Entrevista a Pepe Montaraz: “Antes de la Caracolá, a Lebrija venían muchas troupes porque aquí gusta mucho el flamenco”

El cantaor lebrijano, criado entre verdes ramas y titular de la Peña Flamenca, recibe el Caracol de Oro en esta Caracolá 2023

Pepe Montaraz (José Sánchez Ruiz, nacido en 1936) se crió en una familia de campo y de monte, de ahí su renombre Montaraz. Si le preguntas por los recuerdos de su infancia, te habla de cabras y tareas de campo. Desde pequeño escuchaba cantar con admiración a su madre, y con tan solo 9 años le cantó 17 saetas en un mismo recorrido a la Virgen del Castillo, en la Semana Santa lebrijana.

Antes de que la Caracolá Lebrijana y el resto de festivales profesionalizaran el flamenco, se hacía lo que se podía, y Pepe Montaraz llegó a formar parte de una “troupe” de artistas semiprofesionales que actuaban por los pueblos de alrededores. Después vinieron los concursos de cante, las peñas y los festivales, y Pepe Montaraz consolida una carrera profesional en la que presume de ejecutar todos los palos. Es titular de la Peña Flamenca de Lebrija y tiene más de 20 Caracolás a sus espaldas. Ahora este mismo festival que lo ha acogido tantas ediciones en sus carteles, le da un merecido homenaje otorgándole el Caracol de Oro con el pueblo de Lebrija, que tanto lo aprecia, por testigo.

LebrijaFlamenca.com: Viniste al mundo en un año muy señalado como es el 1936, comienzos de la Guerra Civil. ¿Qué recuerdas de tu infancia? ¿Cómo empezaste a cantar?

Pepe Montaraz: Lo primero que recuerdo es escuchar a mi madre cantar e irme con las cabras al campo, cuando tenía 4 o 5 años. Raro es la noche que no me acuerdo de cuando llevaba el garrote con las cabras, de cuando las ordeñaba… cuando llovía y no podíamos pasar por los arroyos… Todos mis hermanos nos hemos criado en el campo y veníamos a Lebrija a las fiestas, Semana Santa y Feria. Mi padre era administrador de finca en Sanlúcar de Barrameda. Mi padre le dio de comer mucho a los gitanos de Lebrija, porque les dejaba entrar a coger picón. Que estaba prohibido, y les decía que no se pusieran junto al carril, para que no los vieran los dueños.

Mi madre cantaba muy bien y no le gustaba que yo la escuchara, me decía que me fuera con las cabras. Cantaba para comérsela de bien y además hacía sus letras. Mi abuela materna era gitana. Mi madre era Benita Ruiz Fernández y le decían La Morena. Cantaba con La Perrata en la recogida de Los Negros. A mí me gustaba el cante desde chico y ya se sabe que cuando una cosa te gusta…

Flamenco

Entrevista a Pepe Montaraz con ocasión del Caracol de Oro 2023

Flamenco

Entrevista a Pepe Montaraz con ocasión del Caracol de Oro 2023

Yo empecé con la saeta en los años 40. La primera saeta se la canté a la Virgen del Castillo enfrente de la Peña Bética. Venía un amigo conmigo y me dijo que cantara y se enteró el Hermano Mayor. Yo salí corriendo pero me echaron mano y me dijeron que si la cantaba bien me daban un regalo. Y canté una saeta que llegaba al cielo, con una voz de niño… se vino todo el público a la vera mía. Y el hermano Mayor me dijo que no me fuera y terminé cantando 17 saetas en el recorrido hasta la Parroquia. Ese año después le canté también a los Blanquillos. Formé un gran escándalo.

LebrijaFlamenca.com: Después vinieron los concursos de cante, ¿verdad? Tienes muchos primeros premios.

Pepe Montaraz: Hablando primero de saetas, yo estaba sirviendo en Caballería, en la mili. Y un teniente coronel era hermano de la Esperanza de Triana. Y me dijo que tenía un balcón muy bien situado en la calle de Los Tres Reyes. Y le canté allí a la Esperanza de Triana, y a cambio me dio un mes de permiso. Él me dio la letra: “Las aguas turbias se aclaran, y las que corren se paran, cuando pasa por el puente, la Esperanza de Triana”.

