Se trilló el cante gitano en la Peña Flamenca de Trebujena

Trebujena celebra su Certamen Flamenco en La Trilla 2021 con Lela Soto al cante y Antonio Malena hijo a la guitarra

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CERTAMEN FLAMENCO EN LA TRILLA 2021_Lela Soto y Antonio Malena hijo

Aunque parezca mentira, que no se pueda creer, en la noche del pasado sábado en la Peña Flamenca “La Trilla” de Trebujena hizo frío escuchando el recital de la niña cantaora de Vicente Soto. Corría esa brisa fresca de los mares de Cai y el tiriti tiriti tandoooo de Camarón lo tarareaba mi silencio por momentos ¡¡viva Cai y sus mares!!

Me fui a “La Trilla” flamenca a uno de su recitales de verano, que durante cuatro fines de semana estará sonando el martillo y el yunque de las diferentes fraguas que han pasado y que quedan por pasar, en el cante, el toque y el baile. El próximo sábado 19 de junio acaba con Rubito Hijo y la guitarra de Paco Cortez.

Antes de todo felicitar a la Junta Directiva de la Peña por las actividades, organización y trabajo que hacen que este hábitat de pureza sea referente para el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de Andalucía. ¡¡Felicidades a estos ortodoxos trilleros!!

Eran las 9:15 más o menos cuando el patio de albero se llenó y otra vez más porque la semana pasada igualmente tuvo el lleno. Salióde blanco nácar como de una hada se tratara cuyo brillo se lo dio la bonita luna fría con su resplandor. Lela Soto Ortega con la guitarra de Antonio Malena hijo (aires lebrijanos) y sus dos escuderos de compás para completar ese marco tan flamenco que la Peña le había fraguado.

Esta mujer paseando por el puente de la madurez nos deleitó con ocho palos de cante en dos partes, algunos de ellos acordándose de los que dejaron huella y dándole su grito de sangre rebuscado en esa agua errante de donde reviene.

Lela lleva enredado en su garganta el duende, cuando se astilla teje ese espacio infinito del escenario con la interpretación y el lenguaje verbal hacia los asistentes y lo deja todo fundido encima de las tablas marcando su territorio gitano sin frontera.

La hija cantaora de la bailaora Luisa Ortega comenzó por malagueñas de Antonio Chacón y Enrique El Mellizo, soleá por bulerías dedicadas a su abuelo Sordera, compaginó por seguirillas de Paco la Luz y acabó la primera parte por tientos tangos, alegrando la blandura fría de la noche.

Después en la segunda parte comenzó por bamberas, hubo un apagón de luz pero ella, como las grandes artistas, con su desparpajo y sus recursos supo ponerles las mayúsculas al cante. Continuó paseando por la bahía por alegrías, llamó al fandango y puso su broche por bulerías.

Yo siempre digo que hay que saber llenar el escenario cuando te subes, que el escenario no te sumerge, y esta mujer de los sorderas, hija del mismísimo Vicente lo sabe llenar, aunque los gustos de cada aficionado son respetables y todo suma. Se trilló el cante gitano de la Lela en la Peña Flamenca de Trebujena.

La Velá Flamenca homenajea a Juan Peña El Lebrijano, autor de discos como PERSECUCIÓN entre otros

“El músico con una orquesta en la garganta”, reproducimos aquí las palabras de Manuel Carrasco en el homenaje:

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Homenaje a Juan Peña El Lebrijano en la V Velá Flamenca 2019

Escribí estas líneas en el atardecer de un día de julio, junto a una botella de agua que se moja. En compañía de mi Manuel  y María José, y después solo… hasta que vi cómo se amortiguó el día hasta morir su luz. En el otro lado de mi papel y lápiz un cirio encendido esperando a que llorara alguna lágrima. Más cerca de mi lápiz la Biblia tapada con una bandera, para  escribir con la palabra de Dios y rezarla en gitano.

Un disco apoyado en el cirio, llora el cirio sale  un grito: “libre como el viento”, se cae el cd y me encuentro otro de raíces árabes. Tomé mi primer vaso de agua mojá, me entregué a un cantaor y a un músico, a una orquesta en la garganta, a la voracidad del legado universal de Juan Peña Fernández El Lebrijano.

Nace un 8 d agosto de 1941, bautizado por su padre Bernardo Peña y María Fernández como Juan de la Santísima Trinidad. Ya en el nombre se presagiaba grandeza, presagiaba universo. Comenzó muy joven compaginando cante y toque, le tocó a la Paquera de Jerez (1950). Pero cuando se  dedica de pleno al cante fue después del triunfo del concurso de Mairena. Uno de los trabajos importantes fue cuando estuvo varios años con la compañía de Antonio Gades.

