Juan Díaz de Solís y a cargo de la japonesa La Yunko, querida y admirada en esta tierra de Lebrija con la que guarda una estrecha y alargada relación. Lleno absoluto y lujo de bata de cola y mantón para un público selecto.

Artistas locales en escenarios íntimos

¿Qué mejor que venir a escuchar a la gran Inés Bacán en su propia casa, que es Lebrija. Noche para no olvidar con Inés Bacán y María José Carrasco en el Patio de los Naranjos, acompañadas de las guitarras de Antonio Moya y Curro Vargas, respectivamente.

Pero la Caracolá Lebrijana comenzaba con el listón bien alto que pensábamos que ya no se iba a superar. La artista local Anabel Valencia hizo un recital de cante en el que se entregó como si se jugara su carrera profesional entera. Nos traía como artista invitado a la guitarra de Juan Requena, gracias a lo que nos ofreció unos tangos con sabor a Arroyo de la Miel. El público vibró en las bodegas de la casa del Marqués de San Gil.

Un artista de Lebrija que lleva toda su vida profesional fuera de estas tierras, pero que pasea su nombre con orgullo, Luis de Lebrija, ilustró la mesa redonda sobre la figura de Manuel de Paula en el Patio de la Clavería.

En las azoteas flamencas, también un cantaor representante de una saga familiar, Luis Malena, que se hizo acompañar de la guitarra de Manuel de Palma. La Peña Flamenca se convierte en anfitriona y escenario de la Caracolá Lebrijana y en la segunda noche de azoteas nos ofrece un recital de tremendo éxito a cargo del jovencísimo Purili con la guitarra de Joselito de Pura.

Y todavía más flamenco

Diez días sin descanso de flamenco en distintos escenarios de Lebrija. No hay que olvidar los maridajes a cargo de las Bodegas González Palacios y el Marqués de San Gil. Dos artistas jóvenes que van cogiendo mercado como son Juan Juanelo con la guitarra de Antonio Moya, y el extremeño Juanfra Carrasco, con la guitarra de El Perla.

En el patio trasero de la Casa de la Cultura, un espectáculo de altura con la voz de Jesús Méndez y a guitarra de Diego del Morao. El baile de lujo a cargo de El Farru.

A la última noche se llega exhausto. Nos metemos en el teatro municipal con tal de cumplir con el remate final de tan prestigioso festival, y disfrutamos bastante con buen cante de María Terremoto, Pedro el Granaíno, José de la Tomsasa y el baile de Manuela Carpio.



Cante y cultura gitano andaluza en La Choza de Juaniqúín, a cargo de LebrijaFlamenca.com

Pedro Carrasco y Araceli Pardal destacan la aportación cultural de los gitanos a la sociedad lebrijana y andaluza_reportaje fotográfico de Ramón Amaya (Objetivo Flamenco)

Flamenco

Conferencia de LebrijaFlamenca.com en La Choza de Juaniquín 2019

El flamenco, en su origen y en su esencia, es una expresión. Es la manera que tienen los gitanos andaluces de expresarse, de transmitir no solo sus sentimientos en el aquí y ahora, sino también la manera de transmitir su identidad y su historia, no exenta de penalidades y persecuciones.

No cabe duda de que en la historia contemporánea, en los últimos dos siglos, ha habido influencias, mestizajes, relaciones, convivencia… el pueblo gitano se ha abierto al mundo en el que habita, que ya no le es tan hostil y al que pertenece históricamente; y la sociedad andaluza comienza a reconocer el enriquecimiento y las aportaciones del pueblo gitano en su legado social y cultural. A partir del siglo XVIII, el flamenco salta de la intimidad familiar y de las expresiones populares a los escenarios y se empieza a conformar lo que hoy en día conocemos como flamenco, una música más accesible para la educación musical de este mundo global en el que mandan los cánones occidentales.

Pero incluso hoy en día, siguen siendo las familias de gitanos andaluces los que se expresan en sus fiestas familiares y en sus reuniones particulares mediante este lenguaje flamenco que nos empeñamos en que sea universal. Esa evidencia es la que vive y difunde la web LebrijaFlamenca.com en sus páginas digitales. Porque se trata de un medio de comunicación especializado en el flamenco y la cultura del pueblo gitano situado en el epicentro del territorio gitano andaluz.

Y de eso trataba la conferencia ilustrada de Araceli Pardal y Pedro Carrasco de LebrijaFlamenca.com en el festival de El Cuervo La Choza de Juaniquín. Porque no es solo la evidencia o el entorno que nos rodea, sino que en esta charla, que aportaba nuestro granito de arena a un festival que se reconoce en la reivindicación y en la búsqueda de la verdad, se daban datos que refuerzan esta teoría de lo mucho que le debe el flamenco al colectivo gitano que lo germinó y que lo reserva con celo con tal de preservar su identidad.