Luego, llegó una tómbola a Lebrija y se puso a la vera de la estatua de Elio Antonio y ese hombre convocó un concurso de cante. Y me llevé el primer premio y empecé a sonar. Canté una copla que me había enseñado mi padre: “Soy el niño Montaraz, criado entre verdes ramas, yo me quisiera igualar con Juanito Valderrama, o aunque sea con Fregenal”. Y ya me hice yo popular como Montaraz. Y salí afuera, un año fui a Conil y gané el primer premio por soleá. En Paterna tengo el premio nacional. Tengo premio en Mairena por malagueñas. En Córdoba, en Montilla, en Lucena, en Puerto Real… por livianas, que son de allí… si te empiezo a contar, lo tenía que haber apuntado…

LebrijaFlamenca.com: Y vas cogiendo un gran bagaje de cantes, ¿escuchando a quiénes especialmente? ¿Y qué guitarristas recuerdas más que te hayan acompañado al cante?

Pepe Montaraz: Te digo, para mí Chocolate ha sido siempre un puntal para cantar. Yo tenía todos sus discos. Otro grande Manolo Caracol, Vallejo con las granaínas, Antonio Chacón con las malagueñas, Antonio Mairena

El que me ha acompañado más tiempo y más veces ha sido Pedro Bacán. Un día su padre Bastián me dijo que me lo llevara a las juerguecillas de los pueblos, matábamos un cochino y me daban un regalo, no íbamos contratados pero nos daban algo. Y me dijo Bastián que a su hijo no le gustaba el puesto de carne, que me lo llevara por ahí.

En este momento de la entrevista, vamos a escuchar una grabación de Pepe Montaraz acompañado de la guitarra de Pedro Bacán, por fandangos:

Después grabé mi primer disco con Pedro Bacán y con El Poeta, porque era el guitarrista oficial de Zafiro y tenía que participar en un cante. Tengo la serrana con El Poeta. El resto con Pedro. Y ahí pasó una cosa gorda, porque estábamos grabando la serrana y nos salimos a escuchar lo que habíamos grabado y a valorarlo, y llegó el productor Manolo Barrio y nos dijo que Franco había muerto y que había que parar el disco. Y nosotros asustados, será posible, porque no sabíamos lo que podía pasar.

Después además de Pedro Bacán me han tocado muchos guitarristas, como Pedro Peña, Isidro Sanlúcar, José Luis Postigo, Paco del Gastor, Manolo Franco, Parrilla de Jerez, Manuel de Palma, Antonio Carrión, muchos guitarristas y de Lebrija todos.

LebrijaFlamenca.com: Antes de que llegaran los festivales, allá por los años 40 y 50, hay una historia jamás contada, sobre las “troupes” (o pequeñas compañías) que iban por los pueblos cantando flamenco, con baile e incluso numeritos cómicos, para entretener al personal.

Pepe Montaraz: Esto es una historia que no se ha contado mucho. Eso lo saben todos los mayores, aquí a Lebrija ha venido Valderrama, el Pinto, Curro de Utrera… Valderrama visitaba 10 o 12 pueblos, con sus niñas, con los cantaores que más le gustaban, hacía una troupe y llegaba a un pueblo y hacía dos funciones y se hinchaba de ganar dinero, porque él era contratista. Le daba un dinero al dueño del teatro y el resto se lo quedaba él. Esto es una verdad como un templo, aquí a Lebrija han venido muchas troupes porque aquí gustaba mucho el cante.

Yo con diez años formé parte de una troupe. Ni había Caracolá, ni se conocía por aquel entonces a Juan Peña El Lebrijano. Se le conocía por el cante que hacía en el Sermón, que le decían “el inglés”. Curro todavía estaba trabajando por los cortijos, cantaría pero no en los escenarios. Yo iba dejando las cabras, ya me estaba creyendo que yo era algo. Y formamos una troupe para ir por los pueblos chicos, porque había que tener carnet de artista, porque si no la asociación de autores se metía contigo. Nosotros tuvimos problemas en El Cuervo y nos salvamos porque el cura era amigo de nosotros y nos echó una mano. En la troupe estaban El Melón como cantaor; el Margaro, como cantaor; el Gordo Gitano, para la poesía; el Canuto como humorista, el Lata para bailar… y le pusimos el baile de la escoba, se hizo muy popular. Yo como cantaor y Benito Velázquez el Penaca era el guitarrista. Nosotros dos éramos los únicos que teníamos carnet. En El Cuervo fue donde más cobramos, 35 duros cada uno. Lo pasábamos de lujo y cuando cogíamos el dinerillo nos íbamos a un bar en la calle Perales, buscando las papas aliñás.