Pronto tuvo la oportunidad de grabar sus primeros discos: en 1970 De Sevilla a Cádiz, El Lebrijano con la colaboración de Paco de Lucía… senderos del cante, pero todo con una gran calidad de la ortodoxia.

Pero Juan tenían muchísimas inquietudes, no fue nada acomodado con el flamenco. El artista rubio y con los ojos azules, cuando se iba a dormir su garganta no descansaba. Y de ahí puede ser, de esa sinfonía sin descanso, le despertó el afán de innovación, y fue con el trabajo de La palabra de Dios a un Gitano cuando empezó a derramar música, abrir nuevos horizontes en lo negro y en la pena del flamenco.

Uno de sus éxitos es Persecución. Se alió con Félix Grande, cogieron los remos de las malditas galeras, se montaron en el carro y pasearon por la tragedia, entre charcos de sangre, hicieron relinchar con flamencura a los caballos y crearon una obra gitana y universal.

Pero su innovación no tiene límites y 1986 hace unos Encuentros con la música árabe, con la orquesta de Tánger. Una joya, dame la libertad, el anillo, vivir un cuento de hadas, eso es él. Legado de Juan , escuchar su música es andar por un cuento de hadas.

Siempre ha estado muy influenciado por la enciclopedia de Antonio Mairena. Ha sido cabeza de cartel en los mejores festivales. Fue el primer cantaor en llevar el flamenco al Teatro Real de Madrid, múltiples premios, distinciones, reconocimientos. Uno de ellos la Medalla de Oro al mérito en el Trabajo. En la cláusula de la 28 Bienal se le hace una gala de honor (2014). El Lebrijano ha sido, es y será un artista fuera de lo común. Es universal, Juan es sangre, galera, libertad, tierra, es sendero del cante porque de casta le viene, ven y síguelo, es cera, es sueño, Casablanca, Granada, encuentro, es real, es verdad, es Lebrija, la cuna que meció su sueño. Ahora apago el cirio, recojo sus lágrimas de cera, doblo la bandera… por Juan Peña El Lebrijano.

El hijo de El Lebrijano, Juan Peña, recoge los obsequios y regalos de agradecimiento en la Velá Flamenca

El espectáculo de MANUEL DE PAULA hace deslumbrar el espejo de la memoria flamenca

El cantaor lebrijano invita a los artistas José Valencia, Anabel Valencia, Diego de la Margara y otros miembros de su familia

La noche caracolera del viernes 19 de julio se presentaba en el teatro municipal “Juan Bernabé” de Lebrija con el espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula, Caracol de Oro 2019.

La memoria guarda recuerdos de noches exitosas, noches iluminadas, noches mediocres… pero siempre serán noches de espejo para toda la vida, a lo que llamamos ahora experiencia. Y así supo el artista lebrijano organizar un evento para su Caracolá. Digo “su” porque ha sido el festival de su Caracol de Oro.

El cante grande del niño del Caneco reunió a voces cuyos secretos albergan entre los rincones en sombras del cante. El mismísimo Jose Valencia y Anabel Valencia, voces nuestras, voces de la verdad de los códigos gitanos, voces que Manuel sabe valorar y sabe exponerlas en sus obras teatrales, discos… su gente de palmeros como Juan Diego y Juanichi, y su familia como bandera: en este espectáculo contó con su hermana Josefa y sus sobrinas Juana Isabel y Ana para cantar y bailar.

La puesta escénica del Bene del Bocho, artista de gusto y que sabe exponer lo que esconde el velo negro del flamenco. Y si me pincha más, del velo negro romaní. Al acompañamiento tres guitarras de pura cepa, vaya bordoneos más sangrientos de Curro de la Concha, Benito de Penaca y Luis del Pancere.

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

Había mucha ganas de ver la reaparición de Manuel, de escucharlo y ver derramado su bote de la esencia. Muchísima expectación sobre el artista de Ana la Canaria. Marcaban las manecillas un poco más de las 21:30 h de la noche, lleno de butacas y palcos, luces encendidas y presencia en pose fotográfico de todo el elenco de la obra. Dos poses, dos significados, un ante y un después, detrás un marco de paredes y una entrada con una viga de gañanías y cortijo… o un patio de vecinos de nuestra tierra, la cal símbolo primordial, blanco sentir, “esta tierra es la mía”, “campo joven”… telarañas de Manuel de Paula, el primer marco mencionado ha sido un tesoro cultural de muchísimas necesidades para el pueblo gitano lebrijano, muchas duquelas pero buena convivencia en reuniones flamencas.