Historia y lenguaje

Los datos históricos de la llegada de los gitanos a España y Andalucía, así como el conocimiento de las palabras del romanó, un lenguaje perdido por mor de las leyes inquisitivas dictadas por los sucesivos poderes a lo largo de los siglos, pueden dar pistas sobre esta manera tan particular y tan hermosa de cantar de los gitanos andaluces.

La historia no es clara, puesto que el pueblo gitano es de tradición oral y su historia no está documentada. Lo que sí se baraja es que, sabiendo que a finales del siglo XV entraron los primeros gitanos por Despeñaperros a Jaén, puede que en el Bajo Guadalquivir ya hubiera gitanos llegados por la ruta mediterránea. Salidos de la India y de Persia, los gitanos han ido dejando rastro por diferentes rutas del centro y norte de Europa. Sin embargo, la ruta del Mediterráneo según la cual estas tribus de gitanos, músicos de profesión y de carácter menos nómada, que permanecieron largos periodos en Turquía y Grecia, es la menos conocida.

Pedro Peña en su libro Los Gitanos Flamencos (Colección de flamenco Almuzara): “Éstos (los luris) llevaban ya siglos establecidos en Persia (Irán), de donde debieron partir hasta llegar a Bizancio (actual Estambul), luego a Grecia y de ahí a la Península a través del Mediterráneo”.

También el lenguaje da muestra del origen gitano de los cantes característicos de esta zona de la baja Andalucía y de la aportación de la cultura gitana a la andaluza, hoy poco reconocida. Hay palabras en castellano cuyo origen es la lengua de los gitanos, y no está reconocido así en la Real Academia de la Lengua, como chaval o paripé, por decir un par de ellas. Hay otras palabras, que aunque se usan más en el colectivo gitano, todos en Andalucía sabemos lo que significan, como las duquelas o el verbo camelar, por seguir con dos ejemplos. Y otras palabras que solo se conservan en las letras de los cantes gitanos, como el divé (Dios) o la bata (madre), poco conocidas a nivel coloquial.

El problema es lo poco que se conoce el romanó o caló (que es la lengua mixta que se origina del romanó con el castellano). En este terreno recurrimos a uno de los más conocedores en España, el licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, Nicolás Jiménez (Blog Pretendemos Gitanizar el Mundo), que pone varias hipótesis sobre la mesa: la palabra alboreá puede venir del romanó e boriá (para la novia) y bulería de buxló / bujló que significa embuste o, en castellano, bulo. Frente a otras teorías que ven el origen etimológico árabe de casi todos los palos del flamenco. Insitimos, el problema es el gran desconocimiento del romanó.

Musicalidad

Volviendo al libro de Pedro Peña, también el análisis musical del flamenco nos lleva a situar el origen en aquellas tribus gitanas que abandonaron la India. Son muchas las similitudes del cante gitano andaluz con la música originaria de la India y de Persia. La tradición oral y la transmisión de generación en generación, que da lugar a las largas sagas de tradición flamenca en Andalucía. Las ragas hindúes o escalas musicales que bien podrían ser los palos flamencos. La partición de las notas musicales, no de forma binaria como en el resto de músicas occidentales, sino en múltiples microtonos muy difícil de alcanzar con los instrumentos habituales y sí con la voz y buen oído musical habituado desde el nacimiento. La capacidad de improvisación de los músicos orientales y, sobre todo, el dominio instintivo del compás que, como dice Pedro Peña, “preside el flamenco como la quilla del barco”.

Del origen orientalizante del flamenco habla Pedro Bacán en su artículo sobre “El flamenco, un escalón entre Oriente y Occidente”. Pedro Bacán, que no concibe el flamenco si no es asociado a las vivencias y a la conducta humana (una forma de concebir la vida), nos habla también de esa posible estancia en Grecia de los ascendentes de los gitanos andaluces. A propósito de la estructura o soporte técnico del flamenco: “Dentro del mundo flamenco existen varias estructuras musicales que están organizadas de formas diferentes: una de ellas constituida por los motivos dórico y frigio (utilizados por los griegos en la antiguedad) y dos estructuras más, correspondientes al sistema tonal occidental menor y mayor”.

En lo que hay coincidencia es en reconocer que existen dos ramas bien diferenciadas en el flamenco: aquella que proviene de las músicas orientales y han conservado las familias de gitanos, que han devenido en palos como la soleá, la seguiriya, la bulería, entre otras; y la rama proveniente del folclore andaluz e incluso castellano, de donde son palos como la farruca, los fandangos, algunos tangos, alegrías, peteneras y otro etcétera. Ambas ramas conviven hoy día e incluso algunos estilos se han mezclado en esta convivencia.

Hace más de 20 años, Pedro Bacán ya afirmaba que: “La música flamenca ha pasado de unos códigos orientales a los occidentales, sin darnos cuenta, y los individuos que no hayan tenido el acceso al medio natural, donde originariamente se ha desarrollado el flamenco, tienen una visión totalmente diferente a los que hayan tenido acceso”.