LebrijaFlamenca.com: Apareces por primera vez en el cartel de la VI Caracolá, en el año 1971. Después participas en más de 20 ediciones. ¿Qué es para ti este festival que has visto pasar desde el principio?

Pepe Montaraz: Yo he cantado en muchas Caracolás. Para mí la Caracolá es un festival de categoría. Yo la he visto pasar entera, a las primeras no iba cantando pero iba como espectador. Tengo muchas anécdotas. La primera se hizo en la avenida de Andalucía, la segunda, si no me equivoco, en la Corredera. Allí fue la mejor Caracolá de la historia, valía 1.000 pesetas la entrada y te daban media botella de vino y un vaso grande de caracoles.

Flamenco

Entrevista a Pepe Montaraz con ocasión del Caracol de Oro 2023

Me acuerdo que una vez Terremoto fue a cantar borracho, que lo tuvimos que subir al escenario entre tres o cuatro. Y qué bien cantó. Cómo un tío sin noción de nada y cantó una seguiriya que te temblaban los oídos. Otro, Rancapino que venía con un tarrito de miel porque se ponía ronco y con la miel se ponía mejor.

También me acuerdo de una Caracolá o dos en el Pajarete. Ya había cantado yo y me vine a la silla, y me acuerdo de Juan Peña El Lebrijano y su mujer bailando, qué cuadro tan bonito. Y estaba Fernandillo de Morón y se montó en el escenario y se hartó de bailar.

LebrijaFlamenca.com: Además de estas actuaciones en la Caracolá, como cantaor has estado por toda Andalucía y fuera de España.

Pepe Montaraz: Yo he estado en Francia, en París. Primero cantando saetas, porque allí no hay santos en las Iglesias pero les gustan las saetas en los teatros. Fuimos cuatro, María Soleá, Dolores Arriaza de Lebrija, que vivía en Jerez, Zapata de Arcos, que era taxista, y yo. La primera noche, seis grados y lloviendo. Cuatro cantaores y cuatro sillas y cuatro saetas cada uno. Pero gustó mucho, la gente de pie, y hubo que cantar dos saetas más cada uno.

Y cantamos también en la Peña Flamenca de París. Pedro Bacán, que era mucho de allí de Francia, montó la primera Peña Flamenca de París. Allí hay muy buena afición y mucho respeto al cante.

También he cantado en Barcelona y en Madrid. Y después, me he recorrido toda Andalucía entera. En Cádiz, hice la obra de “Los Bandoleros Andaluces. La historia, la leyenda y el cante”, encargada por la Diputación de Cádiz a un historiador de Arcos. Lo llevamos a 33 pueblos de Cádiz. En Arcos también participé en una misa flamenca para recaudar dinero para un Cristo de los Gitanos. Cogieron 50.000 duros y salió el Cristo.

Y en peñas he estado en muchas, en Almería; en La Rambla de Córdoba; en Jaén; en la Peña Juan Breva de Málaga; en Cádiz; en Jerez, en las peñas de Chacón, de La Bulería, de los Cernícalos; en la Peña de las Mujeres de Huelva; en Sevilla, en el barrio Amate, en Torres Macarena… Y en muchos festivales, como en La Parpuja de Chiclana.

LebrijaFlamenca.com: Tienes la Peña Flamenca de Lebrija a tu nombre. Entiendo que participaste en los comienzos. ¿Cómo fueron aquellos años?

Pepe Montaraz: Te voy a contar cómo empezó… en el bar Conejo, de mi hermano. Después del premio nacional de Peteneras, en el bar me felicitaron varias personas. Y digo yo: con los cantaores que tiene Lebrija y que no tengamos una peña flamenca. Así de claro. Cogí un papel y le metí fuego: “Que Dios alumbre esta idea”. Y fuimos con Joaquín el Telegrafo al salón del Meatieso donde ensayábamos las saetas, para alquilarlo.

