Encuentro para el intercambio de semillas y la agricultura ecológica

El III Encuentro por las Semillas y la Memoria está dedicado a la “Higiene y Cosmética Libres de Transgénicos”

La Asociación “La Simiente”/PALT de Lebrija ha organizado el III Encuentro por las Semillas y la Memoria en la Casa de la Cultura, reuniendo múltiples actividades relacionadas con una vida saludable y un consumo responsable por parte de la sociedad.

Este III Encuentro ha estado dedicado a la “Higiene y Cosmética Libres de Transgénicos” con talleres en torno a la elaboración de jabón artesanal y la elaboración de productos cosméticos. Además, se ha celebrado un intercambio de semillas y se han podido degustar alimentos de cercanía de huertos ecológicos.

Hemos asistido al Taller de Elaboración de Jabón con aceite usado. ¿Por qué? Porque el aceite que sobra en e hogar y se tira por el fregadero termina en nuestros ríos. Una vez allí forma una película que no permite la oxigenación y destruye peces y plantas acuáticas. Un litro de aceite contamina 50.000 litros de agua.

Y nos hemos acercado al stand de la Huerta Ecológica “La Soberana”, una asociación de productores y consumidores ecológicos. Esta huerta tiene como objetivo conectar la producción local ecológica y saludable con los consumidores comarcales a través de la organización de grupos de consumo: “come sano, a precios razonables, frutas y hortalizas de temporada”.

Aquí os dejamos algunas imágenes del día y algunas curiosidades que nos hemos encontrado:




FIESTA EN LEBRIJA conforma el presente y el futuro de los artistas flamencos lebrijanos

La Bienal de Flameno de Sevilla acoge en el Hotel Triana un espectáculo festero en torno a la figura de Concha Vargas

Con un rotundo ‘no hay entradas’ daba comienzo la “Fiesta en Lebrija”. El escenario, situado en el patio del Hotel Triana, es como un corral de vecinos original, pero no solo de Triana, sino de Lebrija también. Un público en su gran mayoría extranjero, entre el que destacaban japonesas, también habla inglesa y francesa…

Bienal de Sevilla 2014

BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2014_Concha Vargas

“Fiesta en Lebrija”, capitaneado por Tere Peña, conforma una muestra del presente y futuro de los artistas lebrijanos. Como dijo Concha Vargas, “la frescura de la juventud con el sabor añejo”. Voces como la de Miguel Funi hijo, que se subía  por primera vez en un escenario, Carmen Vargas y Fernanda Carrasco son la continuidad del flamenco en Lebrija y, a juzgar por lo vivido ayer noche, está garantizada la continuidad del cante puro.

Lo añejo (la sabiduría del cante) lo representan muy bien Luis Malena y Juana Vargas, con gran conocimiento del pasado musical gitano, que les otorga esa forma tan suave de cantar  que hace que el sonido de sus voces penetren en lo más hondo del alma con sabor añejo.

Eso en cante, el baile lo trae Concha Vargas, que representa el presente y el futuro del baile lebrijano, pues ella en su persona representa el presente, y el futuro lo hace posible a través de su escuela de baile que tiene ubicada en Lebrija. Concha recoge la frescura de la juventud y el sabor añejo de la fiesta en Lebrija y los entrelaza dándole cuerpo y expresión visual, atrapando al espectador en un remolino de emociones.

Las guitarras de Antonio Malena, Curro Vargas y Malena Chico, con el cajón  de Nano Peña y la palmas de Juan Pike y Vicente Peña cuadraron el espectáculo musicalmente, cambiando de ritmo o cambiando de palo, enlazando los mismos a compás.

Todos al completo jalean a Lebrija por bulerías, entonando la alegría de los gitanos lebrijanos. Miguel Funi hijo es el encargado de abrir la fiesta por cantiñas, con una voz potente. Le sigue Fernanda Carrasco, que con sus cantiñas endulza el escenario, mostrando su sabia nueva, dando buena cuenta del potencial que tiene en su interior. Al unísono, el compás cambia a bulerías. Fernanda  Carrasco y Miguel Funi se ponen en pie. Comienza Fernanda y hace gala de la riqueza que emana de su garganta, haciendo que los pelos se te ericen. Mostrando singularidad entre ellos, comienza Miguel Funi. Es increíble que cantando por bulerías, el compás cambie entre un artista y otro. Miguel consigue que se me asemeje algunos rasgos de su padre, pero con la suficiente personalidad para que no se le confunda con él.

Luis Malena comienza a atemperar la noche con una soleá, haciendo enriquecer el patio de vecinos, introduciendo la fiesta en altas horas de la noche, donde el cante se muestra más forjado a fuego lento y transmisor. El testigo lo recoge Juana Vargas, replicándole a Luis por soleá. Juana Vargas se sitúa al borde del escenario para cantarnos unos fandangos por soleá que  para mí, personalmente, fue unos de esos momentos que la Bienal llama mágicos. Como sin esfuerzo para ella, comienza a cantar imprimiéndole una sustancia que se llama gitanería, que lleva el cante a su expresión más llamativa y provoca los aplausos del público.

José “el Pañero” se arranca por bulerías, devolviendo el ritmo trepidante a la fiesta, demostrando que en Algeciras no solo se toca la guitarra, también se canta y se baila como buen gitano. Sin desmerecer, la verdad es que echamos de menos al Feíto, pues él es un representante de esa personalidad de los gitanos graciosos que se cantan y bailan de una forma muy divertida.

 

Como un estruendo comienza Carmen Vargas a cantar por bulerías, transformando el ritmo de la fiesta, pues su voz potente irrumpe en el patio de vecinos envolviendo al público, que acentúa su atención al escenario, momento en que Concha Vargas se levanta  y comienza a mezclarse la frescura de la juventud, el sabor añejo y el embrujo de la voz de Carmen Vargas. Concha comienza a estremecer se cuerpo, a dejarse influenciar por el cante de su hija, comenzando un diálogo misterioso, provocando el  embrujo del baile de Concha.

Llegamos al fin de fiesta y en ese momento las guitarras dejan de sonar para unirse al compás de las palmas. Todos, uno a uno, vuelven a cantar por bulerías, invitando al siguiente a que se dé una pataíta por bulerías, incluido los guitarras Antonio Malena y Curro Vargas, que se dan su vueltecita por bulerías. Se despiden del público entonando todos un estribillo que cantaba el Chozas, recordando su persona que pertenece a la gran historia del flamenco gitano.