Transmisión y familias gitanas de Lebrija

La realidad actual es que son las familias gitanas de este “triángulo mágico” de la baja Andalucía las que preservan el flamenco de una forma natural, en sus fiestas y en sus encuentros cotidianos. El artista profesional procura no desvincularse de su medio natural y contrariamente a lo que se pueda pensar, como decía Pedro Bacán con razón, “la fuerza creativa está en el medio original”.

El flamenco tal y como se entiende hoy día, el que triunfa en los grandes festivales, cada vez más internacionales; el que se escucha mayoritariamente y el que supuestamente “evoluciona”, le debe mucho a su base originaria, sin la cual no estaría considerado como una de las músicas del mundo.

En este mundo de la transmisión del flamenco nos gusta destacar el papel de la mujer gitana, porque es eslabón fundamental. Manuel de Paula, que creo estilos propios a partir de los cantes de su abuela Rumbilla o de su tía abuela Antonia Pozo, nunca las escuchó cantar. Fue su madre la que le transmitió esa forma de ejecutar el cante y las letritas propias de Lebrija. En una entrevista, Manuel de Paula nos aseguraba que “mi madre ha sido mi fuente” y que “las matriarcas han sido muy importantes e la transmisión del cante gitano”.

El hecho de que el medio de comunicación LebrijaFlamenca.com esté ubicado en Lebrija le da más oportunidades y procura mejores iniciativas flamencas. Aquí solo salen proyectos interesantes, alrededor de los artistas profesionales, que son muchos y están en primera línea del panorama musical; y de los aficionados, que en cuanto a calidad y nivel de ejecución de los cantes de Lebrija son igualmente dignos de cualquier reportaje y difusión.

No podía ser de otra manera. Para muestra un botón. Termina la conferencia con el cantaor aficionado Antonio Carrasco El Maleno, acompañado de la guitarra de Curro Vargas. Ambos integrantes de familias extensas, con largo recorrido en el más puro flamenco representante de esta baja Andalucía.

El festival flamenco de El Cuervo hace honores a la figura de Juaniquín

Jornada intensa de inauguración con la exposición fotográfica de “Cachi” y una edición especial de Los Caminos del Cante

En La Choza de Juaniquín es muy importante el sonido, o sea, el cante. Nada más empezar, tenemos el placer de escuchar un audio por soleá del lebrijano Curro Malena, uno de los mejores transmisores de la memoria viva de Juaniquín.

El festival flamenco de El Cuervo se inauguró el pasado jueves 1 de agosto, con una jornada intensa de acontecimientos culturales que se sucedían uno tras otro de manera natural en el patio de la Casa de Postas.

Gonzalo Amarillo se encargó de situarnos en un ambiente agradecido de alabanza a Juaniquín, “que sigue entre nosotros cuando hablamos o escuchamos buen cante”. En esta edición ha habido un recuerdo especial y homenaje a Manuel Mellado, familia de Juaniquín y desaparecido este año por enfermedad.

Las palabras institucionales de inauguración las pronunció el alcalde de El Cuervo, Francisco José Martínez, que agradeció la labor importante de La Choza y reconoció a este festival flamenco como un evento “con arraigo en nuestro pueblo” y al Ateneo Arbonaida “su trabajo desinteresado durante todo el año”.

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Inauguración VII edición La Choza de Juaniquín en El Cuervo 2019


La exposición de fotografías de Francisco Javier Ramírez “Cachi” fue inaugurada con mesa redonda en la que participaron el poeta Luis Sánchez García de El Cuervo y el flamencólogo Manuel Naranjo de Jerez. Con el título “Duquelas de mi querer”, el fotógrafo expone un total de 20 fotografías de mujeres flamencas en las que se desprende “las fatigas y las espinas del amor”. Preguntado por la foto que destacaría, “Cachi” se refiere precisamente a la de la cantaora Anabel Valencia, con gesto de desplante en su fotografía.

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Inauguración VII edición La Choza de Juaniquín en El Cuervo 2019




El estudio de Juaniquín a través del cante por soleá de El Borrico

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Inauguración VII edición La Choza de Juaniquín en El Cuervo 2019

La labor de difusión del programa de radio Los Caminos del Cante es inmensa. En un tono más que accesible, el periodista José María Castaño y su colaborador Alfredo Benítez nos fueron contando o acercando a los cantes de Juaniquín a través de la que está grabado de El Borrico de Jerez. No hay nada grabado de Juaniquín, así que hay que aproximarse a sus cantes según han cantado los que le escucharon.

Antes de ser conocido, a El Borrico iban a buscarlo a Jerez para traerlo a Lebrija, principalmente a la casa de Bernardo Peña y La Perrata, donde protagonizó “páginas hermosas del libro de la gitanería”. De hecho, debutó primero en la Caracolá Lebrijana, así que empieza el programa con una seguiriya de El Borrico acompañado de la guitarra de Pedro Peña, para después adentrarse en esa manera magistral e íntima de ejecutar al soleá, acompañado ya de otras guitarras como Parrilla de Jerez.