Flamenco

Entrevista a Pepe Montaraz con ocasión del Caracol de Oro 2023

Y cuando volví ya estaba allí Ricardo Rodríguez Cosano, que en gloria esté, que iba a ser el primer presidente. Y empezamos a formar una junta: Crispi el Electricista, el secretario. A mí me hubiera gustado ponerle el nombre de D. Antonio Chacón de Jerez, pero me pidieron que me fuera de la reunión, yo me calculé algo… y cuando entré me dijeron que la peña se llamaría Peña Flamenca Pepe Montaraz, y ahí está.

LebrijaFlamenca.com: En el Centro de Flamenco hay una agenda en la que están recogidos un total de 47 cantes que sabe ejecutar Pepe Montaraz. ¿En cuáles te sientes tú más cómodo?

Pepe Montaraz: Tú te pones a cantar y depende de si te coge bien con un palo o con otro. No hay uno que te gusta más. Es el palo en el que te coge el duende, no sé porqué el cante es así. Te agarras a un palo porque te duele o porque te acuerdas de algo en ese momento y te recreces. Algunos te gustan más, claro, a mí me gusta mucho la caña, la soleá, la seguiriya… los cantes grandes. Las malagueñas, que tengo cinco variantes.

RETRATOS FLAMENCOS en homenaje al Bar Paula

Francisco Paula y María Valencia reciben el CARACOL DE ORO 2022 por su contribución a la historia del flamenco de Lebrija

Los lugares efímeros. Un bar que cambia de lugar a lo largo de su historia y que ahora no existe. Un bar que sirvió de encuentro una y otra vez de aficionados al cante, artistas, familias gitanas, hermanos de la hermandad tanto de Lebrija como de Sevilla… una clientela a la que le importaba el cante y los buenos momentos.

Buena gastronomía y buen trato en el Bar Paula. Sus dueño reciben este año 2022 el CARACOL DE ORO en la 57 edición de la Caracolá Lebrijana por su buen hacer en ese ambiente flamenco que sitúa a Lebrija en el epicentro del mapa del cante gitano, del cante que duele, del cante que no tiene ojana, que surge de manera espontánea en lso mejores momentos, por ejemplo, en este bar.

Retratos flamenco de nuestro colaborador ANTONIO PÉREZ

 

Flamenco

Caracol de Oro 2022 al Bar Paula_Foto de Antonio Pérez

Flamenco

Caracol de Oro 2022 al Bar Paula_Foto de Antonio Pérez

Flamenco

Caracol de Oro 2022 al Bar Paula_Foto de Antonio Pérez

Flamenco

Caracol de Oro 2022 al Bar Paula_Foto de Antonio Pérez

Otras imágenes en el 1 de San Román

Un bar guarda mucho recuerdos en sus paredes. Francisco Carrasco ha conservado algunos de esos recuerdos que durante esta Caracolá se pueden ver en el escaparate de Moda Flor de Loto en la calle Trinidad de Lebrija. Aquí os dejamos algunas de esas imágenes que estaban en las paredes del 1 de San Román en Sevilla.

BAR PAULA_Lebrija por bandera

Lebrija entrega el Caracol de Oro 2022 al desaparecido Bar Paula que forma parte de la historia del flamenco

En esta época en la que vivimos, en la que funciona mejor y triunfan las grandes producciones flamencas, Lebrija rinde homenaje y le entrega el Caracol de Oro 2022 a un espacio desaparecido, a un lugar de encuentro, a la barra de un bar… a un momento espontáneo, a la fiesta gitana, a media hora de cante que te transforma y que vale más que toda una vida.

Al final de la década de los 50 del siglo XX, el matrimonio formado por Francisco Paula y María Valencia deja las tareas del campo para montar un negocio. El Bar Paula que ha ido cambiando de ubicación pero que siempre ha conservado, a lo largo de las décadas y hasta pocos años antes de la pandemia, el ambiente flamenco. Una tasquita primero en la calle Trinidad, el bar después más próximo a la Plaza de España en Lebrija, y finalmente El 1 de San Román en Sevilla, este establecimiento forma parte ya de la historia del flamenco y así se le va a reconocer en la 57 edición de la Caracolá Lebrijana el próximo 23 de julio.

El Bar Paula forma parte también de la historia de la Caracolá. Muchas decisiones se tomaron entre sus paredes. Aficionados al flamenco ligados a su fundación pasaron largas horas y entre copas y cantes idearon el festival flamenco lebrijano.