Antonio Murciano en el primer disco del Caracol de Oro del 2019 lo describió: “es un pequeño milagro moreno de Andalucía” y así comenzó el espectáculo: un pequeño moreno reencarnado por Juan Diego hijo que se va a jugar con un trompo (sonío a Chachipén, significado de ida y vuelta) como de los pocos símbolos de juego que en aquellos años tenían, porque los juegos eran todo chismes de la naturaleza y de la imaginació… y de repente escucha dentro de esas paredes una reunión por fiestas, despertó su sueño, se corrieron ventanas y abrieron puertas para que el hijo cantaor del Caneco hiciera su trayectoria. De aquí hasta la actualidad muchos trabajos discográficos, obras teatrales, muchos festivales, recorriendo valles y montañas por el mundo, pero todo bajo su bandera de Lebrija, de Lebrija y otra vez Lebrija.

Empieza a ver luz la memoria del sobrino cantaor de Antonia Pozo, siguiente esta escena deslumbra la sombra de Mario Maya por allí, referente bailaor de uña y carne de Manuel, y deciden Camelamos Nakerar (queremos hablar) de la mano del cabeza de cartel y baluarte en la obra, José Valencia, se derrama tragedia ¡el niño se ha perdío! Nuestras almas se llenaron de tinieblas, imperioso, de pie, negra pena que se llora porque no encuentran al niño, seguiriya a pecho encendío, después se rodea entre búcaros y botijos de la tierra para realzar la cantiña, y acaba por bulerías con letras que tiene siempre puestas en su tendeero musical y que nunca puede guardar, ¡a Lebrija! contigo rezaremos con el flamenco a lo grande.

A partir de aquí se empieza a deslumbrar el espejo de la memoria flamenca y errante de Paula, coros muy acordes y buena sintonía, su hermana Josefa en nana da historia a la niñez de su hermano y después por bulerías, sus sobrinas le acunan con baile, entre coros y canto a nivel personal.

También tuvo su momento aunque cortito una mujer duendeada lebrijana, aquí de ojana ná. Anabel Valencia hace lo que quiera y como quiera donde se le antoje. Su madre la Remolina la parió para ser referente en el cante y transmitirle a los asistentes que el flamenco se viste de luto y cuándo se tiene que quitar el luto. Nakeró por caña y que todos la camelamos, se introdujo en coros y nos hirió por bulerías, un espejo especial para la memoria del Caracol de Oro.

El dibujo de baile lo vivimos y lo percibimos con Diego Garrido Valencia el de la Margara. Bailaor de cuna, de inspiración, lejos de tecnicismos, es baile de capote de Paula o muleta al natural de Morante, en el patio de An Ca Paula se cayeros los escaliches de cal en su pincelada por bulerías.

Pero los focos estaban puestos en Manuel de Paula Valencia, había ganas de escucharlo, otra obra más pero ésta quizás sea especial por su largo peregrinar en la ausencia y por otorgarle el mayor reconocimiento flamenco en su tierra: el Caracol de Oro, siempre será bien recibido aunque un poco tarde.

Manuel reapareció en el “Juan Bernabé” con su chaquetilla al hombro, al encuentro de los suyos y con el peso ya consagrado del fervor flamenco, nos invitó a rezar “jondo”, que es la devoción de su pueblo, y Manuel no tiene ni le busques otra, es su autenticidad, y así se lo demostró el beso que le dio su hermana en la frente, cobijo cabal.

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

Uno de los momentos de canela fue cuando el artista lebrijano se acercó a esa pared de cal y se recreó en su memoria con el pase de fotografías, después por soleá acompañado por las cuerdas de camisas rotas de Velázquez, me hicieron ver que el suelo teatral era tierra sin labrar entre cañas del río, hicieron llorar el calvario de la soleá ¡qué tragedia tan jonda y tan callá! Y fueron letras que grabó con Bacán y que la embarnizaron en el teatro , después se puso el delantal de sastre para dar pespuntes abronceado por bulerías, lo que su sangre sabe gritar: ¡por Lebrija!

En definitiva, fueron escenas donde hubo detalles de su recorrido profesional, todo tenía un significado con Paul , era la justicia de su cante… a algunos le gustaría menos y a otros más, algunos no le encontraban significado a momentos y otros desde el primer segundo se introdujeron en la obra. Pero lo que es verdad es que su recorrido en el flamenco es como oro en paño, su cante pasa solo por la puerta de mármol negro y que no hay tapujos ni rodeos, no sé si seguirá cantando, pero sí es seguro que su aporte con su sabiduría y saber estar será presente y futuro para cualquier proyecto flamenco: “cuando se interpreta el pasado como el lugar de donde traer el futuro”. ¡Enhorabuena Manuel!

Reportaje fotográfico del El Espejo de la Memoria_fotografías de ARACELI PARDAL

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula



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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula

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54 Caracolá Lebrijanaa 2019_Espectáculo El Espejo de la Memoria de Manuel de Paula