La pintora lebrijana OÑI CASTILLO expone en el III Ciclo Flamenco “La Choza de Juaniquín” en El Cuervo

Una mesa redonda en colaboración con Los Caminos del Cante analiza los cantes de Juaniquín

El III Ciclo Flamenco “La Choza de Juaniquín” que se celebra en al Casa de Postas de la localidad vecina de El Cuervo ha comenzado con la inauguración de la exposición de pinturas de la lebrijana Oñi Castillo y una mesa redonda – recital donde se añalizaron los cantes de Juaniquín.

La mesa redonda, por interesante, la dejamos para una próxima entrada en esta página flamenca de Lebrija.

El acto de apertura del Ciclo estuvo marcado por momentos muy emotivos. Representantes del Ateneo Arbonaida daban su sentido a este ciclo flamenco, basado en la recuperación histórica de la memoria de Juaniquín, que ha situado a El Cuervo en el mapa flamenco. En el público muchísimos familiares directos del cantaor, nacido en Jerez y de tierra de nadie. Que vivió por temporadas en una localidad y otra de la Baja Andalucía y se asentó en una choza situada frente a la Venta de Santa Inés.

Oñi Castillo ha recreado en óleo y en carbón la figura de Juaniquín, que va a donar al Ateneo Arbonaida. La exposición se inauguró en presencia de las autoridades de El Cuervo, los familiares de Juaniquín y aficionados también de Lebrija, como Benito Dorantes, coetáneo de Juaniquín, y puede ser visitada en al Casa de Postas de El Cuervo.

El III Ciclo Flamenco se desarrolla en estos primeros días de agosto, con un programa de actividades con un concurso de cante de fondo, cuya gran final se celebra el 7 de agosto, con entrega de premios y clausura del ciclo. Además, hay anunciada una Juerga Flamenca Popular.

Las mujeres de PASIÓN cierran el Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera

Crítica flamenca de LETICIA CON Z y fotografías de Estrella Roldán

“Pasión” empezó por tonás. De pie, al borde del escenario. Primero Mari Peña, luego Inés Bacán, y finalmente Dolores Agujetas. Utrera, Lebrija y Jerez, las tres mujeres fueron entrando por el lado derecho del escenario según les llegaba el turno de sumar su cante a capela. Fue el espectáculo con el que se cerró esta edición del Festival Flamenco Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera.

Presencia mayoritariamente femenina en este espectáculo ideado por la lebrijana Tere Peña. Tres cantaoras, dos palmeras (que se dieron su pataíta por bulerías y por tangos corearon el “ay, yeli yeli”) y una bailaora: Carmen Ledesma. La sevillana busca y encuentra el pellizco con su baile esencial, que no depende de alardes técnicos ni demostraciones de fuerza, sino del sabor de un gesto, del detalle bonito. El único componente masculino fue Antonio Moya, con su guitarra sabia, siempre al quite. Y es que Antonio tiene un oído privilegiado y encuentra presto el acorde preciso; siempre lo encuentra, incluso en el frenesí de las bulerías, siempre sorprendentes. Por cierto, ¿cuándo empezaremos a ver tocaoras en la primera línea?

Flamenco

Espectáculo PASIÓN en el Gazpacho Andaluz 2015

 

Inés Bacán es un género en sí misma. En particular su soleá y sus seguirillas son monumentos únicos. Todo lo que pasa por su garganta sale convertido en obra nueva. Su seguirilla rasgó el cielo de Morón. De un tiempo a esta parte, Inés canta este palo con urgencia, dejando apenas tiempo al acompañamiento entre los tercios: el dolor apremia y necesita que se le abran las compuertas, necesita desbordarse. La lebrijana se abalanza sobre los versos prescindiendo de los compases de espera más “superfluos”, consiguiendo así un efecto innovador que hace su seguirilla aún más turbadora. “Escaleritas de vidrio / Por una suben las penas / Por otra baja el alivio”.

Mari Peña es congoja dulce. Los palos más solemnes recayeron en Inés y Dolores (cantaoras dramáticas donde las haya) mientras que para Mari fueron los tientos-tangos, las bulerías “arromanzás”, las cantiñas. Ella se duele con nervio, casi siempre de pie, gestionando la pena con un punto de picardía. No se vino sola la utreranita, pues también le cantó a Carmen Ledesma por derecho. Sus bulerías “arromanzás” junto a la bailaora son ya un clásico delicioso. En la fiesta por bulerías final no faltó una “mijita” de cuplé por bulerías, tan de Utrera: se acordó de su admirada (también por mí) María Jiménez y su precioso “Porque la vida es así”. “Un cuartito alquilo / Pa que te vengas a vivir conmigo”.

Dolores Agujetas tiene ese metal de voz marca de la casa que la hace única e inconfundible. Indómita, electrizante, más que cantar, lo que hace es decir el cante, contarlo. Le gusta tanto comunicar, que acaba una letra en una cuarta parte del tiempo que necesitaría un cantaor al uso. Personalmente, prefiero su celeridad a la lentitud, a veces exasperante, con que se suele desgranar la soleá y la seguirilla hoy en día. “Son las tres de la mañana / Clareando viene el día / Alevántate, Fernanda / Y vente en mi compañía”.

 

Una madrugada para el recuerdo. Algo que une a estas tres cantaoras es la improvisación: las letras no son las mismas de un concierto a otro. Cada soleá nace nueva en cada actuación, y es distinta en versos y melodías a la que cantarán la siguiente vez que se suban a un escenario o que canten en familia. Es la emoción que buscamos los admiradores de este tipo de flamenco. Por mor de la hiperprofesionalización, estamos acostumbrados a ver a cantaores que calcan en todos sus directos las mismas cantiñas, la misma siguirilla, que a menudo es la que han grabado en un disco, y memorizan y rentabilizan hasta el hastío. Inés, Mari y Dolores no, elllas confían en el caudal de su memoria, y así es como yo lo prefiero.