TRIANA, alivio para los males

Un grupo de gitanos de Las Tres Mil lleva al alegría (alalá, en caló) a la #BienalSevilla16 en la noche de Triana

Son gitanos de Triana que viven en Las Tres Mil. Triana es el origen y la alegría (alalá, en caló). Lo expresó mejor que nadie la artista invitada, Lole Montoya, que le dedicó unos tangos morunos a Antonia “La Negra”: “Mi madre no ha podido venir, pero todos los días pregunta por vosotros”. Triana es nostalgia y es historia para estas familias que tuvieron que desplazarse forzosamente a otros barrios de Sevilla y, con ello, perdieron parte de su identidad y de su manera de vivir.

El espectáculo “Alalá” en la Bienal de Sevilla reunió sobre el escenario del Hotel Triana a un puñado de artistas de familias gitanas que hoy viven en Las Tres Mil Viviendas de Sevilla, pero que tienen su origen en el barrio de Triana.

Flamenco

#BienalSevilla16 Espectáculo “Alalá” de Triana

Un espectáculo bien articulado, dividido en dos partes separadas por la actuación estelar de la trianera de la voz de bronce y los cantes inmortales, Lole Montoya. Cantes revolucionarios, como el “Dime” de su Pasaje del Agua que cumple ahora la friolera de 40 años. ¡Olé, mi Triana! y cantó por tangos y por alegrías, para terminar con sus eternas bulerías del romero en flor.

Tras la apertura por rumbas de Gritos de Guerra, la voz con más temple la puso el cantaor Guillermo Manzano, por martinete. A Mari Vizarraga la hemos visto cantándole a Farruquito y anoche se arrancó por tangos clásicos de Triana: “qué bonita está Triana, cuando le ponen al puente, banderas republicanas”. La artista flamenca más castiza fue Herminia Borja, con poderío en su cante y personalidad trianera. Le cantó por alegrías a La Toromba, que desafiaba con su puño en alto y su estampa canastera. Todo el cuadro con las guitarras de Eugenio y Miguel Iglesias.

Tras la segunda apertura por rumbas de Gritos de Guerra, vino la soleá pausada y precisa del Torombo, que además del baile, también figura en el libreto como director artístico del espectáculo. Un mano a mano de las hermanas Joaquina y Carmen Amaya por tangos, dio paso al fin de fiestas por bulerías, donde se sucedieron los mejores y más auténticos momentos. La pataíta final del Bobote, bailaor y palmero, duró tan poco como largo nos quedó el recuerdo de este grupo de trianeros que viven en Las Tres Mil.

Flamenco

#BienalSevilla16 Espectáculo “Alalá” de Triana

Para nosotros, faltaba la figura indispensable de Emilio Caracafé y alguna mujer más con enaguas, de las de otra época. También nos faltó la anunciada guitarra de José Acedo, que está de gira con Alba Molina y participa en su último disco. Y por último, hubiera rematado el espectáculo la participación de Lole en el fin de fiesta, entre su gente, y demostrando que la alegría de Triana es alivio para todos los males.

Permiso para transgredir

El bailaor Andrés Marín presenta su CARTA BLANCA en el Teatro Central acompañado de Segundo Falcón y José Valencia

Andrés Marín tiene licencia para bailar como quiera. Permiso para transgredir. “Carta blanca” es un espectáculo experimental que parte de un conocimiento profundo del baile flamenco y de su propia expresión corporal.

Flamenco

#BienalSevilla16 Andrés Marín con Carta Blanca en el Teatro Central

En un ejercicio continuo de manifestación personal de su cuerpo, hace guiños al flamenco con recursos y llamadas a la tradición. Bailar en una lozeta, aunque sea obsoleta; bailar descalzo y comprender el cante como buen aficionado, los desplantes y el tacón, llenan los mejores momentos del espectáculo. El cantaor Segundo Falcón mece el encuentro y la potencia de José Valencia representa los momentos más sublimes del espectáculo, incluida una seguiriya que se sitúa por encima de los 25 platillos sobre el escenario. El rasgueo de la guitarra de Salvador Gutiérrez también nos centra en el acontecimiento flamenco de Sevilla.

