La noche más gitana de Utrera

El Potaje Gitano combina a la perfección el espectáculo con los momentos flamencos que quedan para el recuerdo

La primera parte de la noche se despacha rápido, la verdad. Con momentos buenos, pero más tirando a pesada y monótona. Antonio Reyes gustó bastante, a su estilo. Con el cante muy mecío y meloso. Sin llegar a alcanzar los grandes tormentos, pero escarbándose en el alma. Con la guitarra de Paco León, el cantaor de Chiclana estuvo a la altura, no es fácil abrir el Potaje.

Llega la cantaora de Huelva Argentina con una canción potente metida por bulerías y después una guajira maravillosa, bien montada, acompañada de dos buenas guitarras, las de Bolita y Eugenio Iglesias. Pero ya no tuvo medida, si el flamenco es buscarse por dentro esta mujer canta otra cosa. Ocho cantes sin descanso, sin un solo bajo ni una caricia. El compás bien marcado por el Torombo y El Oruco. Cualquiera se atrevía con la pataíta.

Llegó el momento del HOMENAJE A MARÍA JIMÉNEZ y con ella mandando sobre el escenario llegó la emoción contenida que contamos aquí.

Lo de Kiki Morente era sobre todo curiosidad. Arranca con los aires de su padre y por ahí es mejor que no porque no llega. Pero después sorprende, porque este niño se ha criado escuchando cante y sabe lo que hace. Acompañado de la guitarra de David Carmona se atreve con la soleá, el taranto, la seguiriya, los tangos y por bulerías. Cuanto menos lo intenta, pero le faltan facultades. Lo que pasa es que no le van a hacer falta, ahí lo hemos visto luego, en la cumbre de la OTAN.

Y por fin llega la fuerza y el pellizco, en la garganta de María Terremoto. Esta cantaora lo lleva todo dentro y se vacía sobre el escenario. Acompañada de la guitarra de Nono Jero y con las palmas de Manuel Valencia y Cantarote. Es toda emociones y riesgo. Y la noche va subiendo de tono, de gitanería y de compás.

 

Sube al escenario el grupo de Tierra Flamenca, encabezado por las guitarras de Antonio Moya y El Perla, con artistas de distintos territorios. De Jerez nos llega José Méndez con su maestría. Momento importante también con la bailaora Soraya Clavijo. De Chiclana la madre y la hermana de Antonio Reyes, Jarrita Montoya y Remedios Reyes, con mucha fuerza salinera sobre el escenario. De Extremadura, el joven cantaor Juanfra Carrasco que se va buscando su hueco a buen pulso.

Para terminar con la voz de Utrera, la cantaora Mari Peña, que empieza gustando y termina gustando. Con el aire de Utrera le hace su homenaje personal a María Jiménez: “le voy a cantar a mi María la que le gusta a ella” y María que también es flamenca de amaneceres la escucha orgullosa. Solo por eso merece la pena el Potaje, por saber meter a más de mil personas en un patio y por el ambiente familiar y de convivencia que se vive en las mesas. y porque es capaz de provocar momentos únicos que te dejan ganas de más para otros años.

Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.
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