Artistas y cantaores aficionados de Lebrija han protagonizado momentos que quedarán en la memoria de aquellos que lo vivieron. Un mostrador de madera adornado con una gruesa soga servía de soporte para nudillos expertos en compás. Un cuartito al fondo buscaba la intimidad del arte, a semejanza de otros bares o templos del flamenco ubicados en Sevilla y Madrid. Las paredes se adornaban con fotografías de los cantaores de culto, de toreros y de escenas costumbristas de Lebrija tomadas por Mario Fuentes Aguilar.

Durante las décadas gloriosas de los años 70 y 80 en Lebrija, el cante gitano de buenos aficionados como el Lagaña y Bastián Bacán sonaba entre las paredes de un bar que gemía por seguiriyas y soleá. Cuando Juan José Vargas El Chozas dejaba por unos días los cortijos y gañanías y aparecía por su ciudad natal, desplegaba su personalidad cantaora en el interior de este bar, testigo de sus genialidades flamencas.

Cuenta Pedro Bacán, en unas notas manuscritas que nos brinda su familia, que llegaba un 24 de diciembre a Lebrija y que se fue “para el sitio adonde me tenía que ir: al Bar Paula“. La sensibilidad del músico lebrijano nos transmite precisamente el encanto y la fascinación que representa un lugar como este bar en el imaginario flamenco y gitano: “Allí estaban casi todos los flamencos. Aquellos gitanitos esperaban celebrar la fiesta de Nochebuena que se aproximaba. Eran varias reuniones pero al mismo tiempo era una sola. Éramos muchas personas y una persona al mismo tiempo. Sabíamos quiénes éramos y lo que queríamos. Nos conocíamos en todos los sentidos y nos entendíamos. Aquello era algo quizás inexplicable, pero al mismo tiempo perceptible y admisible”.

También el resto de los artistas profesionales de esta época han hecho historia en el Bar Paula. Curro Malena, Manuel de Paula, Miguel Funi, Juan Peña El Lebrijano, la guitarra de Pedro Peña… y otros muchos han vivido momentos memorables en este oratorio flamenco, donde al principio de sus carreras artísticas se organizaban los viajes con aficionados a otras localidades para verlos cantar y llevarse los premios. Era otra época en la que los aficionados también vivían de forma trascendental el flamenco.

Jornaleros gitanos de Lebrija, en días de lluvia, volvían con sus capachas al pueblo y se refugiaban en el Bar Paula. El propio Antonio Mairena coincidió una mañana con una cuadrilla y nunca pudo soñar con mejor compás por bulerías. Después de una jornada de cante sin medida, salió recitando: “Esta noche con mi borrachera, en el Bar Paula he puesto bandera”.

De las familias y pueblos hermanos de Jerez y Utrera también visitaron el Bar Paula artistas como Tía Anica la Piriñaca o María Soleá. De Utrera Pepa de Benito y las más grandes voces de Fernanda y Bernarda de Utrera, que acompañaban a la rama lebrijana de los Pininis en las fiestas familiares que se prolongaban en el bar. En la foto, una de las pocas imágenes que se conservan del Bar Paula en Lebrija: Fernanda de Utrera en una fiesta improvisada el día después de un bautizo de la familia Pinini. Instantánea tomada por el fotógrafo alemán Robert Klein en el año 1981 y cedida para su publicación a LebrijaFlamenca.com por parte del archivo Flamenco Project del Ayuntamiento de Morón de la Frontera.

Flamenco

Fernanda de Utrera en el Bar Paula de Lebrija (1981)_Fotografía de Robert Klein

La década de los 90 empieza ya en Sevilla. El 1 de San Román permanece ligado a la historia de la plaza y a la Hermandad de los Gitanos de Sevilla. Las mesas del bar sirven para aupar una saeta de Manuel Mairena y las madrugadas del Jueves Santo se alargan por bulerías tras la entrada del Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias en su propio templo. Treinta años como embajadores de la Lebrija gitana en Sevilla y dando fama a las mejores cabrillas y caracoles lebrijanos.

Porque la cocina de María Valencia merece mención aparte. El bar era conocido también por sus cazuelas gitanas. El pollo al ajillo se olía desde la plaza, que María cocinaba con especias de la Base de Rota. El pescado fresco y el marisco se podían encontrar en ocasiones especiales y otras tapas como la cola de toro, el menudo, el bacalao al horno y la carne en salsa eran su especialidad.