Andrés Marín utiliza, con libertad, otros recursos propios de otras formas de artes escénicas, como el mimo y los instrumentos eléctricos. La guitarra eléctrica de Raúl Cantizano y la batería de Daniel Suárez añaden energía al escenario hasta límites insospechados. Otros instrumentos como la zanfoña o el clarinete de Javier Trigos apaciguan el ambiente y acompañan el baile.

 

Y como la licencia no tiene límites ni letra pequeña, el bailaor va añadiendo elementos como dos enormes cencerros que ata a su cuerpo o barquitos de papel sobre las tablas. Momentos en los que el bailaor parece escarbar en los orígenes del flamenco y otros en los que se pasea por un bosque lleno de animales salvajes.

El problema de estas experiencias, a mi entender, es el conjunto argumental. El dominio de la técnica es indiscutible, pero si Andrés Marín ha intentado decirnos algo, la historia está llena de sucesivos fragmentos. Demasiada electricidad y algunas esperas eternas por parte de los cantaores alargan demasiado el espectáculo.

Cristian Guerrero nos presenta su disco “Los corazones perdíos” en la #BienalSevilla16

Un recital flamenco con aires de copla española y un tributo a las sevillanas míticas de Pareja Obregón

La Bienal de Sevilla también es un escenario para promocionar nuevos talentos. Es el caso de Cristian Guerrero, que presenta en esta Bienal 2016 su primer trabajo discográfico llamado Los corazones perdíos. Cristian nace en Barcelona en 1986, donde empieza su carrera por las peñas y tablaos catalanes. Con quince años ingresa en el Cordobés. En el Ballet Flamenco de Andalucía fue cantaor junto a la cantaora Juana Salazar “La Tobala”. También acompaña a Pastora Galván así como a su hermano Israel Galván en algunos espectáculos.

Para esta presentación en directo de su disco contó con las guitarras de Antonio Rey y Manuel Parrilla, el piano de Alejandro Cruz, el violín de Bernardo Parrilla, la percusión de Paco Vega, los coros de Amparo Lagares y Tamara Heredia, con las palmas de Antonio Amaya y José Reyes.

Desde la oscuridad del escenario irrumpen la guitarra de Manuel Parrilla, el violín y las palmas configurando el compás de los tangos, dedicados al amor, donde el violín de Bernardo Parrilla engalana el cante. Antonio Rey entra en escena marcándose un solo de guitarra, haciéndonos pasear al atardecer a orillas de mar. Con su guitarra da paso a unas bulerías cantadas por Cristian deliciosamente, apacibles, dejando que su son penetre suave.

A renglón seguido nos canta una soleá por bulerías con voz dulce y enérgica. Con el piano de Alejandro Cruz nos canta la copla “Compañera y Soberana” escrita por Antonio Quintero y que Miguel Poveda la canta en uno de sus  discos. En su disco y en este recital, Cristina Guerrero también nos adentra en el mundo de las sevillanas haciendo un tributo a Pareja Obregón, cantando cuatro sevillanas distintas entre sí de ritmo y letra. Podríamos decir que es un disco al estilo del catalán Poveda, introduciendo coplas y sevillanas en un disco de flamenco.

Manuel Parrilla coge la batuta para deleitarnos con una instrumental por bulerías haciendo vibrar con el compás de Jerez.  Cuando llegó el turno de las rumbas, Guerrero pidió que le subieran a su hija Pastora que cantó con él los coros sentada en su regazo. Con solo el piano, el violín y la percusión de Paco Vega nos canta una soleá hecha canción entregando el alma. A modo de fiesta gitana deja a un lado los  instrumentos para solo valerse del compás de  las palmas, cantando por bulerías. En este fin de fiesta dejó que José Reyes cantara unas letritas y que Antonio Amaya se diera una pataíta cantándole Cristian a pulmón sin micro. El Teatro Alamenda que se encontraba casi lleno se puso en pie aplaudiendo.

Su disco Los corazones perdíos está lleno de colaboraciones. En él están el piano de David Peña Dorantes; la voz de Arcángel; las guitarras de Antonio Rey, Diego del Morao y Manuel Parrilla, con las palmas de los Makarines.